CAPÍTULO 3

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Wang Yibo, se había quedado profundamente dormido sobre el suelo, con la cabeza apoyada en el borde del sillón donde Xiao Zhan descansaba.

No esperó despertarse por un tirón de oreja de su abuelita Nainai, quién lo castigó de inmediato al encontrar la librería cerrada y toda revuelta por el viento.

El menor restregaba sus ojos aún somnolientos, luego de un par de bostezos, estiró con pereza su adormecido cuerpo entumecido, debido a la incómoda posición en la que se había quedado dormido.

Rápidamente, buscó con la mirada al hombre de bonita sonrisa que últimamente sólo le causaba dolores de cabeza. No halló rastro del hermoso malagradecido, ¿cómo iba a justificarse sin testigos ante la furiosa ancianita?, prefirió guardar silencio y aceptar el castigo por su supuesta desobediencia ante los ojos de aquella mujer.

-Entrégame la llave de tú motocicleta -ordenó su abuela, extendiendo la palma de su mano.

-¿Ah? -frunció el ceño confundido-. P-Pero... no fue mi culpa, abuela.

-¡Ahora, Bǎobǎo! -insistió.

-¡Está bien! -resongó haciendo un mohín y caminando pesadamente hasta depositar la llave del vehículo sobre la suave mano de su abuela-. ¡Pero te juro que no he sido yo! -protestó subiendo las escaleras.

-¡Bǎobǎo! -gritó Nainai.

-¿Ahora qué sucede?

-¿A dónde crees que vas? -preguntó colocando ambas manos en su cintura y golpeando uno de sus pies contra el suelo como clara muestra de enojo.

-Tengo hambre. Ya es hora de cenar ¿No?

-¿Y quién piensas que va a acomodar todo el desorden?

-¡Agggh! -bajó rápidamente protestando- Ese idiota no fue capaz de cerrar la puerta -murmuro enojado.

-¡Deja de maldecir!

-P-Pero...

-¡No más lamentaciones y más acciones! -picó uno de sus abultados cachetes-. Mientras tú termines aquí, iré a preparar la cena -suavizó la voz mientras se dirigió a las escaleras.

-Está bien -contestó con tono de frustración.

-¡Ah, Bǎobǎo! -mirando hacía el castaño-.¿Te ha gustado el regalo?

-¿Qué regalo? No he visto nada que me agrade -preguntó levantando los papeles que estaban nuevamente regados por el suelo, luego pensó mientras recordaba a Xiao Zhan: aunque sea un sujeto desagradable, me gustó sentirlo envuelto entre mis brazos por un momento.

-¡Sí serás despistado, Bǎobǎo! -exclamó apuntando el mostrador de madera con su dedo índice-, ¡De aquí lo estoy viendo!

-¡Yo no veo nada, Nainai! -observando toda la extensa superficie.

-¡El libro, Bǎobǎo!

-¿Ese libro feo y arruinado? -lo miró con desagrado.

-¿No eras tú el que se lamentaba por haber arruinado uno de los ejemplares de un cliente de mi Jiějiě? -sonrió al ver el rostro sorprendido del menor.

-¿En serio, Nainai? -corrió sin importarle tirar las pocas cosas que había recogído y tomó el deteriorado ejemplar con ambas manos -. ¿Dónde lo conseguíste? -abrió el libro, observándolo con admiración-, ¡Eres la mejor abuela del mundo! -exclamó fascinado.

-Qué adulador eres cuando te conviene, Bǎobǎo -sonreía-. Acabas de decir que era un libro feo y arruinado -ella cambió su semblante a uno más serio-. Era de tú madre... Tú padre se lo trajo de Corea -suspiró recordando-. Ahora te pertenece... Piensa muy bien que hacer con él, pues, según me has contado, ahora sólo quedan dos por un niño distraído -Nainai movió su cabeza de derecha a izquierda, negando que su nieto no le había prestado atención y finalmente, subió las escaleras para ir a la cocina y preparar la cena.

The time traveler [Yizhan]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora