Comienza el Show

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Antes que nada, no se que paso, pero el primer fanfic no aparece, asi que lo subire de nuevo, que bueno que todo lo tengo guardado en Word, sirve y lo leen desde el inio nn' pero en fic aqui va de nuevo :3 En el remoto caso que llegara a aparecer de nuevo el primer fic estaria siguiendo ahora de adelante este, aunque es lo mismo.

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¡Buen día querida audiencia! Este es otro fantástico día en el infierno, han pasado ya dos meses desde el reciente exterminio, felicidades a los sobrevivientes, espero y tengan suerte el siguiente año también jajaja ¡Eso me recuerda! Si usted ya no desea volver a pasar por estos "terribles sucesos" en el Hotel Hazbin le ofrecemos la oportunidad de cambiar su vida y ¡redimirse! Así que si piensa que puede ser una mejor alma y ya no quiere vivir otro extermino los invito a pertenecer a este fantástico hotel ¡solo comuníquese con nosotros y...!

El anuncio fue interrumpido cuando la pequeña radio que transmitía el programa se hizo añicos y luego ardió en fuego hasta hacerse cenizas.

Cuando su niña le dijo a él y a Lilith sobre su idea de un hotel que rehabilitara a los demonios para ir al paraíso, no pudo evitar pensar al inicio que su niña había enloquecido. Había estallado incluso en fuertes carcajadas cuando escucho esa idea, era tan ridícula que no pudo contenerse. Ya tenía unos años después de eso y al pasar un tiempo y que su niña no haya cambiado de idea le comenzaba a preocupar ¿acaso su pequeña pasaba por ese momento en el que quería rebelarse a su autoridad? El conocía ese deseo de rebeldía e insubordinación, pero no podía aceptarlo ¡No de su pequeña! Por ello no ocultaba que negaba completamente que la idea de ese hotel fuera a funcionar ¿qué demonio en el infierno quisiera rehabilitarse? ¡era una tontería! ¡disparates! si no estaba loca estaba rebelándose contra el...

Hace ya aproximadamente un año su niña había ido a poner en marcha su proyecto del hotel junto con sus sirvientes carneros y su novia, no había sabido nada de ella hasta apenas unos dos meses atrás cuando su querida hija hizo el ridículo en televisión en vivo quedado en vergüenza frente a todo el infierno, el vio todo eso desde el momento en que mencionaron que ella aparecería, no negaba que la canción de su niña lo alegro inmensamente, oírla cantar siempre lo alegraba, pero ver todo el desastre que causo solo le dio mucha... vergüenza. No podía creer que todo empeoraría hasta ahora que escucho ese anuncio en la radio.

-Oh... esto sí que es una sorpresa-La figura de blanco que apenas hace unos minutos estaba tranquilamente revisando papeleo ahora se encontraba tenso con las manos apoyadas en el fino escritorio de madera apretando los papeles y casi quemándolos-hija mía, que decepción, creí haberte advertido bien de los demonios estafadores y sus tratos-decía con una sonrisa en su cara pero con sus ojos ardiendo de rabia.

Tuvo que respirar profundo para calmarse y ponerse de pie para después caminar hasta lo que quedaba de su radio que ahora solo era cenizas y pequeñas piezas casi calcinadas.

-Y tu... travieso Demonio Radio... te creía más sensato, veo que también me equivoque contigo-de un movimiento de su mano las cenizas se esfumaron y después camino hasta el balcón que poseía su estudio y miro la ciudad pentagrama pudiendo ver hasta del otro lado de la ciudad el hotel de su hija, hace tiempo que no la veía desde... la "pequeña" discusión que tuvieron cuando ella le menciono sus planes.

Y el demonio radio, bueno, nunca habían hablado... por lo menos no en el infierno, lo había visto un par de veces en las galas que daba para los demonios más poderosos tanto de almas pecadoras como nacidos en el infierno. Alastor. Un demonio sonriente, astuto, poderoso hasta cierto punto vulnerable por su posición de demonio presa pero aun así nadie se metía con él, de vez en cuando escuchaba su programa de radio, le resultaba entretenido, le resultaba algo fresco entre tanta putrefacción rutinaria, y a pesar de que al principio causo muchos problemas su llegada lo dejo pasar por alto cuando después de sus primeras matanzas pareció controlarse un poco, y si era sincero, sus matanzas le resultaban igualmente entretenidas, era un demonio muy singular sin duda alguna, pero se conformaba con solo oir de el, considerando que aun no era el momento propicio para interactuar con el, por lo menos hasta ahora, que parecía volverse un problema. No iba a permitirle poner en peligro a su hija... esta vez, pondría limites.

Fruto de odio y amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora