DRABBLES DEL BL TAILANDÉS (TharnType, 2Moons2, Dark Blue Kiss...)

Hambre y Tratos 🍑 (TayNew)

New cerró el grifo de la ducha y abrió la mampara. Salió en medio de una nube de vapor agitando la cabeza como un perro.

Tanto la puerta del baño como la puerta de la habitación de enfrente estaban abiertas, y Tawan levantó la cabeza del teléfono para admirar la vista. No importaba cuánto tiempo llevaran saliendo a escondidas, nunca se cansaría de aquella imagen: el cuerpo desnudo de New era un espectáculo delicioso; especialmente cuando lucía sus moretones y arañazos en los muslos (en la cara interna, el único lugar donde podía dejarlos sin que nadie los viera).

Vio a su amante enrollarse una toalla en torno a la cintura e inclinarse hacia delante para abrir el gabinete que había encima del lavabo, dándole a Tay un buen perfil de su trasero. Era grandote, redondo. Sobresaliente.

Mmmh... lástima que se hubiera puesto la toalla antes de inclinarse.

De pronto, mientras se lo comía con la vista, cayó en la cuenta de que no le había prestado atención a ese precioso trasero en toda la noche.
Fueron las prisas, se reconoció Tay. Hacía dos meses que no podían coincidir sus agendas para encontrarse. Desde que New "abandonó" el BL y rompió su contrato con la empresa, sus reuniones eran más imposibles que antes.

De ahí que ninguno de los dos tuviera ganas de preliminares cuando por fin se reencontraban.
Tay apenas había cruzado la puerta del apartamento cuando New se le echó encima. No había podido hacer nada esa vez, solo observar como New lo cabalgaba desesperadamente, con las manos en su pecho y empujándolo con un gruñido si hacía el menor intento de tomar la iniciativa.

No se dejen engañar por su apariencia de ángel, era un cabronazo dominante.

La segunda vez tampoco pudo ocuparse apropiadamente de su trasero. Como de costumbre, New no lo dejó moverse: sació la sed que traía de varios meses atrás succionando de su pezones como si pretendiera extraer algo de ellos. Tay reía sin aliento cada vez que lo veía estrujar su pecho y curvar los dedos sobre él, arañándolo con cuidado para no dejarle marcas. "Te gustan las tetas como si fueras hetero, Newwie", le solía decir.

La reacción de su novio solía ser retorcerle uno de los pezones. ¿Ha comentado ya que su novio era el uke más sádico de Tailandia?

Algún día, Tawan convencería a la empresa y se pondría un piercing en un pezón. Tal vez por el cumpleaños de New.

Hablando del rey de Roma, en ese momento entraba en la habitación con la toalla mal anudada deslizándose lentamente hacia abajo.

Bueno, dicen que a la tercera va la vencida...

Tawan dejó el teléfono sobre la mesita de noche y avanzó a cuatro patas sobre la cama sin quitarle los ojos de encima.

Llegó al otro extremo del colchón en el momento en que la dichosa toalla se caía al suelo por fin. New chasqueó la lengua con fastidio e hizo amago de agacharse a recogerla, pero de pronto vio a Tay por el rabillo del ojo a un palmo de distancia, ya con una mano extendida hacia él, y se incorporó con un respingo. Claramente, no le había visto acercarse.

  - ¡Ey! Qué susto -New arqueó las cejas con diversión al ver su expresión hambrienta, una mirada de lujuria que reconocía muy bien- ¿Quieres algo? -le preguntó con diversión en la voz.

Tawan no respondió. Solo se relamió los labios descaradamente. Se conocían muy bien y no hacía falta más. New suspiró.

  - Acabo de limpiarme, Tay.

  - Eres tú al que no le gusta usar condones -le recordó Tay suavemente. Tenía que ser bueno si quería conseguir su premio- y de todos modos no hace falta acabar así... Sólo quiero comértelo un rato. Por favor, Newwie, ¿sí?

New recurrió a todo su autocontrol para evitar sonreír. Fingió que se lo pensaba detenidamente.

  - Pero me tienes que dejar que te dé con la pala.

A Tay le faltó tiempo para asentir entusiasmado. Los azotes no eran su juego favorito, pero aceptaría que New le hiciera lo que quisiera si conseguía sentir su lugar más privado apretando contra su lengua. Dios, ya estaba duro y aún no le había puesto las manos encima.

New se subió a la cama con él y dejó que Tay lo manejara con reverencia. Aceptó sus pequeños besos por todo el cuerpo y sus "gracias, bebé" sin decir palabra. No confiaba en que su voz no delatara su triunfo.

Y es que a New le encantaba que Tawan le hiciera un buen trabajo con la boca. Pero sabía que a Tay le gustaba aún más, estaba obsesionado con su trasero grande y firme.

Y no hay nada más eficaz para conseguir lo que quieres que fingir que no te gusta hacerlo, y así conseguir que Tay aceptara algo a cambio.

No os fiéis de las apariencias. Hasta las caritas de ángel pueden esconder un astuto demonio detrás.

Eso lo sabía bien Tay, que en esos momentos ya había puesto la lengua a trabajar entre las buenas nalgotas de su novio.
Lo sabía, aunque no era consciente de hasta qué punto.

Y aunque lo supiera, no le importaría... New era el completo dueño de su cuerpo y su corazón.

Y lo mejor es que él lo sabía.