Evana parpadeó fuerte para acostumbrarse a la luz.
Los recuerdos del día anterior llegaron de pronto a su cabeza. Después del beso, solo le acarició el pelo y se levantó de la cama. Evana no sabía si sentirse decepcionada o aliviada, puede que un poco de ambas cosas, pero algo sí tenía claro, y era que había sido el mejor beso de su vida, y le había dado un gran vuelco el corazón.
El resto del día hablaron un poco, no demasiado. Solo se sentaban uno junto al otro en un destartalado sofá en medio de la sala. Él le acariciaba el brazo con la yema de los dedos, y le sonreía sonrojado. Evana se tumbaba en el sofá con la cabeza en las piernas de él.
Le preguntó si tenía hambre y ante el asentimiento de ella, le preparó algo de comer. Tras una breve siesta, abrazados, salieron de la mano y pasearon un poco por los alrededores.
Cuando volvieron a casa le preguntó si querría venir alguna otra vez, aunque no fuese de noche, cuando él llegase de trabajar o incluso si él no estaba pero ella se sentía en peligro o incómoda.
Se acarició los labios despacio, recordando el beso. No la había vuelto a tocar, quizá porque no se atrevía o porque no le había gustado.
Aquella idea le atenazaba el estómago pero la desechó rápidamente, él le había invitado a casa después del beso, si no quisiera nada con ella no lo habría hecho... ¿o sí?
Se giró y le miró dormir a su lado. Él pareció presentir el escrutinio, porque abrió un ojo y le sonrió cuando la reconoció a su lado. Estiró su brazo y la acercó a él, besó su pelo y la abrazó hasta que volvieron a dormirse, acompasando su respiración.
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Las ciudades cuando llueve.
Storie d'amoreLlovía, mucho. En una pequeña habitación, fría y oscura. Sola, y lejos de casa, lo que menos quieres es oír la gran tormenta ahí fuera. No, cuando no puedes sentirte segura, no, cuando no puedes sentirte a salvo. Pero al parecer alguien puede escuch...