CAPÍTULO 2

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El día siguiente fue bastante tranquilo, Harry y Louis apenas se cruzaron, además que el menor aprovechó para conocer mejor a sus nuevos amigos, porque sí, Harry ya consideraba a ese grupo de chicos excéntricos sus nuevos amigos, así que cuando Zayn le ofreció salir a por un helado juntos, el rizado no se negó. Se encontraba en el patio lateral, al lado del salón de herbología, habían vuelto de la heladería y disfrutaban de una amena charla sentados en las escaleras que daban a dicho salón.

—Cuéntame, ¿cómo entraste aquí? —preguntó Harry, lamiendo su helado.

—Fue hace un año, tenía una plantación... algo ilegal con un amigo —ambos rieron— pero yo era el único que se hacía cargo, él venía, ponía cogollos en bolsitas y se iba a fumar por ahí, un día me harté y... discutimos... acabé prendiendo fuego a todo el maldito lugar —rió leve— estuve colocado durante una semana entera.

—¿Y tu amigo, qué dijo?

—Oh, él... murió calcinado... no he tenido el valor de ir a su tumba, ni lo tuve de ir a su entierro, ¿cómo podría? Yo causé eso.

Harry vio como el semblante del moreno cambiaba a triste, así que decidió abrazarlo. Él también se sentía triste por su jefe, podía entender en cierto modo a Zayn.

—Tú no querías que eso ocurriera, Zayn.

—Al contrario, lo deseé con todas mis fuerzas, pero no pensé que fuera a ocurrir —El menor no sabía qué decir, solo se mantuvo abrazado a él— aunque ahora sé controlarlo y me dedico a la herbología, ya sabes, hacer pócimas con plantas.

—Tienes experiencia de jardinero —rió Harry separándose del moreno, a lo que éste le empujó levemente.









—Louis, avisa luego a Harry que hoy no tendréis agua caliente —dijo Mery bajando de la escalera. El chico de ojos azules se encontraba montando su cama con el ceño fruncido —. Se os ha estropeado la caldera, mañana la repararán... ¿Qué le ha pasado a tu cama?

Louis gruñó en respuesta, seguía realmente enfadado con el chico de rizos.

—Mi nuevo compañero pensó que sería divertido desmontarla anoche —el chico rodó los ojos y se puso en pie.

La mujer rió suave, Mery era quizá la única persona en la residencia que supo cómo tratar a Louis desde el principio. La mujer aún recuerda la llegada de Louis, ese chico de quince añitos asustado y agotado, oyendo voces y voces, todo el día, cualquiera se volvería loco, pero el niño lo llevó bastante bien. Ella misma le enseñó a filtrar todo ese ruido, a verlo como una simple ciudad metropolitana de fondo, convertir decenas de voces en ruido ambiente.

—Te tiene a raya, ¿eh? —bromeó Mery sacando su cajetilla de cigarros y le ofreció uno a Louis, el cual lo aceptó gustoso.

—¿No puedes ponerle en otra habitación? —Louis buscaba su mechero, pero Mery se adelantó encendiéndoselo con el dedo —Oh, cierto, piroquinesis.

—No voy a cambiarlo, tienes que hacer amigos, Louis.

—¡Tú eres mi amiga!

—No, soy tu líder —Louis puso una fingida cara de tristeza— me caes bien y te tengo cariño, pero no eres un niño pequeño, debes empezar a relacionarte.

—Oh, y un chico como él, que resulta ofendido ante cualquiera de mis sarcásticas e hirientes palabras es perfecto, ¿no?

—Es guapo.

—Sé lo que estás pensando... literalmente, y no.

—¡Venga, Louis, dale una oportunidad!, solo intenta ser su amigo... o al menos ser agradable.

WITCHER ||L.S||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora