6. La carta

8 0 0
                                    

Capítulo 6.

—¡No puede morir! — grito a la pantalla de mi computadora. Esto es lo que odio de The Vampire Diaries, ese miedo de que en cualquier momento puede morir alguno de mis personajes favoritos.

Beck come doritos al otro lado de la pantalla —Lía, es una serie.

Tomo un puñado de palomitas —Cállate, me encariño fácilmente con los personajes.

Beck pone los ojos en blanco —No puedes ponerte a llorar cada vez que matan a tu personaje favorito.

—Soy débil. No puedo evitarlo, ¿Ok?

Las dos estamos recostadas en nuestras respectivas camas, viendo nuestra serie mientras hacemos videollamada. Hace calor así que llevo puesto unos shorts y un top de tirantes rojo sin brassier. No estoy acostumbrada a vestir siempre así, pero no puedo negar que es muy cómodo.

Beck y yo decidimos que mi viaje no sería un impedimento para continuar con nuestros maratones de series. Así que ambas llegamos a un acuerdo, haremos videollamada mientras vemos la serie, para charlar como siempre. No es lo mismo, no es el mismo sentimiento, pero de algo a nada.

Estamos completamente enfocadas al televisor cuando vemos como la tía Jenna muere en uno de los sacrificios de Klaus para convertirse en híbrido —¡Nooooooo! ¡Los odioooo! ¡Ella no merecía morir, y mucho menos de esa forma!

—Y aquí vamos de nuevo— susurro Beck con burla —Ahora agradezco que estes en otro continente.

—¿Cómo pueden hacerme esto? ¿Por qué son tan insensibles? ¿Acaso eh sido una mala persona como para merecer esto?

Beck se acerca a la cámara —En unas semanas lo superaras— me da una sonrisa —Hasta que otro personaje muera.

—Es oficial. No volveré a ver series que tu me recomiendes.

—Siempre dices eso.

Apago el televisor en depresión total y me acomodo frente a la computadora. Estoy inquieta y se perfectamente que no es por la serie. Beck me mira atenta achinando sus ojos. Me da una sonrisa de boca cerrada.

—¿Pasa algo?

—Si.

El ambiente pasa de estar tranquilo y ligero a uno más pesado por alguna extraña razón, no sé como comenzar sin ponerme nerviosa ¿Cómo se lo digo? No quiero verme como una ridícula.

Me muerdo el labio inferior y luego hablo —¿Recuerdas a tu vecino? El canadiense que te gustaba cuando teníamos como 14 años.

—¿Justin? — asentí —Sí ¿Por qué?

Desato la trenza que me había hecho dejando mi desordenado cabello libre —¿Alguna vez lo espiaste? O ¿Llegaste a escuchar algo por accidente?

—Intente meterme a su habitación— sonríe, pero yo no lo hago.

Mi semblante se pone aún más serio —Estoy hablando enserio, Beck.

Voltea los ojos —De acuerdo, lo siento. Ya estoy seria— pone su mano en su barbilla pensando —Creo que sí, un par de veces estaba haciendo tarea o algo así, y pues el estaba en su patio jugando o cuando hacían sus fiestas. Y pues, aunque no quisiera me quedaba observándolo.

—¿No te daba miedo de que el pudiera atraparte?

Beck se encoge de hombros —Tal vez. Pero pues supe que eso era lo más cerca que estaría de él. Así que no me importaba mucho.

—¿Qué hubieras hecho si él se daba cuenta de que lo espiabas? Y que ocupara eso para hacerte pasar vergüenza— pregunto, jugando con mis dedos en el regazo.

93 days of souvenir. (PAUSADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora