Capítulo 28

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"Damián tuvo un accidente, para cuando llegaron al hospital no pudieron hacer nada, ya había perdido la vida... mi Damián ya no está, esta muerto"

Frente a la tumba de mi mejor amigo no soy capaz de derramar una sola lagrima aún no puedo asimilar que el ya no está aquí, parece algo surrealista. Pienso en todas las cosas que puede decirle y que ahora no podré, nunca le agradecí por salvar mi vida.

Vanessa llora en el pecho de su padre, no puede mantenerse en pie por ella misma y en más de una ocasión ha caído al piso, junto a ella Santiago consuela a sus tíos, los padres de Damián, ellos hoy deben despedir a uno de sus hijos por segunda vez.

—Vamos—Dereck toma mi brazo para llevarme a nuestro automóvil donde mis padres me esperan para llevarme a algún local de comida.

En el transcurso no puedo hacer otra cosa que no sea jugar con la cajita aterciopelada que guardo en mi bolsillo. Al llegar al local mi madre me anima a comer algo, apenas soy capaz de comer un cuarto del emparedado.

La campanilla del lugar suena indicando la llegada de un nuevo comensal, Vany camina de prisa en mi dirección y al llegar junto a mi solo se deja caer, la envuelvo en un abrazo intentado darle algo de apoyo, ella no dice nada, solo descansa entre mis brazos. Los padres de Damián llegan al lugar media hora después para hablar con Vanessa.

—No quiero comer—Réplica la castaña con su voz quebrada, ella se niega a comer algo, se sigue aferrando a mi con fuerza.

—Solo un poco, por favor—Pido observando su rostro pálido.

Niega.

—Seguramente lo devolveré—Ella despega su rostro de mi pecho, su mirada apunta directamente a los padres de mi mejor amigo—Es lo que le ocurre a las embarazadas.

La madre de Damián es la primera en reaccionar, envuelta en llanto corre a abrazar a la pequeña, me aparto dándoles espacio e intentado aclarar mi mente. Mi madre talla mi espalda, son demasiadas emociones encontradas.

Vanessa esta embarazada y Damián ya no está aquí.

La noche cae, ahora nos encontramos en la casa de Santiago para comenzar con los rezos, Vanessa no quiere estar ahí por lo que me lleva fuera de la casa para que le acompañe. Solos nos sentamos en la banqueta viendo a las perdonas pasar ajenas a nuestro luto.

Me planteo si es buena idea llevar a cabo lo que tengo pensado, ella necesita saberlo, no puedo derrumbarla cuando ya esté estable, no me lo perdonaría a mi mismo.

—Vany—Le llamo mientras saco de mi bolsillo el objeto.

"Supongo que estas aquí para hablar de lo que dejamos pendiente la anterior ocasión".

—Él quería darte esto.

Siento un nudo en mi garganta, con delicadeza coloco la pequeña caja en su mano, ella no duda en buscar en el interior de esta con sus ojos comenzando a humedecerse.

—Dime que no es lo que estoy pensando.

—"Estuvimos hablando de esto últimamente, debí esperar a que me dijeras algo pero vi este anillo y no pude evitar pensar en ella, solo imagine a mi pequeña frambuesa usando este precioso anillo mientras pasamos el resto de nuestra vida juntos"—Cito la palabras de Damián.

Vanessa asiente con lágrimas empañado sus mejillas, le veo llevar la mano a su vientre.

—Evan, él nunca supo que va a ser padre.

—Damián lo sabe, prometió estar siempre ahí.

Mis propias palabras resuenan en mi cabeza, una y otra vez. En la soledad de mi habitación observo en silencio los peluches que adornan gran parte de mi cuarto, mi cuerpo tiembla entero.

"Tendrás una preciosa familia y yo estaré ahí para verlo".

Prometiste verlo hermano—Siento la humedad en mis mejillas—Imagino que ahora debes estar feliz vas a tener un pequeño o una pequeña frambuesita, juro por mi vida cuidar de tu familia.

Ahora soy consciente de cada detalle de la pulsera en mi muñeca, sus colores vibrantes, las formas de corazón hechas por el mismo hilo.

"Quiero que siempre que veas esta pulsera me recuerdes a mi diciendo estas palabras y lo especial e importante que eres".

Te has ido pero has dejado una parte de ti en cada uno de nosotros, no estoy listo para aceptar que no estas aquí tal vez sea porque lo estas, viviendo en cada uno de nosotros, tus enseñanzas nunca las olvidaré, fuiste uno de mis mayores apoyos, lloraste mis derrotas y celebraste mis victorias.

Damián Lowell, no compartimos sangre, pero te considero mi hermano, serás recordado por tu gran corazón y la maravillosa persona que eres, nunca olvidaré tu rostro, no serás olvidado. Desde el cielo cumplirás tu promesa.

Nunca pude decírtelo, pero te agradezco por todo, me levantaste toda las veces que tropecé, me defendiste sin pensar en las consecuencias y salvaste mi vida.

—Espero poder verte, tengo que decirte que ella acepta casarse contigo.

Tras decir la última palabra, me desmoronó, mi llanto se vuelve incontrolable, abrazo mis piernas con fuerza volviéndome un ovillo en mi lugar. La puerta de mi habitación se abre, Dereck camina hasta a mi en silencio y me recuesta en la cama mientras me abraza, susurra cosas alentadoras en mi oído mientras peina mis cabellos.

Los días pasan, intento estar junto a Vanessa la mayor parte del tiempo y ayudar a Santiago a mantenerse fuerte para su familia, Emilio también está en constante movimiento con nosotros, sabe muy bien cuando Santiago está empezando a resentir las cosas.

—¿Te sientes bien?—Amit deja un beso en mi cabeza.

Amit se volvió mi mayor pilar, es quien me ayuda cuando estoy cayendo en ese oscuro círculo de ansiedad, siempre está ahí cuando lo necesito con las palabras correctas para hacerme sentir mejor. Que seamos pareja no significa estar siempre juntos, nosotros somos un ejemplo de ello, en todos este tiempo nunca me he sentido solo o abandono por él apesar de que en ocasiones es complicado vernos.

—Estoy bien—Respondo observando a mi amiga correr al baño por arcadas una vez más—Iré con ella.

Yo cuidaré de tu familia.

Ley De Atracción [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora