Trece meses después.
Todos corrían como locos alrededor, algunos con zapatillas en mano, otros con ramos de bellas flores. Podía observar lo angustiados que lucían. Cuanta razón tenían al decir que durante los preparativos todo es color de rosa, pero el propio día de la celebración es una pesadilla para todos los organizadores. Sentía algo de pesar por ellos, aunque ese era su trabajo.¡Qué locura!
Preparar al novio y la novia en el día más importante para ambos.
Hablando del novio, ese aún no aparecía, sabía de antemano que los nervios los tenía él. Tenía mi opinión al respecto, por el momento esperaría a que mi turno llegara. ¿Y sí al final se arrepintió y escapó? Podría existir la versión de novio fugitivo. Eso significaría que horas de peinado y medidas no servirían para nada.
-¡El príncipe encantador ha llegado! -anuncian en la entrada de la habitación donde me ayudaban a arreglar todos los detalles del vestido.
Las puertas se abren de par en par, a un paso lento y dramático se acerca el apuesto chico, con un traje completamente negro, su cabello perfectamente acomodado y un pequeño arreglo floral que colgaba de su bolsillo. Me mira y sonríe.
-¿Cómo está la mejor amiga del mundo?
Lo observo de mal modo.
-Desde hace dos semanas estoy yendo para probarme quince vestidos diferentes. Llevo cuatro horas aquí -susurro para que los demás no escuchen y crean que soy desagradecida -, deberás conseguir otra dama de honor porque creo que moriré asfixiada.
La primer señal de vida que Dylan dio una vez que volvió a Chicago fue para invitarme a su boda, hace dos meses. Pasé tantos meses pensando en su paradero, algunas noches volvía a llorar pensando en cosas que pudieron sucederle. Así que aquí estamos, aguantando cosas horribles con tal de complacer el pedido de su amada sobre los colores sincronizados que deberían usar las damas de la boda para que todo contrastara con la temática. Su nombre es Marie-Ann Stewart. Es posiblemente la persona más amable y simpática que he conocido durante mi instancia aquí. Es en extremo hermosa. Son la pareja perfecta. De eso no hay duda. Tan solo escuchar su nombre y ver su apariencia son dos motivos suficientes para pensar que es alguna celebridad.
Se conocieron desde su llegada, compartían pasillo en el edifico donde viven. Ella terminaba de estudiar derecho en la Universidad, mientras Dylan trabajaba en una prestigiosa empresa de construcción como ingeniero civil. Según mi amigo, fue amor a primera vista. Con altos y bajos en el camino, pero tenían claro a dónde querían llegar, -después de rogarme mucho, acepté-. Esa fue la conclusión de ese tonto al terminar de contar la historia.
-Siento que en cualquier momento mojaré mis pantalones. Los nervios me consumen. -dice angustiado.
No tenía la más remota idea de qué decir, ni siquiera había asistido a otra boda antes, así que solo pude mirarlo con ternura, indicando que podría lograrlo y todo saldría bien.
Los últimos retoques por fin llegaron a su fin, ahora caminaba tomando el brazo de algún amigo invitado por la novia. Ocupamos la primera fila de los lugares reservados para los asistentes. Un abogado es quien lee los votos, antes de terminar la declaración pública del amor incondicional entre dos personas, observo a Dylan derramar lágrimas silenciosas.
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Punto y Aparte © (Juan Pablo Villamil)
FanficEn algún lugar de Madrid, una chica lucha contra sus propios temores y el peso de vivir cumpliendo los deseos y expectativas de sus reconocidos padres. Tiene todo lo que una persona de veintiún años podría desear, sin embargo carece de vivencias. Es...