Capítulo 3: Es momento mis caballeros, debemos defender la tierra.

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Justo después de terminar aquella "Platica", Hypnos entró y habló:

-mi señor Tenma, ¿puedo hablar con usted?

-tranquilo puedes hablar, Hades sabe lo de mi madre -respondió al tomar la mano de su omega-

-¿ocurre algo Hypnos? -dijo Hades-

-mi señor Hades... disculpen las molestias, pero indague un poco de Deméter en donde creí que estaba, pero no logre ubicarla

-¿Dónde estaba? -preguntó Athena desconcertada-

-al enterarme que solo sellamos su cetro, me dispuse a buscarla. Primero indague en los pueblos cercanos a las casas de sus caballeros, pero no. Luego busqué en un pueblo que se encontraba cerca de donde está la torre de mi señor, ahí creí sentir su cosmos, pero tampoco

-bueno, debemos seguir atentos, ella no debe de estar lejos -opinó Hakurei-

-¿me supongo que tú eres el patriarca ahora? -dijo el dios de la muerte-

-correcto

-bueno patriarca debes ayudarme, después de esto te buscare -dijo para desviar la mirada hacia los reyes del inframundo- mi señor Hades, mi señor Tenma, seguiré buscando por los al redores

-de acuerdo, de todas formas, Poseidón también participara -dijo Hades-

-mucho mejor, agradecemos su a poyo, rey de los mares -hizo una reverencia-

-no hay de que, también la buscare, odio esto de las guerras -indicó el peli azul-

-gracias... con su permiso... con su permiso diosa Athena -dijo al mirar levemente a la peli lila-

Athena solo asintió, pues muy en el fondo ellos tenían un poco de resentimiento por las guerras pasadas.

Al salir, se les unieron las princesas, el pequeño príncipe y los prometidos, brindaron y platicaron un poco. Cabe resaltar que aun ellas no estaban enteradas de lo ocurrido.

Mientras ellos convivían, Saga le contaba un poco de su vida a su hermano Kanon.

-vaya... tú tuviste suerte, tuviste muchos hijos, en mi caso solo tuve a mis gemelos, y eso su madre me abandono

-¡jaj!, pues con un mujeriego como tú, la comprendo

-¡jaj!, pues con un mujeriego como tú, la comprendo

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-es que... hermano hay tantos omegas que pueden disfrutar mis besos, bueno también uno que otro alfa o beta

-eres un cochino

-¿Qué?, ¿o tu no sientes bonito al experimentar con ellos?

-¿yo?... estás loco, nunca eh engañado a ninguno de mis omegas -respondió indignado-

-Saga por favor, eres... aún muy joven, por tus venas corre la sangre de la descendencia de caballeros, aprovéchala

-no me interesa engañar a Luco, él es un gran omega

Olvidemos la guerra Santa, Parte 2. [Finalizada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora