Cuando no hay salida, la frustración llega, y esta al final sana.
¿Por qué será que ciertas cosas podrían representarse con colores? Por ejemplo, el mar con el azul, la felicidad con el rosado, el blanco con la paz y el negro con las tinieblas.
Yo consideraba el negro como un mal presagio. Consideraba a la noche como la entrada a una mansión tenebrosa. Me daba miedo que esta llegara. Todas las malas experiencias acaecían cuando la ciudad se sumía en el sopor. Y, con el peor de los miedos, ya no podía fingir la capacidad de que no me importaba. No siempre se encendía la luz en la oscuridad y la oscuridad de Jungkook me estaba consumiendo.
El sentimiento de infelicidad avanzaba sobre nuestras mentes, el suyo por una condición incontrolable y el mío por esperar algo que jamás pasaría. Esto era lo único que nos unía ahora.
Cuando el teléfono sonó y uno de los amigos de Jungkook me dijo que estaban en emergencias por las consecuencias de una riña en una discoteca, todo mi mundo se vino abajo de nuevo. Jungkook me dijo que trataría de no salir de casa, pero qué error creer en él a esas alturas. Él ya no hacía daño a los demás solamente, sino también a sí mismo.
Una persona coherente y con temor de salir más herido, no habría hecho lo que yo hice al conocer la noticia. Mi razón no servía al tratarse de Jungkook y esto me obligó a ir a su socorro, aunque pocos consistieran mis medios para mejorar las cosas.
Tal vez sería la primera vez que Jungkook sentara cabeza y entendiera que sus acciones lo estaban, nos estaban llevando a un punto caótico sin retorno.
Fue muy fácil encontrármelo dentro de la sala de emergencias, sus amigos actuaron de pistas para hallarlo y después de todo mi viaje visual lo vi, reclinado en una camilla, con la mirada ida a cualquier sitio, menos a la realidad, al igual que siempre.
Una vez le pregunté cómo era ser él. Me contestó:
—Es como cuando despiertas por la mañana y te sientas sobre la cama sin ver a ningún punto de verdad y sin sentir nada de verdad. Puede parecer que estás muerto. No hay ninguna emoción. Me siento desconectado de mi entorno. Así es todo el tiempo.
La impresión era exacta. Toda su imagen revelaba una total indiferencia hasta a su propia persona. Los golpes no parecían dolerle o siquiera molestarlo.
Me acerqué despacio a la camilla. Cuando hice notar mi presencia, levantó los ojos, pero no le provoqué nada. Cualquiera pensaría que era una desconocida para él dado el modo en que me vio. Daba hasta la impresión de que no estaba viendo a nadie.
—No tenías por qué venir —dijo con voz apagada.
Ignoré su bienvenida poco amable, como muchas otras veces. Aunque dijera que no me necesitaba, siempre esperaba a por mí, pero esta debilidad no iba a permitírsela.
—¿Cómo te encuentras? —pregunté a cambio, ocupando sitio cerca de él.
Tenía una ceja rota, heridas en los pómulos y los labios partidos, todas las heridas ya curadas. Seguro le habrían hecho sutura. Había, asimismo, manchas de sangre seca en su ropa y un olor fuerte a cigarrillo y alcohol. En resumen, la idónea representación de riña callejera, nada sorprendente. Lo que me sorprendió fue que hubiese accedido a ir al hospital. Acostumbraba a desestimar casi todo tipo de dolor. La gente lo veía como un súper humano, a excepción de mí que conocía el trasfondo de su insensibilidad.
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Ramé
Fanfiction"Cuando el caos y la hermosura se unen" En esta antología, Lisa y Jungkook atravesarán por diversas circunstancias al dejar que sus emociones y sentimientos fluctúen a lo largo de su convivencia como posible pareja sentimental.