Toda la gente del pueblo de Forestal, sabe que si se sigue uno de los caminos que llevan al bosque y se adentra mucho en el, se puede topar con la entrada de un lugar, que dicen, es paradisiaco y que se encuentra la felicidad pura. Pero la gente no sigue el camino, y lo rodean aunque esto les hiciera su trayecto más largo, puesto que las historias cuentan que muchos aventureros intentaron encontrar el lugar, pero que nunca volvieron, y nadie sabe si es porque el lugar esta embrujado, o porque es tan hermoso y la felicidad tan pura que nadie quiere volver.
Una tarde cuando leía un libro en el patio de mi casa, los niños de mi calle en un intento de asustarse entre ellos, contaron esta historia. Fue allí, donde comenzó todo, y aunque siempre me mostré escéptico en estas cosas, decidí investigar por mi cuenta. Y es que a los 76 años, con una difunta esposa, e hijos en el exterior que solo mandan postales para las fiestas, uno no podía creer que era una mala idea.
Fue así que emprendí mi viaje. Fui al famoso pueblo, busque pistas y toda la información que podía sacar de mis pequeñas entrevistas con la gente del lugar. No se mostraron muy felices con mi presencia, y cuando empecé con mi cuestionario menos. Me respondían lo justo y necesario, y la gran mayoría repetía lo mismo, como si les hubieran enseñado a repetir el verso. Todavía lo recuerdo: “al bosque entran los que quieren, salen los que pueden… y aun no ha vuelto nadie.” Me advertían de que no vaya, que si me sucedía algo ellos nunca lo iban a saber porque tenían prohibida la entrada al lugar. Y como si los hubiera ofendido se alejaban de mí y no respondían nada más.
Armado de coraje y buen par de linternas, decidí que lo mejor era ir en busca de ese lugar. Así emprendí mi caminata. Aunque me pareció que no avanzaba, la espesura del lugar empezó a tornarse más oscura, hasta que en un momento di con un camino en medio del bosque, lo seguí por un tiempo que parecieron horas, hasta que a lo lejos divise una luz, unos cientos de metros más y para lo que fue mi sorpresa me tope con una puerta. Se levantaba imponente en medio del bosque. De hierro como las puertas de los antiguos castillos y tan alta que no se lograba ver hasta donde llegaba. Me encontré ahí, preso de mis emociones, mezcla de miedo, excitación, ansiedad, pero sobre todo curiosidad. Medite las posibilidades de que uno encontrara una puerta en medio de un bosque, cuál sería su función y que tenía que ver con las historias que se contaban.
Me plante en frente de la puerta, respire 3 veces profundamente, cuando me hube calmado estire mi mano para agarrar el picaporte, empuje suavemente hacia adentro y cerré los ojos. Di un paso hacia adelante, di otro, hasta que di cuenta de que había traspasado el umbral, conté hasta 3 y antes de abrir los ojos vi mi vida: la historia de mi vida. Con la desesperación aumentando gradualmente, la vi pasar como en una película, como lo cuentan en historias: mi infancia, mi primer amor, Roxana. Mi juventud, mi matrimonio, la alegría de ver llegar a mis hijos al mundo, todo. Pensé: esto es la muerte, no puedo morir así, no aquí. Y sin abrir mis ojos, di media vuelta y me fui corriendo, dejando la puerta atrás y todo su misterio.

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La Puerta Del Bosque
Gizem / GerilimUn cuento (y único por cierto), que escribí en el 2012, para un trabajo de la universidad. No es la gran cosa, pero me gustó el resultado. Ojalá no les desagrade (?