Capítulo 18

217 21 1
                                    

Posterior al desfile, las cosas en mi vida empezaron a marchar mucho mejor; durante las siguientes semanas me había dedicado a realizar unas cuantas sesiones de fotos para la marca y a asistir a unos cuantos eventos de la misma. Me pareció absolutamente increíble cuando a fin de mes ya tenía mi cuenta bancaria rebosante gracias al que sería mi primer sueldo, el mismo que esperaba a ser gastado lo antes posible, y ya tenía bien pensando en qué lo invertiría.

De igual forma, pasé un par de días pensándolo con gran detención, después de todo, era una decisión importante, algo que no se podía tomar a la ligera. Quería estar cien porciento segura de comprar mi propio departamento en Manhattan. Lamentablemente, Bradley era lo que me detenía.

Sabía que el momento que tanto había esperado había llegado, en mis manos tenía la oportunidad de independizarme, de vivir por mí misma, sin embargo, lo que me estaba retrasando en mis planes era él. Brad había sido la única persona que me había aceptado con plenitud, que no me había juzgado jamás, y a pesar de haber tenido más bajos que altos en nuestra relación, le guardaba un enorme cariño... Sin embargo, cuando me di cuenta que el cariño no sería suficiente como para cumplir mis sueños, fue que por fin me atreví. Indirectamente, Bradley me estaba refrenando; tenía una cima que escalar, un camino que recorrer para llegar a un lugar donde él no estaba incluido.

Así fue que comencé la búsqueda del departamento ideal, la cual no duró más que un par de días. No buscaba algo exageradamente grande, ni tampoco algo pequeño, así mismo, quería algo amueblado, de un estilo más bien vanguardista y moderno. Entonces lo encontré, era el sitio perfecto, a un precio sumamente razonable. Sin pensármelo dos veces, firmé todo el papeleo necesario y pronto la propiedad ya era mía. Podía mudarme desde ya, tan solo tenía que regresar a Brooklyn por mis cosas, y por supuesto, hablar con Brad. Y eso fue precisamente lo que hice esa misma tarde.

(...)

Cerré la segunda y última maleta que contenía parte de mi ropa y unos cuantos objetos de valor personal. Curiosamente, al recoger todo lo que era mío, el departamento había quedado prácticamente vacío. Y no se trataba de que mis cosas fueran demasiadas, en lo absoluto, simplemente, cuando llegué por primera vez a la ciudad con Brad, quedé relativamente impactada con el aspecto tan precario del lugar, el que con suerte contaba con una cama, un refrigerador y un par de muebles del living. Así que por mi parte, con el poco dinero que yo ganaba, traté de ir convirtiendo poco a poco ese sitio en un "hogar decente". Lamentablemente, mis intentos no habían sido suficientes.

Una vez que estuve lista, me preparé un té verde y me quedé esperando tranquilamente en los gastados sillones a que llegara Brad. Entonces fue que la puerta se abrió de golpe, obligándome a dar un pequeño respingo. Observé al desaliñado chico que llevaba el cabello desordenado, y que extrañamente lucía completamente sobrio en todos los aspectos posibles.

Sus ojos me observaron confundidos, especialmente cuando se percataron de la existencia de las dos maletas. Frunció el ceño y se me acercó.

-Tenemos que hablar -anuncié, poniéndome de pie-. Ven -añadí, agarrándolo de la mano para que se sentara a mi lado.

Infinitas veces había imaginado esta conversación, sin embargo, ahora que iba a tenerla realmente, sencillamente no sabía qué mierda era lo que tenía que decir.

-Veamos, Alyssa, de qué mierda se trata todo esto. ¿Vuelves a San Francisco? -me interrogó, molesto y evidentemente preocupado.

Y de repente, esa parecía ser la salida y escapatoria perfecta, ahorrándome así montones de preguntas y respuestas. De hecho, estuve próxima a asentir afirmativamente, hasta que mis orbes azules se detuvieron en los suyos, obligándome a tener al menos un poco de decencia para terminar bien las cosas.

Hasta El Límite. (TBS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora