•Historias de Cubitos•

No debía salir así

—No puedes irte— lloraba la pelirroja, mientras presionaba sus manos en la herida sangrante del abdomen de Luh— ¿Me quieres?—

—Siempre te querré— respondió con dificultad, pocos segundos después dejo de responder y su mirada quedó fija en el firmamento—

—No, no ¡NO!— Intentó reanimarlo, pero no funcionaba las lágrimas caían a cascadas, tenía las manos empapadas en sangre— Por favor, por favor, no—

Alzó la mirada, apenas podía ver a través de las lágrimas, pero divisó algunas figuras no demasiado lejos, reconoció el uniforme.

Corrió, no sabía quien era, se aferró a él mientras las lágrimas seguían bajando.

—Por favor, ayúdame, Luh está perdiendo sangre, por favor, por favor—Creyó ver que era Conter, más no era importante—

Conter le intentó calmar y la acompañó, tocó con cuidado el cuerpo de Luh que comenzaba a perder calor, Lili estaba histérica a su lado, con cuidado cerró los ojos de Luh y negó en dirección a la pelirroja.

La pelirroja le miró y comenzó a negar, golpeaba inútilmente el pecho del albino, mientras lloraba, volvió a su labor intentando reanimar el cuerpo.

El albino no sabía que hacer, se le quedó viendo algunos segundos y después salió corriendo en busca de su líder.

La pelirroja estaba ensimismada en su labor, realizaba las compresiones con convicción, estaba absorta en su labor, no notó la presencia de su líder junto al albino hasta que el pinchazo en su cuello la despistó.

Se llevó una mano al cuello, dedicando una furiosa mirada a los contrarios, pero después de algunos minutos cayó inconsciente.

*

Estaba frente a la lápida que rezaba el nombre del rubio, se sentía devastada, las lágrimas habían acabado hace mucho, pero el dolor en su pecho parecía que nunca lo haría.

—Esto no debía salir así— murmuró al aire, mientras re acomodaba por décima vez los ramos que decoraban la lápida— Tú debías salir intacto, ¿Por qué lo hiciste?—

Pues la muerte del chico no había sido planeada, había participado aunque su deserción había sido hace meses, interceptó la trayectoria del disparo, una sola bala, directo al corazón.

Simplemente un pequeño borrador.