Vida De Mentiras (CONCLUIDA)

19- La Propuesta Inesperada

Despertó sonriendo al sentir los suaves labios de su novia, quien le daba tiernos besos por todo su rostro.

—buenos días, dormilona— le dijo Valentina sin dejar de darle besos

—buenos días, morrita. ¿Tienes mucho tiempo despierta?— le preguntó Juls.

—lo suficiente para apreciar y besar tu hermoso rostro

—tus besos son el mejor despertador. Ojala pudieran despertarme todos los días— le dijo Juls, antes de darle un tierno beso en los labios.

—entonces vivamos juntas— le dijo Val, mirándola fijamente a los ojos. Juliana se sentó en la cama. Valentina la imitó— ¿no te gusta la idea?

—no está mal, pero... No sé, Val... Sería incómodo que vivamos aquí o en mi casa...

—no estoy diciendo que vivamos aquí o en tu casa. Yo he estado pensando en comprar un departamento. Tengo suficiente ahorros para poder ser independiente

—es una buena idea, pero no dejaré que compres un depa, tú sola. ¿Y si mejor esperamos un tiempo?— le dijo Juliana un poco dudosa

—no creo que pueda aguantar mucho tiempo en esta casa. Pero trataré de esperarte— le dijo Valentina mientras le acariciaba las mejillas, para luego besarla— te amo chiquita ¿lo sabías?—Juliana asintió con la cabeza

—por supuesto que lo sé. Yo también te amo. Eres todo para mí, Val— le dijo Juliana, antes de besarla intensamente

—vamos a ducharnos. Recuerda que tengo que ir a trabajar. ¿Tú a qué hora entras?

—hoy me toca el horario de la tarde. Pero de todas forma te llevaré— le dijo Juliana, saliendo de la cama. Valentina hizo lo mismo, para luego las dos entrar al baño.

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—este es el colmo. Ya no hay respeto en esta casa— vociferó Fernanda, al ver a Valentina y a Juliana bajando las escaleras, agarradas de mano. La mujer estaba cruzada de brazos mientras negaba con la cabeza.

Valentina se acercó a ella, sin soltar a su novia.

—esta casa se dejó de respetar desde el día en que le pegaste el cuerno a mi papá, con su propio hermano. Tú eres quien les faltas el respeto a esta casa y a la familia, cuando te revuelcas con Héctor en tu cama— le dijo Valentina, antes de recibir una fuerte cachetada de su madre.

—¿qué le pasa, señora? ¿Usted está loca?— intervino Juliana, mientras que Valentina se acariciaba la mejilla golpeada. Su madre intentó pegarle nuevamente, pero Juliana la agarró por la muñeca— no voy a permitir que le vuelva a pegar...

—sueltame, pervertida. Yo soy su madre y puedo pegarle las veces que quiera— le vociferaba la mujer, tratando de zafarse del agarre de Juliana, pero Juliana la agarraba con más fuerza

—usted podrá ser su madre, o lo que quiera. A mi me vale una mierda... Pero si le vuelve a pegar a Valentina, me voy a olvidar de que lo es. ¿Me entendió?— concluyó Juliana, soltándola bruscamente. Valentina agarró a su novia por los hombros

—largate de mi casa, desgracia. Y no quiero que vuelvas a poner un pie aquí— Fernanda la miraba con odio mientras se acariciaba la muñeca que Juliana le había apretado— ¡Fuera!— le gritó la mujer

—vámonos, Juls— le dijo Valentina mientras la agarraba fuerte. Sentía que Juliana estaba a punto de perder la paciencia, al ver con la rabia que veía a su madre

Juliana y Valentina salieron de la casa, y luego se subieron rápidamente al vehículo de la primera, quien empezó a pegarle con mucha rabia al volante.