Cazador y presa

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Una especie de versión realista sobre lo que pasaría  en teoría por naturaleza.
*
Se encontraba jadeante, sus impulsos hacían mella en él, estaba usando toda la cordura que tenía para no lanzarse sobre él.

Quería atacarlo, morder su cuello y disfrutar con la sangre que saldría de sus venas, probar su carne que parecía tan tierna y suave, deleitarse con los gritos de desesperación que seguramente dejaría escapar.

Después de mucho tiempo volvía a sentirse como un cazador y tenía a su disposición una presa perfecta.

Espero pacientemente el momento adecuado, ni siquiera se reconocía a sí mismo, dominado por sus impulsos, siendo una total bestia de nuevo, olvidando la humanidad que poseía.

Comenzaba a sentirse ansioso, soñaba con la carne de su víctima entre sus dientes, dejando un reguero de sangre allí donde arrancaba pedazos de carne, sintiendo cada músculo ser desgarrado.

Sintiendo el deleite agónico en su víctima, cómo pronto su cuerpo abandonaría el calor, como la vida huiría de sus ojos.

Pronto el día esperado llegó, caminaba por el bosque en busca de recursos, cuando su agudo olfato rastreo el olor que tanto anhelaba.

Se acercó con sigilo, no tenía una manada para poder acorralar a su presa, pero no era necesario, una presa tan débil será tarea sencilla.

Lo sigue ansioso, dejando que sus más bajos instintos lo dominen, dejando que su naturaleza se apodere una vez más de su cuerpo.

Entonces encuentra el momento adecuado, la zona parece erguirse a su favor, acecha y cuando considera que es seguro salta sobre su presa.

El híbrido conejo se queda atontado por algunos segundos, pero pronto comprende la situación al ver los dilatados ojos del híbrido lobo que se cierne sobre él.

Enseñando los colmillos e incluso algunos hilillos de saliva caen de su mandíbula, intenta quitárselo de encima, pero esta acorralado.

Abre sus fauces y las entierra sin compasión alguna sobre su cuello, el conejo alcanza a esquivar parcialmente el ataque, permitoendo que clave sus feroces colmillos en su hombro.

Gime lastimero, el dolor es insoportable e intenta controlar sus lágrimas, el contrario gruñe mientras ejerce mas presión sobre la herida sangrante, tira hacía arriba, con la intención de devorar la carne.

Pero pronto se retira, gimiendo lastimero mientras intenta ponerse en pie, una puñalada en su costado, sus instintos comienzan a aplacarse, dando paso a la cordura de su parte humana, el conejo lleva su pálido pelaje manchado de sangre, la cuál sigue emanando.

Sostiene en una mano una daga con la que lo apuñaló, esta herido, pero no significa que haya terminado con su presa, el dolor no puede controlar sus impulsos y pronto es dominado por sus instintos salvajes.

Una vez arremete contra el conejo, quien lo esquiva e intenta atacar una vez más con la daga, pero el lobo es ágil, con un increíble control de su cuerpo, logra acorralarlo y nuevamente muerde una parte del conejo.

Es demasiado tarde, el cazador ha logrado su objetivo y la presa ha sido cazada.

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