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Naruto

—Oye, creo que dejé mi banda ninja en el baño, así que entraré —dice Kakashi por detrás de la puerta.

—¡No entre!, Yo la buscaré.

—Quiero buscarla yo mismo.

—¡No! ¡Aquí no está!

—Ire al comedor, en cuanto te vistas reunete con los demás para desayunar —dice Kakashi con tono molesto.

Mi cara está roja de la vergüenza y mi corazón no para de latir como si quisiera salirse de mi pecho.

No puedo creer que realmente yo haya hecho ese tipo de cosas con Kakashi-sensei. No sé cómo lo veré a la cara a partir de ahora. ¿Se burlara de mi?

“Vamos Naruto, debes concentrarte. Kakashi es un adulto, seguramente lo olvidará rápido”, me repito una docena de veces antes de tomar mi mochila y sacar mi ropa usual.

Tomo los boxers que Kakashi dejó caer y me comienzo a vestir; me siento muy extraño, nunca creí que mi primera experiencia fuese con un hombre.

Salgo del cuarto de baño y me encuentro frente a la cama, realmente es pequeña. No sé cómo pudimos dormir los dos ahí sin caernos.

Un sonrojo invade mis mejillas, ya recuerdo como: Kakashi me abrazó toda la noche. ¡Demonios! Ahora no se como mirarlo y una parte de mi cuerpo se niega a ir al comedor.

Finalmente mi mente logra vencer a mi cuerpo y me dirijo al comedor, en cuanto llegó todos están sentados en la mesa. Para mí mala suerte la mesa es justo para cuatro personas, la silla que está libre es la que está frente a Kakashi y junto a Sasuke.

—¡Naruto! No deberías dormir tanto cuando salimos de misión —me regaña Sakura.

—Perdon, no volverá a pasar.

Me siento en la silla y observó el desayuno, aunque es bastante ligero siento que no puedo comerlo; tengo el estómago completamente revuelto.

Clavo mi mirada en el plato para no tener que voltear a ver a Kakashi. Por un momento me pierdo en mi mundo, hasta que una mano en mi pierna me hace volver a la realidad.

La manos de Sasuke se posa en mi muslo, al principio decido ignorarlo, pero cuando él intenta que su mano roce mi entrepierna no puedo evitarlo.

—Sueltame —le susurro intentando no llamar la atención de los demás.

Sasuke me ignora por completo, contrario a mi petición mueve más su mano pero yo intento alejarme.

—Sueltame —le susurro nuevamente, pero ahora para mí desgracia llamó la atención de Kakashi.

—¿Qué les sucede a ustedes dos?

Bajo aún más la mirada ante la pregunta de Kakashi, me da vergüenza verlo a la cara.

—Nada —contesta Sasuke a secas sin quitar su mano.

Deslizó mi mano debajo de la mesa y la colocó sobre la de él. Con un rápido movimiento apartó su mano, ya no tengo paciencia para seguirlo soportando.

—Debemos hablar —me susurra Sasuke con enfado.

Solo asiento en respuesta para evitarme problemas y comienzo a comer lo más rápido que puedo.

El desayuno transcurre en silencio y el momento de partir llega. Salimos de la cabaña y emprendemos el camino que nos queda hasta llegar a la aldea de la arena.

Conforme avanzamos, la vegetación cambia; cada vez hay menos árboles y la arena comienza a cubrir todo. El calor es tan abrasador que siento ganas de quitarme la chamarra.

Tomo entre mis manos el cierre de mi chamarra y me dispongo a bajarlo, pero la mirada de Sasuke me hace apartar por completo la idea de mi mente. Él solo sonríe y yo no sé si debería o no, devolverle el gesto. ¿Podemos seguir actuando como amigos?

Miro hacia al frente intentando ignorar mis pensamientos. Más temprano que tarde descubro que ha sido una mala idea, Kakashi nos dirije y solo con ver su espalda un rubor se hace presente en mi rostro.

—¿Tienes calentura? —me pregunta Sakura acercándose a mi.

—No, solo hay mucho sol.

—Sensei, creo que Naruto está enfermo, deberíamos bajarle la calentura —vocifera Sakura ignorando por completo mi respuesta.

—¿Estás enfermo Naruto? —pregunta Kakashi deteniéndose.

Niego con la cabeza mientras la mantengo gacha, realmente me da vergüenza ver a mi sensei ahora.

—Avanzemos rápido, si está enfermo o no lo mejor es llegar a la aldea de la arena —por primera vez estoy de acuerdo con algo que ha dicho Sasuke. Ya quiero ver a Gaara.

Continuamos nuestro recorrido y al llegar a la aldea de la arena los guardias nos conducen a la torre del kazekage.

Gaara sale a recibirnos con su traje, realmente me alegro por él. Es increíble que se haya convertido en líder de su aldea tan pronto. Debo apurarme y alcanzarlo.

—El equipo siete de Konoha a llegado kazekage —anuncia el guardia.

—Llevenlos a sus habitaciones, la cena será a las ocho en punto.

El guardia se lleva a Sakura y los demás seguimos esperando en el vestíbulo.

Gaara comienza a acercarse a mi y yo hago lo mismo, cuando abre sus brazos siento que me va a abrazar y busco corresponder el gesto.

Las cosas se salen de control, y no entiendo cómo de un momento a otro estoy pegado contra la pared y tengo las piernas enrrolladas en la cintura de Gaara.

Desvío la vista algo avergonzado, y me arrepiento inmediatamente. Sasuke y Kakashi mira con odio mal disimulado a Gaara.

No entiendo de qué va esta situación, así que intento soltarme. Pero Gaara me lo impide obligándome a mirarlo directo a la cara. Sus ojos son hermosos, y en este momento aunque no sé que es lo que quiere, no siento miedo; puedo percibir que no tiene malas intenciones.

Gaara desliza una de sus manos por mis mejillas y atrae mi rostro hacia el suyo, en menos de un segundo junta nuestros labios. Por inercia y miedo a caerme, hago más fuerte el agarre de mis piernas en su cintura.

El beso no es ni lento ni rápido, Gaara pasa su lenguaje en repetidas ocasión por mi labio inferior y yo termino cediendo. Su lengua entra a mi boca haciéndome sentir una infinidad de nuevas sensaciones.

Por un momento me olvidó de todo, hasta que un kunai lanzado en nuestra dirección me obliga a separarme de él. Gaara sin problema lo detiene con su arena, justo cuando creo que seguirá besandome, voltea el rostro y mira a Sasuke. Me sorprende a mi mismo, mi deseo de continuar con el beso.

La expresión de Gaara siempre es la misma, pero hoy siento que está enojado aunque su rostro no lo demuestre.

—Crei que los desertores de Konoha eran buenos ninjas, que decepción ver qué ni siquiera pueden guardar un kunai en su sitio.

Ahora es Sasuke el que se muestra completamente enojado, Kakashi no hace nada; solo se mantiene neutral.

—Cuando tocan sin permiso a mis amigos, mis manos no pueden evitar reaccionar.

“Hipocrita” pienso inmediatamente.

—Tranquilo, también es mi amigo —Gaara me suelta y me pone de mi pie delante suyo, su mirada parece querer atravesarme y parece pensárselo antes de seguir hablando —. ¿Naruto quieres ir a mi habitación?

Seras MioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora