Capitulo 23

881 91 10
                                    

Narra Vegetta

Para tranquilizarme y no asustarlo abrí mis brazos, obviamente él se lanzó aceptando mi acción, entre ese rato le di mimos, tantos mimos hasta que sentí que se durmió, pero ahí no pare por alguna extraña razón me sentía muy ansioso, además de que sentía miradas, en ese momento para tranquilizarme lo único que pude hacer fue darle mimos a mi Ozito, tantos hasta que las miradas se fueron y por fin caí rendido ante el sueño...

Desperté al sentir los rayos del sol sobre mi cara, además del incesante sonido de los pájaros cantando, bostece y me estire en la especie de cama, al instante estire mi mano para tratar de tocar a mi Ozito, sacudí mi mano aun sin abrir mis ojos, pero no estaba, no sentía que él estuviera ahí, así que rápidamente me pare mirando al lado mío, no estaba.

Decidí tranquilizarme, lo más probable es que se haya levantado para bañarse en el rio cristalino o haya ido a dar una vuelta, casi siempre que dormimos juntos se levanta con ánimos y hace cualquier cosa. Dejándome tranquilizar por mi mente comencé a empacar todo, levante los sacos de dormir y comencé a empacar la poca ropa que estaba tirada por ahí.

Mientras empacaba tome el buzo blanco que mi Ozito siempre llevaba, con una sonrisa acerque ese pedazo de tele a mi nariz, dejándome deleitar con su adictivo aroma a fresas, después de unos segundos lo separe de mi nariz para guardarlo, pero al instante sentí un dolor en mi brazo que me hizo soltarlo y un gran mareo.

Un poco confundido fui a tomar el buzo, pero esta vez era un trapo rojo, algo asustado lo tome y lo volví a oler, esta vez el aroma a fresas fue reemplazado por cloroformo, me pare de mi lugar alterado, rápidamente corrí al rio cristalino para buscarlo, pero al llegar no había absolutamente nadie, mire más atentamente, había marcas como de pelea sobre el lodo, además que una roca manchada con sangre pintaba de poco el cristalino rio.

Sentí mi corazón doler, mis ojos comenzaban a derramar lágrimas y sentía un vacío, un gran vacío, un horrible vacío que me hacía querer morir, pero a pesar de todo salí del rio en dirección al pueblo, tenía la esperanza de que mi Ozito estuviera ahí, comprando algo, pero al llegar no había nadie, los pocos alfas que habían no estaban, no había señal de vida en este lugar.

Corrí otra vez al lado del rio, desesperado vi como mi vista se puso borrosa por todas las lágrimas, me limpie y al mirar abajo vi un pedazo de tela blanca manchada con sangre, al instante la tome y la olí, su aroma a fresas aún estaba en esta, pero cada vez se iba desvaneciendo, yo caí de rodillas en ese lugar, apretaba la tela contra mi nariz, sentía mi corazón doler como nunca, además de que rogaba de que esto no fuera real.

A mi mente se vinieron todos los momentos que pasamos juntos, cada cosa y acción que hacía, podía ver con un gran ardor su linda sonrisa, su sonrojo, podía recordar todo de él con un gran dolor en el pecho, no quería que se fuera, no quiero que me deje, no podría soportarlo...

-RUBEN!, OZITO!. -grite desesperado mientras limpiaba las múltiples lagrimas para ver algo.

No podía calmarme, por más que quisiera mis lágrimas no paraban y mi dolor se hacía más intenso, en un intento trate de oler la tela, pero el olor en esta se desvaneció, casi no se sentía nada de su aroma, sin parar de soltar lagrimas abrace ese pedazo de tela contra mi corazón, este dolía tanto, dolía más que aquella vez.

-RUBEN!, PROMETI HACERTE FELIZ, PROMETI DAR TODO POR TI, POR FAVOR!, REGRESA!, NECESITO VERTE, NECESITO VER QUE ESTAS BIEN!. -grite cuando el molesto nudo de mi garganta me permitió, pero esa pequeña esperanza de escucharlo no aparecía. -OZITO!, TE AMO OZITO!, POR FAVOR VEN!, HARE LO QUE QUIERAS!, SOLO VEN!....SEA LO QUE SEA QUE ME LLEVE A MI!, QUE ME LLEVE A MI Y NO A TI!...-seguí gritando, esta vez dejando que mis sollozos se escucharan, apretando esa tela en mi corazón para tratar de calmar las apuñaladas que sentía, lo único que quería era que estuviera bien.

