Capítulo 4

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La hora que mi mejor amiga encontró para molestarme es las 6:30 a.m.

—Vanessa Morticia Hudsson, más vale que tengas una buen razón para despertarme a estas horas de la madrugada.

—Evan, Evan, Evan—Su voz suena ofuscada.

—Si, así me llamo.

—Tengo un gran problema.

Llevo mi mano libre a la cara, me siento en la orilla de la cama dejando mis pies caer al piso.

—No me digas que volviste a pasarle por encima al gato del vecino, te he dicho que tengas cuidado.

—¡Evan!, no lo digas en voz alta, ese vecino es el que presiento es hacker.

—Muchas películas.

—Si, pero ese no es el tema a tratar ahora.

—Te escucho—Mi voz suena menos irritada de lo que habría querido.

—No voy a poder ir a la gala, necesito que tomes mi lugar.

—Pará mi no es ningún inconveniente, pero la gala es al anochecer y es de madrugada.

—Es para que te prepares, Damián te irá a buscar.

—Espera, ¿Por qué no puedes ir tú?.

Le escucho soltar aire.

—Puede que haya vuelto a atropellar al gato del vecino y también a su sobrino humano.

—Vanessa.

—Por supuesto que no es por eso—Ella carcajea—Eso fue la semana pasada. No podré ir porque necesito terminar un proyecto importante.

—Déjame adivinar, te lo encargaron desde hace más de un mes y no llevas nada hecho.

—Es que se me había olvidado—No respondo nada—Si no te dejo dormir ahora estarás de mal humor, ¿Verdad?.

Un largo silencio.

—Descansa.

—Haz tu trabajo y no te distraigas.

—Suena difícil, lo intentaré.

—Adiós.

No me cuesta trabajo volver a conciliar el sueño.

Al despertar mi reloj marca que son pasadas las dos de la tarde. Me aseo y elijo el traje que llevare a la gala, me veo combinando corbatas y playeras hasta encontrar el adecuado para esta noche.

Estoy acostumbrado a asistir a este tipo de eventos, mi padre es director de una compañía muy importante que fue fundada por mi abuelo materno. Yo continuare con el legado, es por eso que ahora me encuentro estudiando administración de empresas, es algo que me apasiona.

—¿Vas a salir?—Mamá interrumpe en mi cuarto y me encuentra con el traje en manos.

—Si, Vany no podrá asistir a una gala benéfica con Damián, me ha pedido que vaya en su lugar.

—No regreses muy tarde, hoy tengo doble turno y no quiero preocupaciones.

El día es tranquilo y cero atareado, pasó la mayor parte del tiempo charlando con mi abuelo en su despacho. Los días sábados siempre son muy llevaderos en esta casa, podríamos ameritar eso a que solo hay dos miembros de la familia en ella, mi abuelo y yo.

Cerca de la hora acordada me alistó para la ocasión, he elegido un traje negro y una camisa azul rey básica para combinar con la corbata. Siempre me ha gustado usar trajes oscuros, hacen buen juego con mi cabello y ojos. Me observó en el espejo con una sonrisa en el rostro, mi piel blanca contrasta con el traje haciéndola más notoria, el corte del traje me hace ver ligeramente más alto y mi pulcro cabello negro peinado hacia atrás me da un aire de personaje de alguna época antigua.

Damián hace sonar el claxon avisando su llegada, me despido de mi abuelo y la gente de servicio. Al salir el frío golpea mi rostro haciéndome apretar la mandíbula.

—Me haces dudar de mi sexualidad—Es lo primero que dice haciéndome sonreír.

—Tu me haces reafirmar la mía.

El chico carcajea.

Entró al auto, su colonia me impregna por completo por lo que hago una pequeña mueca.

—Buenas noches, guapo acompañante—Damián pone el auto en marcha y enciende su música, no me sorprende que su elección sea algo de Louis Tomlinson.

—Te has bañado en perfume.

—Porque no me he bañado.

Le miró con una ceja alzada, el solo se dedica a cantar. Él y su novia tienen una gran obsesión con ese hombre, le veo hacer un movimiento brusco con el carro y gritar algo al conductor de a lado sin dejar de sentir el ritmo de la música.

—Tengo que consultarte algo.

—Dime.

—Quiero hacer algo especial para mi aniversario con frambuesa.

Frambuesa es el apodo que tiene para Vany.

—¿Qué tienes en mente?. Podrías hacer algo en lo que pueda usar su nuevo vestido, la vi muy ilusionada con lucirlo.

—Estaba pensado en una cena.

—Suena bien.

—No todos lo días se cumplen cuatro años junto a una persona—Da vuelta en una avenida con más fuerza de la necesaria.

Me sujeto con fuerza de los costados,  con mi corazón apunto de salir del pecho y temiendo por mi vida, a él parece no haberle afectado en lo más mínimo, ¿Cómo pude olvidar que maneja como maniático?.

—Y no todos los días le propones matrimonio a alguien.

—Estoy de acuer...—¿Dijo matrimonio?—¿¡Qué!?.

Sus dedos en el volante se ven inquietos, el gira su rostro para mirarme y luego vuelve su atención a la carretera.

—Ya hemos hablado del tema, aún hay cosas que queremos hacer antes de casarnos pero realmente me quiero comprometer con ella, aunque no estoy muy seguro—Tose falsamente—De que—Otra tos—Pues—Una tos falsa más—Ya sabes.

—Me estas mandando a tantear el terreno—Señalo.

—Si quieres verlo así—Se encoge de hombros.

No puedo evitar sentirme feliz por ellos.

—Felicidades.

—Aún no sabemos que dirá.

—Por favor, es Vanessa de quien hablamos. No puede haber una Vanessa sin un Damián.

—Y no puede haber un Damián sin una Vanessa—Responde aparcando el auto.

La noche es entretenida, charlo con personas que he conocido con anterioridad y con la familia de Damián, sus padres son un poco mayores por lo que la sabiduría en sus palabras es algo de admirar.

—Está gente te adora, cuando seas el jefe serás muy respetado.

—Si es que algún día soy jefe—Es algo curioso, nunca he podido visualizar mi futuro.

—Estoy seguro que lo seras, Evan, tu harás cosas mágicas e impresionantes, fuera de este mundo.

—Permiteme dejarlo en duda.

—No te lo permito, tendrás una preciosa familia y yo estará ahí para verlo.

Una persona viene a mi mente y el parece notarlo.

—¿Sabes?, la luna y el sol tardan en encontrarse, pero cundo lo hacen, entiendes porque su encuentro llevó tanto tiempo.

—Es el último vaso que tomas.

Él rueda los ojos, no ha tomado nada, Damián es muy responsable. No le gusta beber y cuando lo hace sabe que no tendrá que conducir. No pude pedir un mejor chico para mi amiga.

—Vamos acompañante, tengo que presumirte.

Nos acercamos a un grupo de personas, Damián me presenta con ellos y yo me desenvuelvo con naturalidad en la platica. Así se hacen los negocios.

Ley De Atracción [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora