El otoño había llegado a Londres antes de lo esperado. La lluvia había incrementado, el cielo siempre nublado y los árboles desnudos silbaban en cada ola de viento.
Harry había ganado tonificación muscular, el cabello le había crecido lo suficiente como para hacerse moños -con los cuales iba gran parte del tiempo- y Louis cada mañana se encargaba de vendar las manos de Harry antes de que este se fuera a entrenar con Mery.
Está bien, él le había prometido al rizado no verle entrenar, pero vamos, ¿quién no querría ver ese espectáculo?
Harry cada vez tenía un cuerpo mucho más voluptuoso y eso a él le volvía loco. Le encantaba todo de Harry; su manera de hablar, su forma de limpiarse las comisuras después de una larga sesión de besos y lo rojo que se ponía cuando el mayor le decía lo caliente que se veía.
También vio a los otros chicos haciendo juegos con sus dones pero no quiso meterse. También, muchas noches Harry tenía pesadillas las cuales Louis amablemente cambiaba por sueños bonitos, con él, claramente.
Su relación no avanzaba pero cada vez era más dulce, algo extraño de explicar, pero se sentían cómodos, así estaba bien. Aunque a veces Louis se ponía celoso de Zayn.
Harry armó un hábito de ejercicio; tres días a la semana iba a correr con el moreno y cuatro días entrenaba con Mery. Finalmente los domingos iba a comer helado con su amigo y en cierto modo el mayor se sentía abandonado todas las mañanas. Pero cuando trató de explicárselo al rizado la conversación no surgió del todo bien.
-Harry, ¿no crees que, tal vez, podrías pasar esta mañana conmigo?
-Voy a salir a correr, Louis, luego si quieres nos tiramos en la cama.
-Siento como que prefieres pasar el tiempo con Zayn.
-Oh, no, ¿estás celoso? -rió leve mientras se ponía sus deportivas, al no obtener respuesta, lo miró- No voy a cambiar mis hábitos solo porque te sientas amenazado por mi amigo, y de todas maneras, tampoco somos nada.
Está bien, esa última frase el propio Louis se la dijo en más de una ocasión al menor, pero esa vez le molestó. Pero tampoco dijo nada.
Esperaba que por el tiempo lluvioso actual Harry estuviera más tiempo con él, pero tampoco fue así. Él seguía levantándose a las seis cada mañana para entrenar o para correr y él se sentaba en la cama y miraba el televisor hasta la hora de desayunar.
No era el mejor ritmo de vida pero de hecho es el que siempre ha llevado, pero ahora se sentía tan vacío... Como si pudiera invertir su tiempo en otra cosa. Se sentía como una mujer del siglo XIX, pero una burguesa, de esas que salían de casa para lucir bonitos vestidos y tacones exageradamente altos, presumiendo de sus maridos y de lo intelectuales que eran.
Bien, no salía de la habitación en vestido y tacones, pero sí que presumía de Harry cuando alguien le preguntaba cualquier cosa. Una vez, Kasey, una niña de doce años que llegó a finales de agosto, le preguntó donde estaba el despacho de Mery y él le explicó lo guapo que se veía Harry entrenando con esa mujer.
Sí, la verdad es que no había mucha gente que se le acercara así que aprovecharía cualquier momento para hablar de lo único entretenido que le había pasado en los últimos años.
Como de costumbre, Harry no estaba y él se fue a la ducha. Ese día le daría una sorpresa al menor cuando llegara.
-Estás avanzando bastante rápido, Styles -le animó la mujer mientras le extendía una bebida isotónica.
-Eso es bueno, probablemente nos ataquen en unos días y... -Mery ya sabía que Harry se iba a poner a divagar, lo hace cuando habla del tema, así que le cortó.

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WITCHER ||L.S||
Fanfiction«Bienvenido a la residencia White, aquí encontrarás jóvenes como tú.» La residencia White trata que los jóvenes excepcionales puedan controlar sus dones. Harry Styles, un joven de diecisiete años el cual ingresaron en la residencia White por exponer...