Híbridos felinos (MewGulf)

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Acostarse con un híbrido de pantera da más morbo que hacerlo con otro gato. Más tamaño, más peligro.

Mew era un híbrido de pantera. Orejas negras, mirada de depredador, feromonas más intensas.

Gulf era un híbrido de gato, los más comunes que existen. Orejas atigrados, cola esponjosa. Él lo llevaba con mucho orgullo.

Gulf era travieso bajo toda esa capa de lindo neko omega. En cuanto se conocieron y vio las chispas que saltaban entre ellos, intuyó que su química sexual sería increíble.

Sabía que al ser ambos híbridos de felinos, estaban lo bastante cerca como para ser fértiles entre sí, pero se le olvidó el detalle en algún punto de la noche.

La primera vez, Mew cumplió. Se acordó de ponerse el preservativo. Y la segunda. Y hasta la tercera, cuando Gulf le metió tanta prisa que le bufó molesto cuando hizo una micropausa para buscarlo.

En ese punto de la noche, Mew parecía saciado y contento. Gulf no. Tuvo que recurrir a todas sus mañas para mantenerlo despierto (Gulf no tenía culpa de haber nacido insaciable).

En la cuarta ronda, Gulf ya se había olvidado de los dichosos condones. En la ducha, bajo el agua tibia, con la espalda contra los azulejos y dejando una bonita colección de arañazos en la espalda de SU pantera, era lo último en lo que estaba pensando.

Así les fue 😑




A la mañana siguiente, después de follar otra vez en la posición favorita de Gulf -con Mew totalmente encima de él, apoyando su musculoso pecho contra su espalda-, Mew comentó que habían olvidado los preservativos por lo menos dos veces.

Gulf no tenía conciencia para preocuparse por eso. Siempre fue más alocado. Iba improvisando por la vida. Le excitaba mucho sentir a Mew vaciándose en él, sentir su semilla deslizándose hacia fuera. Lo demás daba igual.




Cuando su olor cambió, y el doctor se lo confirmó, le dio un ataque de pánico. Era joven. Y no apareado (aunque no por falta de ganas. Como alguien volviera a acercarse a su alfa, le sacaría los ojos con las uñas. Pero es que esas cosas llevan tiempo... tiempo que no se tomó para meterlo en su cama, por otra parte. Pero la culpa era suya por ser un jodido alfa tan irresistible. Sólo restregarse contra algo que oliera a sus feromonas lo ponía duro)

Sorprendentemente, a Mew no le dio un ataque de pánico. Tampoco quiso adelantar su apareamiento. Era inteligente. Sabía que hacerlo solo por el cachorro y no por sentimiento habría ofendido a Gulf.

Ese día, Gulf aprendió dos cosas sobre las panteras:

- Que son jodidamente fértiles.

- Que ante extrema felicidad, saben ronronear como los gatos. Y que sus ojitos brillan como soles cuando apoyan su cabeza en tu tripita blandita de omega en estado.



Bueno, puede que eso solo fuera cosa de Mew y no de las panteras en general. Pero para Gulf era lo mismo.

Al fin y al cabo, Aunque aún no lo hubiera mordido, Gulf ya sabía que su Pi era la única pantera que anidaría en su corazón el resto de su vida.

Ya se sabe, a los felinos no les gusta compartir. No son perros -mueca de disgusto-


Pd: sí, la única pantera de su corazón. El orgulloso Gulf está convencido de que su futuro cachorro es un gato también, como él.

Hombre, faltaría más -resoplido de vanidad típicamente felina-

DRABBLES DEL BL TAILANDÉS (TharnType, 2Moons2, Dark Blue Kiss...) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora