CAPÍTULO 10

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El tiempo siguió transcurriendo con total normalidad para la pareja que se había adaptado completamente a la nueva rutina.

Xiao Zhan ya no trabajaba como director pero se hizo cargo de la librería Gusu hasta que Nainai volviera a su hogar. Lamentablemente, su estado de salud era el mismo que hace unos meses cuando todo ocurrió.

El lado positivo de los acontecimientos para Wang Yibo, fue que su conejito se había mudado a su casa. Cuando no cursaba sus estudios o trabajaba en la cafetería de su Tía Mei, podían pasar momentos agradables en compañía del otro.

Wang Hao Xuan no había reaparecido, todos llegaron a la conclusión de que el señor Wang lo trasladó a otro centro educacional por el supuesto atentado que sufrió su primogénito.

Ahora, ambos se encontraban en aquel lugar dónde se conocieron por primera vez, sentados en la mesa preferida del pelinegro que sonreía dulcemente mientras observaba cómo el menor se quedó dormido, apoyando su cabeza en su antebrazo.

Comprendía el cansancio físico y mental de su pareja entre el estudio, su trabajo y las constantes visitas al hospital dónde su abuela seguía internada.

Con todas esas responsabilidades a cargo, el menor también dedicaba el tiempo restante a ayudarlo con la librería, las tareas del hogar y con la lectura del libro que le había obsequiado.

Xiao Zhan se negaba rotundamente, pero no había poder sobrehumano que pudiera doblegar la voluntad de Wang Yibo, más cuando se trataba de su adorado ex director.

-Yibo -acariciando el pelo del castaño-, vamos a casa...

-Mmm... -se levantó de golpe, restregando sus ojos con ambas manos-. Perdón, conejito, me dormí -sonrió tomando su mano-. Anoche, estudié hasta tarde, mañana tú amigo tomará un exámen y me recalcó que no le importaba los lazos familiares que tuviéramos -haciendo un leve puchero con sus labios.

-Mi Gege es un tanto exigente con sus alumnos -sonrió al recordar el tiempo que estudiaban juntos-, pero lo hace por tú bien -acariciando con su pulgar la mano del menor-, también lo es con tú primo, no lo tomes cómo algo personal...

-Te creo -depositando un beso en la mano del mayor-. Terminemos este capítulo y nos vamos -acomodaba varios mechones de cabello detrás de su oreja-. Desearía no haber arruinado tú libro, así no tendríamos que estar batallando con este idioma -protestaba bostezando.

-¡Hey! ¿Te estás quejando de nuestras citas? -frunciendo su ceño-. Dejaré pasar tú pésimo comentario porque recién te despiertas y te vuelves gruñón.

-¿Qué dije? -preguntó aún adormilado.

-Pareces un León -reía peinando con sus dedos el mechón de cabello que tapaba la vista del menor-. Mejor dicho, un pequeño y gruñón cachorro de león.

-No te burles -haciendo un mohín-. Con todo lo que ha pasado últimamente, no tuve tiempo de cortarlo.

-¡No lo hagas! -picó su nariz-, me gusta como te queda -trató de suavizar el ambiente, Wang Yibo no era la persona más amable del mundo cuando interrumpían su descanso.

-¡Mientes! -apuntándolo con el dedo índice-. Entonces, ¿por qué te ríes?

-Ahora el León está rugiendo -agarró uno de sus cachetes pero quitó su mano rápidamente cuando el menor lo mordió.

-¡Quiero comer un conejito molesto!

-¡Auch! eso me dolió mucho -sobando su mano exageradamente ya que solo fue una leve mordida.

Wang Yibo se levantó de su asiento y rodeó con sus brazos a Xiao Zhan, sabía que estaba exagerando pero no iba a perder la oportunidad de mimarlo, dejándole varios besos en su mejilla y a lo largo de su cuello.

The time traveler [Yizhan]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora