CAPÍTULO 6

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Wang Yibo estaba realmente sorprendido, confundido, mareado.

Parecía que él había ingerido aquella sustancia ilícita la noche anterior, y ahora, se encontraba alucinando con los restos de la droga que seguían causando estragos en su organismo.

Se aferró con más fuerza al delgado cuerpo del mayor aún dormido sobre pecho.

Su mirada estaba fija en la extraña figura femenina parada a unos pocos metros de la cama donde ambos descansaban.

¿Quién era?¿Por qué estaba en su hogar?¿Por qué sonreía de forma amena mientras esperaba que él pronunciara alguna palabra?

Era una joven muy bella, parecía una modelo o actriz de algún K-drama, con hermosos rasgos extranjeros que una persona no pudiese olvidar haberla visto aunque sea una sola vez en su vida, pero no era un dato relevante en ese momento.

Lo más importante para Wang Yibo era responder las inquietudes que daban vueltas por su cabeza: ¿Cómo llegó a su recámara si estaban en la casa del director Xiao Zhan?¿Cómo esa joven terminó en la misma habitación?

Sus pensamientos fueron interrumpidos cuando aquella mujer caminó hasta los pies de la cama y se sentó sobre ella, cruzando sus largas piernas. Mirándolo fijamente, pronunció un par de palabras en su mismo idioma, tomándolo por sorpresa.

Anteriormente, había reconocido su saludo en coreano, recordando el tiempo de sus padres en dicho país y las enseñanzas aprendidas de esa hermosa cultura.

-No tengas miedo -le dijo, dándole un suave apretón a los dedos de sus pies, Yibo dobló sus piernas, de forma automática, en un intento involuntario de alejarse de ella.

-¿También hablas Chino? -murmuró confundido.

-Pensé que no habías comprendido mi saludo en coreano -ella sonrió-, aprendí varios idiomas a través del tiempo...

-¿Quién eres? -preguntó aún a la defensiva. No tenía pensado bajar la guardia ante ella.

-Mis amigos me decían Suzy... puedes llamarme así -extendiendo su mano, presentándose cordialmente-. Pero mi verdadero nombre es Bae Su-Ji.

-¿Eres invitada de mi Nana? -respondió el saludo dando un leve apretón-. Yo no te conozco.

Podía haber una extraña conexión con algún amigo o familiar lejano surcoreano, tenía que surgir alguna maldita coincidencia para este confuso encuentro, pensó el menor.

-Mmm -se paró con un salto de la cama y empezó a caminar en círculos por la habitación -. Cómo explicártelo sin que lo tomes mal -juntó sus manos y al separarlas un objeto apareció entre ambas de forma espontánea-. Ahora soy tú... -dudó sobre qué puesto atribuirse-. ¿Amiga, compañera, asistente? Cómo prefieras llamarme... Mientras tanto, tendrás que acostumbrarte a mi hermosa presencia hasta que se nos acabe el tiempo de estar juntos.

-¿¡Có-Cómo hi-ciste eso!? -gritó agitado, señalando el libro que reposaba sobre sus finas manos ¿Acaso era una hechicera?

-Porque es de mi autoría -con un leve movimiento lo hizo desaparecer y aparecer sobre las piernas del menor-. Y ahora te pertenece a tí, aunque se lo hayas regalado a él -señaló con un gesto al pelinegro que seguía en el país de los sueños.

El castaño se exaltó al sentir el ejemplar caer sobre su regazo y lo pateó, tirándole al suelo, sin importar que esta edición resultara dañada como su otra versión en chino.

Su movimiento fue tan brusco que sacudió también el cuerpo de Xiao Zhan, quién lo miraba somnoliento con sus pequeños ojos entrecerrados, sobresaltado al despertar de un solo golpe.

The time traveler [Yizhan]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora