El Fin De Las Mentiras (2)

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Caminaba de un lado a otro en la sala de espera del hospital; Juliana estaba en cirugía, ya que la puñalada había sido un poco profunda.

—... Mi niña, toma— Carmen se acercó a ella entregándole un vaso con café

—gracias, Carmen— le dijo Valentina mientras agarraba el vaso, dándole una leve sonrisa— no sé porque no viene nadie a darnos noticias de Juliana— dijo Valentina sentándose al lado de la mujer, quien le empezó a acariciar la espalda

—el doctor dijo que tenían que hacerle una cirugía... Tranquila, niña. Recuerda que las malas noticia llegan rápido— le dijo Carmen

—Carmen tiene razón, Valentina. Si algo malo hubiese ocurrido con Juliana ya los médicos hubieran avisado— le dijo Lupe

—gracias por animarme. Pero igual no dejo de preocuparme— ¿hiciste la denuncia?— le preguntó Valentina a Lupe. Ella asintió

—ya la policía está tras él. Hablé con Mariana, y me dijo que él no podrá salir del país. Además no creo que llegue muy lejos, no tiene a nadie aquí. Ha de estar en algún hotel— explicó Lupe

—¿familiares de la señorita Valdés?— un médico se acercó a ellas. Las tres se pusieron de pie rápidamente.

—si señor ¿cómo está Juliana?— preguntó Val, un poco nerviosa.

—la señorita está bien— las tres mujeres suspiraron de alivio al escuchar al hombre— por suerte tiene unos músculo muy bien ejercitados

—gracias doctor. ¿Podemos verla?— dijo Val

—aún está dormida y quizás no despierte hasta mañana. Pero una persona podrá quedarse con ella

—yo me quedaré con ella. No pienso salir de aquí si no es con Juliana— dijo Valentina

—bien. Entonces venga conmigo

—Mariana las vendrá a buscar y las llevará a mi casa. No pueden quedarse sola con ese hombre suelto—les dijo Valentina

-—esta bien, hijita. Tú vete tranquila—le dijo Carmen antes de Valentina irse con el doctor.

Entraron a la habitación donde tenían a Juliana, quien estaba durmiendo.

Valentina se acercó a ella.

—yo me retiro. En breve viene la enfermera que las atenderá— le dijo el doctor. Valentina asintió

—chiquita. Que susto me diste— le dijo Valentina mientras le acariciaba el brazo y el cabello— ahora te tienes que recuperar. Recuerda que tenemos que seguir escribiendo nuestro diario JV... Es lo que nuestro hijos leerán sobre nosotras; que lean todo lo que tuvimos que pasar juntas— Valentina seguía acariciándole el cabello, mientras la veía con ternura.

El sonido de la puerta la interrumpió.

—buenas noches, señorita—saludó la enfermera. Valentina también la saludó— vine a aplicarle una inyección a la paciente y a entregarle esto que le dejaron— dijo la mujer, entregándole unas cobijas

—gracias— Valentina las tomó.

La mujer le aplicó la inyección en el suero, y luego se retiró. Mientras que valentina acomodó las cobijas en el pequeño sofá que estaba frente a la cama, para luego acercarse nuevamente a su novia; agarró su mano mientras se sentaba en la silla que estaba a su lado.

—me quedaré aquí. No te pienso soltar— le dijo Valentina.

Y así lo hizo; Valentina se quedó dormida en la silla, con su cabeza recostada de la cama y sin soltar la mano de su novia.

Vida De Mentiras (CONCLUIDA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora