04 || ¿Cuál manada?

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Luego de tratar de convencer a su mamá, de que lo escuchó no tenía porque contarselo a su madre, Kailani pudo estar más tranquila.

La joven pelirroja no volvió a hablar con su amiga, no quería ser descubierta de nuevo y menos por su madre Alfa, ella era más pegada a su tío Tony, si se llegaba a enterar, lo más probable es que le dijera a su tío y todo se saliera de control.

El día en su casa transcurrió con normalidad, excepto por la llegada de su primo Jason, hijo de sus tíos Thor y Quill. Su visita fue extraña ya que no suele venir con frecuencia, al menos que uno de sus padres también se encuentre en la Tierra.

—¿Cuándo vamos a comer? —se quejó Astrid.

Hace más de dos minutos que la llamaron para la comida y aún no está lista, eso es algo que molesta demasiado a la pequeña Alfa.

—Dejate de quejarte, Trid —Kailani le arrojó un bola de papel, sólo hizo enoja más a su hermana.

Jason observaba la escena divertido, siempre que venía, parecía que las ganas de matarse entre ellas aumentaba con el pasar del tiempo.

—¡Voy a meterte esta bola por el culo! —gruñó la joven Alfa.

Se lanzó sobre la pelirroja, ambas terminaron tiradas en el suelo estirando el cabello de la otra, mientras daban vueltas.

—¡¿Qué está pasando aquí, devushki*?! —preguntó Natasha al entrar, si bien no era algo extraño, a veces era demasiado cansado verlas pelear todo el tiempo.

De inmediato se separaron y trataron de arreglar sus ropas.

—Nada —respondieron al unísono.

Romanoff negó.

—Hola, Jason, lamento que hayas visto eso —saludó y dejó sus cosas sobre el sillón.

—¿Bromea? Es como estar en casa —rió, la pelirroja también.

Después se dirigió a la cocina para saludar a su dulce y tierna esposa, con un sonoro beso en la mejilla.

—¿Cómo te fue? —cuestionó Carol al ver la cara de su Alfa.

—Sin noticias, como siempre —suspiró rodeando la cintura de la rubia, colocando su rostro en el cuello de su Omega para aspirar el tranquilizador aroma que desprende.

—Es una pena, pero sus motivos tendrá —Carol frunció el ceño, sabía que Nat no lo entendería, pero ella estaba de lado de Steve.

Unos minutos después de la llegada de la espía, por fin todos se dispusieron a comer. Una vez las aguas calamadas, la Alfa decidió jugar su siguiente carta.
Carta que involucra a sus hijas, no es algo de lo qué esté orgullosa, pero necesita respuestas antes de que el tiempo acabe.

—Niñas, ustedes son amigas de Sarah, ¿alguna habló con ella en estos días? —las observaba fijamente a los ojos, sabía perfectamente cuando le mentían.

—Kailani, de hecho sabe dónde está ahora, escuché cuando le dijo a mami —delató la rubia.

Lo primero que Kailani pensó, fue en entrar en pánico, pero sabía que sería descubierta con facilidad. Así que conservó la calma y miró a su madre.

—Eso no es cierto, Astrid miente —habló con seguridad, cuidó que su voz no temblara.

—Yo nunca miento —se defendió la otra.

—Siempre mientes sobre tus calificaciones y los deberes —atacó nuevamente la Omega.

—Te vas a arrepentir —bufó Astrid.

Jason quedó impresionado con la facilidad que Kailani tumbó a la rubia de la silla.

—Creo que sus hijas se mataran entre ellas, tía —bromeó ante lo evidente.

—No es novedad, fueron entrenadas por la mejor, por mi Alfa —dijo orgullosa.

—Apuesto diez a Kailani —comentó con un poco de malicia en su mirada.

—Astrid tiene mejor técnica —habló Natasha—. ¿Tú qué dices, Carol? —

—Yo digo que ambas van a recoger todo y a lavar la ropa por toda un mes, si no dejan de pelear, ¡ahora! —Romanoff soltó una carcajada al ver la reacción de sus hijas.

🍁🍁🍁

[WAKANDA]

Steve planeó un montón de formas de como decirle a su mejor amigo que se iría. No tenía planeado hacerlo tan pronto, pero sabía que muy pronto Anthony los descubrirá.

—No tienes porque irte, nadie te corre —dijo James sereno.
Tener a Steve tan cerca, lo hizo sentir más normal y no como alguien inalcanzable, como se sentía gracias a su puesto de consorte.

—Cause muchos problemas con mi fuga, necesito arreglarlo —suspiró.

—Te entiendo, pero aquí tienes protección, mi manada te protege —tomó a su amigo de los hombros, tal vez para hacerlo entrar en razón.

—Ya tomé una decisión, Buck  —ligeramente retiró las manos del pelinegro.

—Eres terco como mula —infló las mejillas—. Iré contigo, no te dejaré solo y sin manada —entonó decido.

Los Omegas no podían andar sin Alfa o sin manada, de lo contrario el gobierno los tomaba en propiedad.
O algunos con terminaban en peores destinos.

—No, tú tienes que quedarte aquí con tu hija, tu Alfa y tu reino —el rubio negó.
No puede seguir arrastrando personas a esto, no más de las que ya involucró.
—Si te deja tranquilo, ya tengo manada que me proteja —sonrió.

—¿Cuál manada? —encarnó una ceja ante tal duda.
Sin embargo, su amigo no le respondió nada.

*Devushki: Hijas.

Familia Thorson

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