Toxicidad

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FarfaRich; Toxicidad

Farfadox veía con atención su teléfono, más específicamente el pequeño punto en el mapa que indicaba la ubicación de una persona.

No era de su agrado tener que cubrir prácticamente todo su rostro, pero era un mal necesario, levanto la vista y tal como indicaba el dispositivo, una persona corría con la mano levantada sobre el rostro intentando cubrirse de la lluvia.

Sonrió detrás del cubrebocas, aunque su sonrisa se desvaneció al notar se dirigía al encuentro con un albino, noto como intercambiaban sonrisas y comenzaban a andar bajo el paraguas del más alto.

Tosió y resistió el impulso de llevar la mano a sus labios ahora cubiertos, no debía ver para saber que comenzaba a expurgar aquel líquido violáceo, una mezcla de la corrupción en su interior.

A una distancia prudente comenzó a andar detrás de la pareja, tamborileaba los dedos dentro de sus bolsillos, comenzaba a sentirse ansioso.

No podía oír su conversación, pero aquello le irritaba, había tardado cerca de seis años en encontrar al de cicatrices y no pensaba dejarlo marchar.

Después de caminar alrededor de veinte minutos noto como se detenían en la entrada de un complejo de apartamentos, se detuvo en algunas tiendas aledañas, impaciente de que el albino abandonase al contrario.

Pocos minutos después así lo hizo, espero un poco más y cuando se cercioró de que no volvería inesperadamente opto por entrar al complejo.

Nadie intento detenerlo, puesto que se encontraban ocupados y él había desarrollado grandes habilidades para escabullirse.

Agradeció el haber averiguado el número exacto de piso, así no perdería tiempo, se dirigió al sexto piso y toco la puerta melódicamente, así como había escuchado hacer a Killer en días anteriores.

Se sorprendió a sí mismo de lo fácil que había resultado hacerse con una llave del departamento contiguo, mientras oía la voz dentro comenzó a sentir aquel revoloteo en su estómago, la corrupción en su interior al acecho.

—¿Qué se te ha olvidado ahora, Killer? — La emoción inicial había sido sustituida en su rostro, siendo suplantada por la incredulidad—

—Pelotudo de mierda, no me digas así— Su primer impulso fue soltar un puñetazo que lo hizo retroceder un par de pasos—

Entro en el departamento y cerró la puerta, asegurándose de que tuviese el seguro puesto, la ira rápidamente se mostro en el rostro del contrario.

—¡Que haces aquí! — Exigió saber mientras se erguía, sobrepasando por algunos centímetros al caballero—

—Vine por lo que es mío— Otro puñetazo que fue esquivado, pero se aseguró de empujar con todo su cuerpo, ambos cayendo en el proceso—

Se posicionó encima mientras tomaba con fuerza la mandíbula del contrario, lo veía casi con aburrimiento mientras se quitaba el cubrebocas, disfrutando de la mueca horrorizada que tenía el contrario.

De las comisuras de sus labios desbordaban la corrupción que había en su interior, sonrió al notar como gotas caían en la camiseta del contrario.

Recordó como había enfurecido al entender que el contrario lo había abandonado, destrozo todo cuanto estaba a su alcance e involucrándose en algunas peleas, había dejado comatosos a algunos cuantos.

Rich no había sabido sobrellevar al Caballero de Netherite, aun cuando era quizás más fuerte y con una mente estratega superior se había visto arrollado por la corrupción que presentaba el contrario.

Sus discusiones eran frecuentes y donde antes habrían terminado en un duelo amistoso, ahora parecían enfrentarse a muerte en cada instante, por lo que cansado simplemente lo abandono, asegurándose de borrar todo rastro de sí mismo.

No entendía como había podido encontrarlo, mucho menos seguirlo sin haberlo notado, ni siquiera podía quitárselo de encima por mucho que forcejeara.

No paso por alto el tic nervioso que había surgido en su ojo izquierdo del cual comenzaba a descender aquella corrosiva sustancia.

La sonrisa del caballero se ensanchó y acerco su rostro al del más alto, acaricio cuan suavemente podía las cicatrices que el mismo le había hecho en la comisura de los labios y nunca habían curado.

Comenzó a carcajear mientras envolvía sus manos en el cuello de Rich, aun a pesar de sus esfuerzos y de retorcerse en busca de liberación, no había cedido.

Mantuvo su agarre algunos segundos después de que se hubiese quedado estático, casi con aburrimiento soltó su cuello, que tenía las marcas de sus dedos en él, se aseguró de que aún respiraba y se levantó.

Su espera había valido la pena, no importaba que tan lejos escapara, con quien sea que este, él lo arrancaría y lo llevaría de vuelta.

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