CAPÍTULO 7.

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Harry amaría haberse despertado con el sonido de los pajaritos y la luz del sol naciente entrando por su ventana, respirando el olor de las flores del patio que se colaba en su habitación, amaría haberse tomado una ducha tórrida y haber bajado a desayunar una taza de café para luego subir y admirar el rostro de Louis dormido.

Pero no fue así, ni de lejos.

El sonido de unas trompetas dignas de película medieval anunciando la llegada del Rey absolutista inundaron toda la paz de la mansión.

Se levantó alterado, como si estuviera en un campamento militar, a los pocos segundos estaba en pie. Miró el rostro de Louis, totalmente tranquilo, ajeno a todo. ¿Cómo mierda podía seguir dormido después de ese estruendo?

Removió a su compañero el cual estaba en su cama, recordó que Louis se metió en ella en la madrugada por vete-a-saber-qué razón. El mayor gruñó ante el movimiento y abrió los ojos lentamente con el ceño fruncido, el cual se relajó al ver al rizado.

—¿Qué pasa?

—Oí unas trompetas —se oyó el gran portón cerrarse bruscamente— creo que tenemos que bajar.

El ojiazul asintió y se levantó de la cama, se fue al baño y se vistió, Harry hizo lo propio en la habitación.

Una vez estuvieron abajo vieron tres altas figuras levitando, vestidos totalmente de negro, justo enmedio del gran salón. Todos los de la casa estaban ahí, curiosos viendo qué ocurría.

Hablaron al unísono.

—Brujos y brujas de la residencia White, se nos ha convocado por un asunto urgente que atenta contra vuestra vida. Entregadnos a vuestra superior, Mery White, para poder discutir este asunto con ella.

Al menor se le erizó la piel, involuntariamente se colocó detrás de Louis, el cual extendió levemente sus brazos a modo escudo para el rizado.

—¿Qué mierda pasa aquí? —susuró Zayn a Harry.

—No tengo ni idea, no sé quiénes son.

Todos murmuraban, a Louis le empezó a doler la cabeza ante tanto ruido por todos esos pensamientos, se sentía acongojado del miedo colectivo, ¿Dónde estaba Mery?

—Brujos y brujas de la residencia White, se nos ha convocado por un asunto urgente que atenta contra vuestra vida. Entregadnos a vuestra superior, Mery White, para poder discutir este asunto con ella —repitieron.

Mery bajó las escaleras corriendo, llevaba puesto un largo y sedoso vestido negro y su pelo caía por toda su espalda. Gracia, esa mujer desprendía gracia y clase, incluso si vestía una maldita bolsa de basura.

—Dije discreción cuando os convoqué y habéis venido tocando trompetas, levitando y asustando a todos mis protegidos —a pesar de que sus palabras parecían molestas, su tono de voz era sereno.

Los brujos tocaron el suelo a la vez, todos pudieron ver bien sus rostros. Dos mujeres y un hombre.

Una de ellas era pelinegra, aparentaba unos treinta años y tenía los ojos rojos, igual que sus uñas, la segunda tenía los ojos rosas, era de unos cuarenta años, tenía el pelo rizado y castaño recogido en una coleta alta y el hombre era rubio de penetrantes ojos amarillos.

Harry no pudo ignorar el extraño color de esos ojos, eran gente importante, eso lo tenía claro. El rostro de la pelinegra se endulzó al ver a Mery a unos metros de ellos.

—Es protocolo, ya lo sabes —Mery hizo un gesto con la mano restándole importancia y se giró a todos los que vivían en la residencia.

—Muchachos, este es el consejo de brujería inglés. Hemos tenido un percance y han tenido que venir a darnos orientación, espero que esto no impida vuestras rutinas, os pido encarecidamente que no comentéis a nadie de fuera de la residencia todo lo que acaba de ocurrir. Eso podría mataros —sonó tan severa que a Harry se le salió el aire del cuerpo.

WITCHER ||L.S||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora