No pude escapar de la invitación del pelinegro, dijo que tenía entradas para ir a un partido de fútbol y podía ir con "mi novio". Porque él solo necesitaba decir que yo había aceptado y todo sería creíble. Faltaba la parte del plan que yo misma inventé.
Pasaban los días y yo aún no resolvía nada.
Usar a Dylan como coartada fue mi primera opción, pero las cosas para él últimamente estaban siendo difíciles. Y como mal hábito heredado, cuando se acercaban las fechas dónde recordar dolía, él sólo se alejaba. Varias veces traté de convencerlo, jamás conseguí un avance. Así que simplemente le doy su espacio, nos comunicamos unas cuantas veces por semana.
Consideraba que eso no fragmentaba nuestra amistad, porque fue su deseo hacerme saber que quería permanecer lejos solo por un corto lapso de tiempo.
Hoy mi hermana y yo salimos de compras, hace poco nuestra relación fraternal mejoró por completo. Las opiniones divididas nos alejaron por mucho tiempo, así que tratábamos de recuperar lo que alguna vez perdimos. No compré demasiadas cosas, de hecho fueron solo un par. Un suéter y un pequeño bolso en descuento.
Gastar dinero de forma innecesaria me resultaba poco lógico, claro que alguna vez lo desperdicié en una inversión compulsiva. Como una ocasión donde pagué por un disfraz de elefante. No trataré de defenderme, fue algo irracional y estoy consiente.
—¿Andas por Saturno? Tu celular está sonando y no te enteras. —Margoth me saca de la burla mental que estaba a punto de hacerme.
Le devuelvo una mirada extrañada al notar que es un número que no está registrado en mi lista de contactos. Me aparto un poco de ella y decido contestar.
—¿Hola? —respondo insegura.
—Pero que gran ofensa que no tengas mi número guardado, ¡Creí que era tu favorito! —oh, gran rey de los dramas.
—Juan Pablo, ¿Tú... —camino de un lado para otro contando los pasos.
—Ahora mismo no puedo hablar, pero necesito un favor —bien, admito que no esperaba ni su llamada ni su petición. —Hay algo en la puerta fuera de tu departamento, debes recibirlo de inmediato. Fue enviado directamente para ti.
—No estoy allá, vine de compras.
—Entonces llega volando. Tic toc, el tiempo se acaba. —finaliza la llamada.
¿Acaso cree que soy una niña de diez años que no tiene responsabilidades serias cómo para ir a hacer lo que él dice? Podría ignorarlo, exigir una explicación convincente. ¿Cómo llamaba de pronto para darme una orden?
—Margo debo irme, surgió algo. —la envuelvo en un abrazo lleno de cariño y camino hacia la entrada para esperar un taxi e ir directo a casa.
Asi de fácil me manipulan.
Algún día me pagarás todos los males que me haz hecho Juan Pablo Villamil, nunca olvido.
Recogí las bolsas de los asientos traseros y extendí mi tarjeta de crédito para pagar la tarifa al conductor. Frente al umbral no había objeto alguno esperando por mi. Reprimo cualquier insulto que se forma en mi mente. ¿Y si lo hizo para bromear? Coloco la llave para abrir la puerta, pero antes de entrar una voz me detiene.
—Sabía que vendrías. —cierro los ojos con fuerza y me volteo lentamente torciendo el gesto.
Creído, creído, creído.
—¿Qué haces aquí? —no trato de ocultar la sorpresa en mi voz, ni de lejos.
—Yo también te extrañé. —imita mi tono en forma de reclamo.
ESTÁS LEYENDO
Punto y Aparte © (Juan Pablo Villamil)
FanfictionEn algún lugar de Madrid, una chica lucha contra sus propios temores y el peso de vivir cumpliendo los deseos y expectativas de sus reconocidos padres. Tiene todo lo que una persona de veintiún años podría desear, sin embargo carece de vivencias. Es...