—Taeyong —susurró Ten, el mayor estaba dormido a su lado, pero no quería despertarlo, pero por otra parte se sentía muy solo—, creo que me estoy cansando de todo.
—¿De todo? —la voz le tomo por sorpresa—, ¿de mí?
—No, de... todo —repitió el tailandés—, quiero poder vivir ignorante, como antes.
—Sigues siendo muy ignorante Ten.
Los dos rieron bajito, mientras Chittaphon solo pensaba en como se dejaba conquistar por el coreano que estaba a su lado.
—¿Sabes algo? —preguntó el menor—, creo que estar aquí contigo no es tan malo.
—¿Cómo iba a ser malo? Si estas conmigo...
Ten se dio la vuelta para quedar de frente con Taeyong, no le distinguía el rostro, pero sabía que estaba ahí. Intentó acariciarle la mejilla, pero un quejido salió de la boca del contrario.
—Ese es mi ojo.
Ambos rieron, pero la habitación quedo en silencio nuevamente.
Taeyong había estado pensando seriamente en dejar que Ten volviera a su vida normal, porque si es que lo amaba tenía que dejarlo ir. Pero parecía que el secuestrado no quería irse. Y eso le había convencido de que quería ir a China con él, pero no sabía si Chittaphon aceptaría... Escapar, los dos juntos... Como en un libro o en una película.
El asesino le iba a invitar formalmente a escapar, pero escuchó la respiración del tailandés volverse más pesada y luego el silencio fue acompañado con ronquidos del menor.
—Buenas noches Ten...
(...)
—Buenos días Ten —sonrió el mayor entrando con el desayuno para ambos—, ven. Comamos.
Comieron entre algunas risas y anécdotas por parte de los dos, pero lo serio vino cuando la comida se acabo.
—Chittaphon, ven conmigo a China —dijo el mayor—, tengo algunos amigos haya que nos ayudaran a llevar una vida casi normal...
—Y-yo... ¿me estas dando opciones?
—Sí, puedes quedarte, te dejare libre... o puedes venir conmigo.
Lo pensó por un buen momento, quería estar con su madre... pero el idiota de su padre estaba ahí... El tailandés sabía lo que tenía que hacer y lo dijo sin dudar.
—Voy contigo.