CAPÍTULO 8

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Xiao Zhan despertó sufriendo una fuerte migraña, consecuencia de los acontecimientos ocurridos la noche del festival.

Su cuerpo se sentía débil, pesado y entumecido, apenas pudo abrir sus ojos para observar la luz del sol que entraba por la ventana de su cuarto.

Sus sentidos empezaban a funcionar poco a poco. Sonrió al ver junto al libro, un vaso de agua y una pastilla para el dolor de cabeza, la cuál no dudó ni por un segundo en llevársela a la boca para aliviar sus síntomas.

Suspiró profundamente, volviendo a recostarse, cubrió con su antebrazo sus ojos oscuros para tratar de concentrarse y recordar los sucesos vividos.

Recuerda con detalle cada momento hasta el punto de ser arrastrado por Wang Hao Xuan a un lugar alejado de la celebración.

Cierra sus párpados y tuerce sus labios en señal de nerviosismo y decepción.

Se supone que un hombre de su edad con un cargo como director de un establecimiento educativo no podía caer en un truco tan sucio y cobarde de un estudiante.

Traga saliva nervioso, aunque se esfuerza en traer más recuerdos a su confundida cabeza, sólo hay voces distorsionadas e imágenes de la misma calidad.

Se sienta de golpe cuando escucha como la puerta del cuarto de baño de su habitación se abre inesperadamente.

Parece que su mandíbula se despegará de su rostro al ver a la joven y desnuda figura masculina pasearse por delante de él, sólo cubierta por una de sus toallas.

Siente un calor repentino en sus pómulos y en las puntas de sus orejas.

El menor tiene el rostro oculto detrás de la toalla de mano que antes quitaba el exceso de agua de su cabello y eso le impide ver que el director se encuentra observando boquiabierto cada uno de sus movimientos.

¿Acaso son chupetones esas marcas que adornan el cuello de Wang Yibo? -se pregunta el mayor, abanicándose el rostro con una de sus manos.

-¡Wang Yibo! -gritó agitado cuando notó que el menor estaba apunto de retirar la única tela que cubría su cuerpo.

-¡Conejito! -corrió rápido y tomó asiento a su lado, palpando su frente y el resto de su rostro, verificando que no tenía temperatura-. ¡Estás despierto! -sonrió-.¿Cómo te sientes? -acariciaba suavemente con preocupación una de las mejillas sonrojadas de Xiao Zhan.

-Mmm... creo que bien... -respondió, desviando su mirada a cualquier punto de la habitación que no sea el cuerpo aún descubierto o el rostro del menor, que por alguna extraña razón, lo ponían nervioso-.¿Tú me has traído hasta aquí?

-Sí, Conejito... Zou Cheng me alertó sobre el raro comportamiento del mal nacido de Hao Xuan -tomó su rostro con ambas manos para que sus miradas se encontraran-, jamás permitiré que vuelva a poner una de sus sucias manos encima de tí -juró mientras sus pulgares acariciaban el  rostro del director, luego depositó un casto beso sobre sus labios-. Se atrevió a drogarte, habiendo tanta gente presente en esa fiesta y solo una persona estuvo en alerta -se quejó, mordiendo su labio inferior con fuerza y desvío su mirada cargada de impotencia-. No quiero imaginar que hubiera sucedido si tardaba unos minutos en lleg...

-¡Gracias! -dejó al menor sin habla cuando envolvió ambos brazos alrededor de su cuello, recostando la cabeza sobre uno de sus hombros, aspirando el suave y fresco aroma de su cuerpo recién salido de la ducha.

-¡De nada, mi  Conejito! -sonrió mientras enredaba los dedos en los cabellos del mayor, brindándole reconfortantes caricias-, sólo yo puedo tocarte -lo pegó aún más junto a su pecho-. Tú eres solo mío...¿me escuchaste?

The time traveler [Yizhan]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora