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El miedo lo escogió la muerte, pero sin oscuridad no hay luz.

—Estoy muerta, chicas —dijo Jennie antes de que yo lo hiciera, dejó caer una mejilla en el escritorio y suspiró agónicamente—

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—Estoy muerta, chicas —dijo Jennie antes de que yo lo hiciera, dejó caer una mejilla en el escritorio y suspiró agónicamente—. Ya no puedo. Tengo hambre... Quiero estar en mi camita. Extraño a mis perritos. Quiero helado...

Me habría reído, pero no lo hice por dos razones: ya se me había acabado la energía para siquiera sonreír y aquel proyecto en el que estábamos trabajando me estaba poniendo en un estado de histeria real. Tenía los nervios destrozados.

—Igual, Nini —Roseanne recargó la cabeza en uno de sus puños y arrojó el bic con la otra mano sobre su cuaderno a medio escrito—. Faltan diez para las ocho. Hemos durado horas aquí. Y, además, la biblioteca la cerrarán pronto. ¿Qué tal si continuamos mañana?

La propuesta era tentadora, pero ser una empollona como yo tenía sus cosas malas, como no tolerar los contratiempos. Qué terrible me parecía que todos dijeran que la universidad me sería un infierno cuando contaba con un infierno ideal en el bachillerato. A lo mejor se sentía más presión de la normal porque faltaba poco para la graduación.

—Debemos presentar este proyecto la próxima semana —dije hacia Jen que, aunque era una de mis mejores amigas, nunca había sido una alumna muy ejemplar que digamos—. Si lo dejamos aquí, no quiero excusas de tu parte cuando te diga que debemos quedarnos mañana.

Jennie me conocía tanto que supo que le estaba hablando a ella y me miró, enderezándose sobre su sitio. Siempre me había dado igual que me molestara con que era una aburrida y «cerebrito», ahora, estando agrupadas para la realización de ese proyecto, con mayor razón me importaría poco qué opinase sobre que fuera tan estudiosa.

—¿Te crees de verdad que quiero suspender tres materias? —negó, como incrédula por mi falta de fe—. Tienes mi palabra de que me quedaré después de clases hasta que terminemos.

Eso esperaba. Como bien había dicho, no querría suspender tres materias y yo tampoco. El proyecto que estábamos haciendo involucraba notas de 3 asignaturas ya que estas tenían relación entre sí mismas. Como suspendiéramos una, suspenderíamos todas. ¿Qué implicaba esto? Exacto: no graduarnos y recursar las tres materias. Un escenario desolador.

—Necesitamos descansar, Lisa —intervino Jisoo unnie a mi costado derecho—. Confío en que tendremos el tiempo suficiente para terminar el proyecto.

Bueno, si ella lo decía..., las cosas cambiaban.

Kim Jisoo era de lo más confiable para mí, no porque se sumara a mi grupo de mejores amigas, sino porque de verdad inspiraba confianza y tranquilidad. Honestamente, a esas alturas de la noche, había necesitado de su consejo para quitarme la responsabilidad de encima. Muchas veces era una testaruda, pero si Jisoo unnie respaldaba que terminaríamos el proyecto, iba a confiar a ojos cerrados.

RaméDonde viven las historias. Descúbrelo ahora