-...VEGETTA!....

Al instante desperté con lágrimas recorriendo mis mejillas y sudando, mire rápidamente mi al redor aún era de noche y todo estaba como lo deje, sintiéndome nervioso me voltee para recibir consuelo de mi Ozito, estire mi mano para despertarlo, pero esta atravesó la sabana dando a entender de que no había nada al lado mío, al instante un horrible escalofrió me recorrió y mis lágrimas comenzaron a salir.

Desesperado me pare viendo al buzo de mi Ozito tirado en el suelo, mi respiración comenzó a acelerarse y el dolor con ira invadía mi corazón, enojado cogí mi afilada espada de diamante y camine en dirección al rio, justo como en mi sueño en el barro se veían marcas de pelea, temblando apoye mi mano en mi brazo, mis lágrimas salían y no podía calmarme, así que comencé a apretar mi mano, así hasta ver como sangre brotaba de mi brazo.

-...VEGETTA!...-escuche la voz desesperada de mi Ozito, al instante gire mi mirada al otro lado del rio, ahí estaba él, siendo jalado por los alfas.

Al instante toda mi ira me invadió, saque un cuchillo de mi pantalón y lo lance enterrándolo en la cabeza a uno de esos hijos de puta, sin parar ahí corrí en dirección al rio y enterré mi espada matando a uno que se había quedado atrás, al instante los Alfas se percataron de mi presencia, vi cómo se asustaron y comenzaron a jalarlo más fuerte, eso fue lo que supero mi limite, cogiendo mi espada la lance matando a los dos bastardos que lo tenían sujeto.

-RUBEN!...-grite liberando un poco toda la adrenalina que tenía, él se limpió unas lágrimas, tomo la espada de diamante y comenzó a correr hacia mí.

Estaba cruzando unas rocas cuando vi como uno de esos Alfas le tiro un roca en la espalda haciéndolo caer en el rio, este se comenzó a manchar de sangre por lo cual corrí asustado donde mi Ozito.

-...e...estas...bien...-hable con nervios y mi voz entrecortada del nudo que tenía, él se apoyó en mi hombro y me sonrió, al instante vi su cara con sangre y muchos golpes, había peleado con esos Alfas.

-tranquilízate, estoy bien, solo me duele un poco el pie, mejor salgamos rápido de aquí. -yo asentí ayudándolo a parar, aunque lo intentara ocultar notaba como tenía miedo,

-...yo...yo sentí...sentí que iba morir...al no verte...yo quería morir...solo...-trataba de encontrar las palabras mientras limpiaba mis lágrimas, él me tomo de la mejilla y acabo de limpiar mientras se volvía a recostar en el árbol.

-Vegetta, estoy bien, estoy vivo, estoy aquí contigo, te estoy tocando. -hablo con sus manos en mis mejillas. -...ya no tienes que tener miedo, ahora estoy a tu lado...

-...yo lo siento...yo sin ti no soy nada...sin ti no quiero vivir...no puedo...-dije llorando, él limpio las lágrimas que salían, vi cómo me iba a hablar pero su mirada subió un poco, esta vez viendo eso aterrado.

Al instante puse la espada rompiendo un trozo de rama gruesa, sintiendo esta vez solo ira, me pare enterrando mi espada por debajo de su mentón atravesando su cabeza, retire la espada manchándome con un poco de sangre, mire hacia el rio y varios alfas estaban cruzando con cuidado, yo cogí rápidamente una roca dándole en la cabeza a uno, este cayó muerto pero antes tumbo a todos los alfas que cruzaban por las resbaladizas rocas.

A un lado vi una botella de vidrio, así que la rompí y con una técnica lance los cristales degollando a unos pocos, estos caían al rio manchando este con su sucia sangre, iba a seguir pero se me acabaron los cristales, con pocas oportunidades regrese donde mi Ozito, él en este tiempo rompió su pantalón e hizo una especie de venda para su pie.

-puedes caminar?, tenemos que irnos. -él asintió y se paró, yo apoye su brazo en mi hombro y lo ayude a caminar, al llegar a donde dormimos, solo tomamos los supresores y comenzamos a caminar algo rápido a la salida, pero antes de poder salir, varios alfas nos rodearon apuntándonos con sus espadas...

El Color De Mi Vida [Rubegetta] Parte 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora