|El ser humano puede soportar las desgracias que son accidentales y llegan de fuera. Pero sufrir por propias culpas, esa es la pesadilla de la vida.|
Sentado sobre aquella silla de rígido metal y apoyando sus codos sobre sus piernas, Norman se siente completamente asqueado y con un enorme sentimiento de culpa sobre los hombros. El sudor perla de su frente incesantemente, lo cual lo lleva a frotar la manga de su camisa repetidas veces por ella.
De no haber contado con aquel apoyo, él habría dejado caer todo su peso muerto hacia el suelo con el constante temblor que ha invadido cada uno de sus músculos. Lo que antes le generaba genuino interés ahora le parece aberrante. Las emociones que florecen de él y lo invaden, lo aturden como un bombardeo constante. No ha tenido tiempo de recuperar la compostura luego de tantos eventos inesperados ocurriendo al mismo tiempo.
Y es que, ante la situación tan alarmante de Emma y la sospechosa conexión que la relaciona con Ray, Norman había actuado de la manera más irracional al interrogar y exigir respuestas del pelinegro. Si no hubiera sido hasta que las violentas convulsiones comenzaron en el delgado cuerpo de la pelirroja recostada sobre su cama, él no habría reaccionado recordando así lo verdaderamente importante: Emma necesitaba atención médica urgente.
En cuanto las convulsiones de Emma se detuvieron, Ray rápidamente limpió su boca y el rastro de los fluidos que ella había expulsado en medio de aquel ataque. Él la cubrió y la cargó con sumo cuidado. A pesar de que Norman rápidamente llamó a urgencias, se quedó parado a un lado estático sin saber cómo reaccionar ante el silencio que los embargó a ambos.
—Mantén la calma, Norman. Emma necesita que actuemos con cabeza fría. A Norman le había parecido que era más fácil decirlo que realmente llevarlo a cabo. No obstante, cuando detectó la mirada cargada de preocupación del otro chico, supo que aquel era posiblemente un discurso que había dado para él mismo en voz alta. Toda su expresión corporal indicaba lo angustiado que lo tenía el verla así.
Su curiosidad solo aumentó.
Pero entonces, Norman pensó de inmediato en los pequeños niños que debían estar esperando el regreso de Emma en casa. Confiándole silenciosamente Emma a Ray, él salió apresurado hasta donde ellos para no dejarles solos. Se veía comprometido a cuidar de ellos ahora que Emma era incapaz de hacerse cargo de sus pequeños. Con una lluvia de interrogantes atacando su cerebro, Norman llegó con dificultad hasta la puerta de su vecina. Aún estaba recuperándose cuando al fin atendieron a su desesperado llamado.
Cuando Phil abrió la puerta, él si apenas se había asomado un poco, pero Norman pudo ver en sus ojos una clara y genuina preocupación.
El pequeño niño había salido con la pequeña pelirroja entre sus brazos, como si hubiera tenido un mal presentimiento de antes. Y cuando le preguntó por Emma, Norman tuvo que hacer un gran esfuerzo para no transmitir y desbocar en él su negatividad y pesimista intuición. Decidió que lo mejor sería no llevarlos con ellos, pues tendrían mayores inconvenientes llevando dos niños tan pequeños con Emma encontrándose en un estado tan delicado.
Regulando su nerviosismo, Norman procuró no exaltarlo innecesariamente. —Necesito que salgas un momento conmigo, Phil. Trae a Carol también.
—¿Le ha sucedido algo a Emma, Norman? Aunque lo sensato habría sido mentirle, Norman conocía de sobra al pequeño. Sabía que no le perdonaría el que le mintiera sobre algo tan importante, así que asintió silenciosamente.
Eligiendo las palabras más adecuadas, prosiguió. —Emma ha tenido una pequeña emergencia, es posible que tarde en regresar a casa. ¿Hay alguien con quien pueda recomendarte, Phil? ¿Alguien de confianza que los cuide bien?
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Pervivencia [Noremma]
Fiksi PenggemarPerdidos, solos, encerrados. Ambos se sienten de esa manera, y sin embargo, frente al mundo dibujan una sonrisa prefabricada. Pretenden llevar una vida perfecta o al menos algo parecido. Y sin embargo, cuando tienen la oportunidad de hallar refugio...