Capítulo 4: Tú eres mío, querido hermano.

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El patriarca y Athena se trasportaron junto con aquellos dos a la torre de Hades, al llegar el dios y la humana los dejaron justo en el despacho de Tenma.

-Pandora puedo hablar contigo -dijo el rubio-

-¡eh!, está bien -dirigió la mirada a los dos- los dejaremos un momento a solas, enseguida están mis reyes con ustedes -indico la mujer-

-aquí esperamos -dijo Athena al sentarse-

Hypnos se limitó a asentir con la cabeza y salir lo más rápido que pudo, ella por su parte se mostró un tanto tranquila.

-¿ocurre algo? -dijo al entrar en otra habitación-

-Pandora... sé que antes de recobrar nuestra memoria como seres mitológicos, vivíamos felices, sin embargo, últimamente hemos estado distanciados -dijo el rubio sin voltear a verla-

-Hypnos concuerdo contigo, pero para serte sincera el recordar todo eso me ha abierto los ojos

-Hypnos concuerdo contigo, pero para serte sincera el recordar todo eso me ha abierto los ojos

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-Pandora por favor... -volteo a verla- dame otra oportunidad déjame arreglar mi error del pasado -dijo al hincarse y mostrar una cajita-

-Hypnos.... no, no, no ahora por favor -respondió un tanto triste y tapándose la coba-

-mujer... mi primera mujer... por favor, dame otra oportunidad, déjame amarte solo a ti -indico nervioso al abrir la pequeña cajita-

Aquella contenía un anillo de oro negro, con un hermoso y brillante diamante blanco en forma de corazón e incrustaciones de pequeños diamantes color lila a sus costados, perfecto y exclusivamente para la mujer de un dios.

-Pandora ¿me perdonarías?, ¿perdonarías a este estúpido e idiota dios, que no supo apreciar el hermoso arte de Hefesto?

-Hypnos... -comenzó a sollozar- Hypnos eres un idiota -dijo al soltar un par de lágrimas-

-Sí, lo soy, y de hecho me he vuelto aún más idiota con tu belleza, así que mi amada mujer ¿qué dices?... ¿aceptarías ser la esposa del dios de la muerte no violenta? -recalcó aún más nervioso-

Ella comenzó a sentirse extremadamente acorralada, pues en el fondo sabía que él no era un dios tan bueno y no iba a permitir un rechazo así porque sí. Así que suspiro y muy a la fuerza estiro la mano, lo miro preocupada y luego habló:

-seré tu esposa solo si atrapas a Deméter, de lo contrario te olvidas de mí

-te apuesto que traeré aquí a esa tonta diosa, por Hades y sobre todo por ti, mi bella futura esposa -dijo victorioso al colocarle el anillo en el dedo anular de la mujer-

Luego de eso, beso la mano de la mujer y se levantó a abrazarla.

Después de unos segundos volvieron a la habitación encontrándose en la puerta a los reyes del inframundo.

Olvidemos la guerra Santa, Parte 2. [Finalizada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora