Capítulo 1

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Despertar, desayunar, ir a la agencia, comer, volver al trabajo, llegar a casa, bañarse, cenar y a dormir. Eso es todo lo que Atsushi hacía en su día a día y Akutagawa lo sabía mejor que nadie, bueno la pequeña Kyouka también.

Akutagawa llevaba semanas siguiendo al albino cada que podía ¿por qué hacía esto? Fácil, según él para aprender todo de Atsushi y en especial sobre su nuevo estilo de pelea gracias a los entrenamientos de Kunikida.

Gracias a que se la ha pasado de acosador, el azabache ahora sabía muchas cosas del albino aunque a él le parecían inútiles, digo, ¿de qué le sirve saber que le gusta el chazuke o saber que es el mandadero de la agencia?

Las pocas veces que Ryūnosuke ha logrado ver sus entrenamientos no le ha ayudado mucho, ya que el "oxigenado" (así llama Akutagawa a Kunikida) casi siempre nota su presencia y se pone alerta, al azabache no le importaría tener un enfrentamiento contra él, pero no está ahí para eso, no, claro que no, él solo quiere estudiar a su enemigo, entonces ¿por qué ahora está consolando al albino?

El día de Atsushi comenzó como de costumbre, hasta la hora de salir de la agencia para ir a su casa. Akutagawa creyó que tal vez iría a comprar algo, pero se sorprendió cuando lo vió entrar al cementerio y caer de rodillas frente a una lápida, vió cómo sus ojos se llenaban de lágrimas poco a poco. Por alguna razón al ver esto, el azabache sintió un golpe de dolor en el pecho, ¿Ahora no solo tendrá problemas respiratorios, sino también cardiovasculares?

Le dolía ver al tigre así. Akutagawa fue acercándose lento, como si fuera a atrapar a su presa.

-Jinko- le dijo estando a pocos metros trás de él.

Atsushi sabía que solo hay una persona que lo llama con ese apodo, se volteó y lo vió ahí parado con su expresión seria de siempre- A-Akutagawa, ¿Qu-qué estás haciendo aquí?- dijo el albino limpiándose las lágrimas y tratando de parecer fuerte.

-¿Qué crees que se hace en un cementerio?-

-¿Un tipo como tú? No lo sé ¿algún ritual o algo?-

-Idiota- Akutagawa se acercó más para ver de quién era esa tumba -Ese hombre... era el director del orfanato, ¿cierto?-

Atsushi ya no pudo seguir fingiendo que está bien, más lágrimas volvieron a salir y sus piernas temblaban. No sabía cómo terminar con todos esos recuerdos que día y noche lo atormentaban.

Duraron así unos minutos, Atsushi llorando y Akutagawa solo viendolo, el azabache no soportaba más ver al chico así, se acercó al albino y lo abrazó fuertemente. -Ahora todo está bien, Jinko. Te has vuelto muy fuerte, ahora tienes una buena vida, tienes empleo, amigos y a Dazai-san ya nada malo volverá a pasarte- "mientras yo esté a tu lado" quiso decirle, más no sé animó, esperen...¡¿Por qué carajos quería decir eso último?!

-Se escucha raro viniendo de tí pero... gracias, perro rabioso- le dijo Atsushi mientras correspondía el abrazo, extrañamente el albino se sentía cómodo en los brazos del pelinegro.

-No arruines el momento, Jinko- ante esto Atsushi se sonrojó ligeramente.

Y ahí estaban, mafioso y agente, unidos en un cálido abrazo. No se dieron cuenta cuánto tiempo llevaban así ¿Algunos minutos? ¿Ya una hora? Qué importaba ninguno de los dos quería separarse, aunque igual debían hacerlo.

-¿Te sientes mejor?- dijo el azabache separándose un poco para ver los ojos de Atsushi, esos ojos hetero cromáticos que, aunque lo negara, le parecían los más bellos que haya visto.

Estar a tu lado (Shin soukoku)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora