OO1 | la segunda estrella.

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—ESTOY COMENZANDO A ABURRIRME, lo imaginé más divertido— Formó una mueca la hija de Aurora en dirección del pirata, llevaban ya dos días en el Jolly Roger junto a sus amigos, sin toparse con nada extraño, y aunque al principio la rubia había chill...

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ESTOY COMENZANDO A ABURRIRME, lo imaginé más divertido— Formó una mueca la hija de Aurora en dirección del pirata, llevaban ya dos días en el Jolly Roger junto a sus amigos, sin toparse con nada extraño, y aunque al principio la rubia había chillado de emoción al ver delfines, y por poder pasar tiempo con Harry, le estaba siendo tedioso el no ver nada más que kilómetros de agua a su alrededor.

El hijo de Garfio sonrió divertido y rodó los ojos, le irritaba a veces la actitud de la princesa, pues tenía un carácter muy explosivo y a veces uno no sabía cómo tratarla, pero a fin de cuentas, la quería. Soltando un suspiro, acarició el hombro de la contraria con la mano en la que no sostenía su Garfio, pues a ella, no le gustaba sentir el metal frío en su piel.

—Lo mejor siempre se hace esperar princesa — respondió con simpleza para luego dirigirse donde Jay, Carlos y Gil, quienes veían divertidos a la peli violeta descompuesta y a su esposo intentando calmarla, oyendo de atrás un quejido de Audrey por llamarla princesa.

No le gustaba, Harry llamaba a todas de esa forma o “muñeca”, y ella no quería ser una más, quería sentirse única, pero sabiendo que al ojiazul le costaba mucho expresarse, intentaba ser comprensiva.

— ¿Ya te dejaron venir? — Lo codeó de forma burlona Jay en cuanto se les unió su anterior rival. Sacando una risita de los otros dos y otra sarcástica de su parte.

Sin embargo, no respondió. Causando que la duda que Carlos tenía en su cabeza de hace días saliera sin permiso.

—Oye, yo veo a Audrey muy encariñada contigo y viceversa, pero si sabes que ella quiere algo más ¿no? — enarcó una ceja.

— Eso, también quiero saber — Habló Gil.

Se rascó el cuello con su garfio y esquivó las miradas atentas de los tres espectadores. Hizo un sonido extraño dando la impresión que le costaba responder la pregunta, claro, que era fingido.

—Si— respondió simplemente, tomando una fresa del cajón de frutas que habían llevado.

—¿Si? ¿No dirás nada más? — lo alentó Jay.

—Ah, no molestes — Arrugó la nariz, viendo como ya todos se reunian al círculo que habían formado también.

Quería a Audrey, pero no le gustaban algunas actitudes de ella, y tampoco la amaba, por lo que sabía, uno para estar con alguien debía aceptar todos sus defectos y el, habían veces que no soportaba para nada a la rubia, deseando que se alejara hasta que se calme.

—Hey Romeo, baja de las nubes, te estoy hablando — chasqueó los dedos frente a sus ojos Uma.

—Lejos de ser Romeo— la apuntó con su Garfio agrandando sus ojos.

— Si si, como sea ¿me has oído? Estoy aburrida, creo que mañana deberíamos hacer algo, o se tirarán al agua — apuntó a unos pocos piratas de su tripulación que los habían acompañado, se veían realmente aburridos, tocando algunos instrumentos de forma lenta y deprimente.

—Están aburridos ahora ¿Por qué hacer algo mañana? — Uma apuntó a Mal en respuesta, quien se encontraba muy mareada. Harry asintió comprendiendo.

—Bien, les diré que hagamos un baile o algo así por la noche de mañana— se levantó de su lado y después de desacomodar el sombrero de su amigo, se retiró.

Uma estaba preocupada, algo pasaba con Harry, estaba mucho menos cínico que de costumbre los últimos días, y eso era extremadamente raro.

Y no era solo imaginación de ella, lo cierto era que él se sentía extraño, como si le faltase algo y estaba más que seguro que no era solo diversión, pero entonces ¿qué faltaba?

Después de una tarde más entretenida que las últimas dos, haciendo competencias con los muchachos, unos pocos besos con Audrey y risas con Uma, el cielo oscureció, y el ambiente de volvió frío, indicando la llegada de la noche.

Harry dió mil vueltas en la cama que antes le perteneció a su padre, pero no podía dormir, rendido, se dedicó a velar el sueño de sus amigos, mirando con detenimiento la tranquilidad que emanaba de sus cuerpos.

Años antes probablemente se hubiesen matado entre ellos si no dormían con un ojo abierto.

Horas después, fue la brillante luz de la Luna entrando por la pequeña ventana lo que llamó su atención, intentando no despertar a nadie, se levantó y salió de la habitación.

Fuera de esta, se deleitó por la luz de la Luna que iluminaba todo el barco en un cielo completamente despejado de nubes y repleto de estrellas, casi en el centro.

Se acercó a unos de los bordes, se sentía lleno de paz, con el único sonido a su alrededor siendo las olas del agua correr kilómetros y kilómetros.

Definitivamente, esto era lo que amaba, en tan solo dos días, se había enamorado por completo de lo que era el mar, el océano y la brisa húmeda que golpeaba en su cara.

Y la luna, se veía tan bella, tan clara. Era hermosa tanto en el cielo como en el reflejo del agua, donde ahora Harry mantenía la vista fija, hipnotizado por aquella esfera blanca.

Cerró los ojos un momento, disfrutando de aquel momento donde se sentía libre, en paz y felíz. Queriendo seguir apreciando la belleza que le otorgaba la luna, volvió a fijar su mirada en el agua, recargando su peso en la madera.

La atención que prestaba a la Luna fué arrebatada por dos grandes destellos un poco más a la derecha de esta, él levantó su mirada al cielo, a aquellas dos estrellas que parecían querer opacar la belleza de la Luna.

A los ojos de Harry, lo habían conseguido, quedando estático por los faroles encima de él, contemplando uno en especial, que parecía destellar los colores de un arcoiris.

No sabía cuanto tiempo estuvo en esa posición, con la mirada en el cielo, se sentía atrapado, pero le gustaba la sensación, y a los segundos un extraño sonido hizo que se adentrará aún más en su ensimismado estado.

El sonido fué aclarandose, al mismo tiempo que la estrella parecía iluminar más, hasta que Harry pudo sentir su corazón latir con fuerza y sus manos temblar ante el canto que había aparecido entre el sonido anterior.

La voz que oía en ese instante, era más hermosa que cualquier melodía que antes había presenciado, no quería dejar de oírla, era cautivadora.

Sin percatarse de su alrededor y olvidando por completo el tiempo, siguió en su observación, con alguien haciendole compañía, o mejor dicho, una sombra.

Mientras la Luna se posicionaba en medio del cielo.

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❝ Ocean Eyes ❞ | Harry HookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora