Capítulo 7.1: Después de todo Kardia y yo estamos predestinados (Por Dégel).

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Antes que empezar....
Me gustaría informarles que estaré usando imágenes del manga, porque no encuentro (bueno sí, pero no me agradan) de los otros santos de Athena de esta era, así que lamento el spoiler (creó que así se escribe), si no has leído el manga.

Y perdón por no subir tan rapido, es que ando de niñera de una sobrina 😶y tengo que están al pendiente de sus clases.

Sin nada más que escribir... los dejo con este capítulo.

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Nací y crecí en un pueblo escondido de Siberia. Fui hijo único, del ex santo de acuario, Krest. Fue muy extricto conmigo respecto a la lectura y a mis deberes como futuro santo. Jamás conocí a mamá y por lo que note, papá no quiso hablar nunca de ese tema.

En fin, mi infancia no fue tan mala, tuve dos amigos. Un joven beta llamado Unity y una hermosa omega llamada Seraphina. Ella tenía unos hermosos cabellos claros como la plata y sus ojos eran azules como el hielo. Fue mi mundo desde que tenía unos seis años. Desgraciadamente no pude confesar mis sentimientos, por mi posición en la guerra Santa.

Al cumplir 19, papá murió y tuve que asumir mi posición de santo de oro. Así como tuve que esperar por ordenes de mi padre, el "nacimiento" de todos los Santos y al parecer del Patriarca Sage.

Al cumplir los 20, encontré a un muchacho con las características del santo de escorpio, por lo que aproveche para "enseñarle" un poco de modales y esperar a que recordara su posición como caballero de Athena.

Tuve que soportar sus tonterías y sus insinuaciones, debido a que él era un omega y yo un alfa.

-¿Cuándo me piensas hacer caso? -dijo molesto al verme desde abajo-

-¿Cuándo te piensas poner a leer?, o por lo menos ponte a entrenar -dije sin dejar de leer mi libro-

Ese día estaba en una rama de un árbol, era un clima agradable, sin tanto sol y sin frio, recuerdo que fue el día en que se me declaro.

-Dégel, por favor, ayúdame -dijo al saltar y aterrizar en la rama-

-déjate de tonterías...

Me quede asombrado, comencé a oler esas feromonas que empezó a emanar de su fuerte cuerpo. Sé que a pesar de ser un omega, me sorprendió que fuera muy fuerte.

-ayúdame -dijo entre jadeos-

Tuve que prácticamente quedarme unos momentos sin aire, para poder llevarlo a la recamara y encerrarlo. Estaba consiente de lo que era capas si no controlaba un poco mi naturaleza.

Al cabo de unas horas, regrese y estaba un poco más tranquilo, le lleve un té que leí en un libro para inhibir su celo y se lo di a beber.

-¿Cómo te sientes? -pregunté al sentarme a su lado-

-Dégel, por favor no te vayas de mi lado -dijo al arrastrase por la cama y colocar su cabeza en mi regazo-

-Dégel, por favor no te vayas de mi lado -dijo al arrastrase por la cama y colocar su cabeza en mi regazo-

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Olvidemos la guerra Santa, Parte 2. [Finalizada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora