• 1[A m o r]

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Amar es darlo todo sin pedir ni esperar.

Me desperté sólo por una cosa, lo mejor que podría darme los buenos días: el brazo de Jungkook alrededor de mi cintura y su pecho calientito actuando como capa protectora en mi espalda

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Me desperté sólo por una cosa, lo mejor que podría darme los buenos días: el brazo de Jungkook alrededor de mi cintura y su pecho calientito actuando como capa protectora en mi espalda. ¿Existía algo mejor que eso?

La consola se había apagado. Era entrada la noche cuando elegimos ver una película en Netflix. Me pregunté quién era capaz en serio de desvelarse por voluntad cuando estábamos en temporada de pruebas, sobre todo si nuestro sistema de estudios estaba basado en las competencias y cualquier desliz podía indicar una mala nota. Ni Jungkook ni yo habíamos suspendido una sola vez, de modo que asistir a clases nos lo tomábamos con bastante seriedad. No éramos los estudiantes prodigio, pero no entrábamos en la categoría de los indeseables. Tampoco éramos los empollones, pero mucha gente nos clasificaba como «la parejita moñas» y lo entendía hasta cierto punto.

No era por presumir, pero el nexo que Jungkook y yo teníamos no lo había visto en nadie más. Después de comenzar a salir en segundo podía casi jurar ahora que la vida nos había hecho como un patrón perfecto. Compartíamos tantas cosas aparte de la dedicación y el esmero por el estudio. Para cualquiera era bastante fácil clasificarnos como necesitados de independencia, pero esto no dejaba de ser un exceso. ¡Si tan sólo supieran todos que éramos más normales de lo que se creía!

Dentro de nuestra supuesta dependencia, teníamos nuestra independencia. Hacíamos nuestras propias actividades incluso sin contarle todos los detalles al otro, respetábamos todas nuestras decisiones y valorábamos todavía más nuestra privacidad, la que él tenía como hombre y yo como mujer.

Pero las explicaciones sobraban porque no se las debíamos a nadie. Nadie tenía que indagar en nuestra relación, aunque miles de críticas se hicieran. Mientras Jungkook y yo nos encontráramos satisfechos con nuestra relación, la opinión del mundo quedaba en segundo plano.

Jungkook continuó dormido o esa fue la impresión que me dio. Entonces sentí que me apretaba a su pecho, como si hubiera entendido que estaba lista para incorporarme, y susurró muy cerca de mi oído con voz ronquísima:

—No quiero que te vayas. Quédate un ratito más.

Todavía no se me salía entera la modorra para estimar qué hora era, pero, teniendo a consideración que no había escuchado la alarma sonar, deduje que aún era muy temprano.

—¿A qué hora tienes la prueba de antropología? —le pregunté.

Jungkook balbuceó lo que supuse un pensamiento a voz alta.

—A las... 10:30 —dijo al fin—. Sí, a esa hora.

—¿Seguro?

—Hum. Tú debes presentarte para la prueba de taller antes de las 9, ¿no?

—Sí.

Me apretó más.

—Es muy temprano aún, tenemos tiempo.

RaméDonde viven las historias. Descúbrelo ahora