Despego

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Izuku no estaba avergonzado por su comportamiento, esa palabra era muy poco para definir el fondo sentimental en el que estaba hundiéndose constantemente, más bien estaba mortificado. Después del incidente, el omega no sintió el valor de disculparse con Kacchan, estaba muy avergonzado de sí mismo. Ese día, tuvieron que inyectarle un supresor para que su celo cesara y pudieran llevarlo a su casa. Kacchan tuvo que enfrentar el resto de su celo solo.

Su joven compañero lo odiaba, en la adolescencia lo negaría y en la adultez tal vez apenas y lo toleraría, y bajo estos pensamientos pesimistas decidió alejarse, sería mejor para ambos esperar hasta que el alfa se sintiera listo para buscarlo y no seguir presionando.

―No debes avergonzarte, no hiciste nada malo―dijo uraraka inflando los cachetes indignada, él omega asintió no muy convencido-no lo tocaste más allá de lo debido, además ni siquiera fue tu celo, fue el de él.

―Uraraka, no importa el celo de quien haya sido, prácticamente le violé la boca―

―Pfft un beso y ya―soltó despreocupada haciendo un gesto despreciativo con la mano-no se va a morir por eso, además, pienso que a ese niño le hace faltan unas buenas nalgadas, ¿cómo puede comportarse tan duramente contigo?-El omega río un poco concordando en el hecho de que a Katsuki le hacía falta un poco de disciplina.

La pequeña omega le dio unas palmaditas en la espalda y lo consoló con su dulce aroma a almendras. Inmediatamente Izuku salió de su miseria autoimpuesta pero no precisamente por el efecto de las feromonas de su amiga, sino más bien...

―Hueles diferente, a flores―

Las mejillas redondas de su amiga se colorearon fuertemente y balbuceó explicaciones vagas que lo hicieron reír.

― ¿Ese es el aroma de tu alfa? ―

― ¡N-no es mi culpa, ella se frotó contra mí! ―el omega sonríe juguetonamente― ¡No de la forma en la que estás pensando!―el chico vuelve a reírse y la omega activa su quirk sin querer cuando se llevaba las manos a la cara tratando de esconder el sonrojo, a los segundos ya está flotando de cabeza y Deku debe sostenerla de uno de los brazos.

Izuku siente su corazón apretarse con molestia  y se sorprende de si mismo cuando identifica el sentimiento como envidia. Sorprendido de sí mismo, sacude la cabeza y despeja esos malos pensamientos, pero es que su amiga se ve tan feliz. Él anhela eso, y por el momento no hay nada que hacer para obtenerlo, pero Uraraka era una de sus mejores amigas, y ella como todos merecía lo que estaba ocurriéndole, una buena relación con una pareja cariñosa.

El distanciamiento le estaba haciendo mal, extrañaba a Kacchan.

―Deku, no te preocupes, con el tiempo tu alfa madurará y volverá a ti, el tiempo lo arregla todo, solo debes esperar―Izuku tuerce la boca en total desacuerdo, trata de no matar la chispita de esperanza que hay en su pecho, pero es difícil.

―El tiempo no arregla nada―

•••

La luz del sol se filtra perezosa a través de las cortinas. Cuando Katsuki abre los ojos, los cierra de golpe para evitar que los intensos rayos le quemen la retina otra vez. Con mucha pereza se yergue luchando contra la languidez y debilidad que agobia su cuerpo. Su cerebro no parece querer razonar, pero la parte más primitiva de sí mismo lo hace en automático. Su nariz se mueve insistente buscando algo, más bien a alguien.

Olfatea cuanto puede, pero la fragancia deliciosa que busca solo puede percibirla sobre su piel, insípida y moribunda. En ese momento una sensación de abandono se instala en su pecho y no la comprende, porque el anheló de esa compañía nunca la había deseado, mucho menos extrañado.

My alphaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora