Vacio

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A través de calle bordeada completamente por tiendas mágicas, donde magos y brujas de diferentes edades y estatus circulaban por diferentes motivos, resaltaba una cabellera estilizada de manera pulcra, al igual que toda la postura del mago que lo poseía, añadido a eso, estaba el inconfundible y resaltan te cabello rubio más claro que los rayos del sol, color que para los buenos observadores le otorgaban una mayor clase a su figura.

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Draco Malfoy no creía tener una verdadera razón para andar mezclándose entre la gente en medio del Callejón Diagon, es decir, cualquier cosa que quisiera podría pedirla a su padre o a un elfo en el más sencillo de los casos, pero justo ese día su madre creyó conveniente que fuera el mismo a hacer sus compras, y que de paso le hiciera un mandado a ella. De único heredero de los Malfoy, rebajado a mandadero, no le hacía ni una pizca de gracia, pero no iría en contra de las palabras de su madre.

Después de hacer unas compras de materiales necesarios que se le habían agotado por están experimentando constantemente... Cabe destacar que la mayoría quedaron inutilizado por andar distraído en medio de la preparación... Una de las razones por las que no quería acudir a su padre para esas compras en específico, que le diría? ~ Lo siento padre, terminé con todos los recursos para las posiciones por andar preocupado sobre el destino de Harry Potter, además,no te había contado que el cuatro ojos me hace suspirar como Hufflepuff enamorada?~ Obviamente no iba a hacerlo, al menos no tan pronto. Aunque conociéndolo lo más seguro ya los sospeche.

Mientras me dirigía hacia la tienda de criaturas mágicas para cumplir con el mandato de madre, vi a un costado, en medio de un pequeño callejón a una figura encogida contra la pared, no pensaba darle demasiada atención, después de todo no era raro ver a un mago vagabundo tirado en algún lado, sin embargo un detalle me impulso a acercarme un poco más al lugar, grande fue mi sorpresa al notar, ahora con certeza, ese inconfundible nido de pájaros, conocido como el cabello del motivo de sus dolores de cabeza.

Harry Potter se encontraba frente a sus ojos, recostado precariamente a la pared, con la mirada vacía y perdida frente a él... El conocía esa mirada, la había visto tantas veces, ~he sido el único que la ha visto~ pensó con tristeza.

-Hey Potter, al fin te rendiste a tu destino de ser un simple vagabundo- lo molesto, tratando de pincharlo, que reaccionace.- Ahora aparte de ciego sordo, que haces aquí?, Potter? - Nada, seguía ignorando lo con la mirada perdida, antes eso bastaba, molestarlo siempre lo hacía salir de ese estupor en el que solía meterse... Que sucedió, quien te hizo esto, porque ni siquiera notas que estoy acá? Era lo que quería preguntarle, mas, aun estando frente a él, esa mirada no reparaba en su presencia.

Ahora que haría? No podría simplemente dejarlo ahí, solo faltaba un seguidor de ya saben quien que lo reconociera para que ya no se volviera a ver un solo rastro del niño que vivió. ~Ahhhhhhh, ya veía venir los regaños de su padre cuando se enterara de lo que iba a hacer y su madre... Tenía que hablar urgentemente con su madre.

-Esto no es una simple coincidencia- murmuro para si mismo mientras cruzaba un brazo del Gryffindor sobre sus hombros, instandole a levantarse, aunque al final fue como cargar con su cuerpo completamente. Llamó a su elfo para que los llevara hasta la Mansión, no quería llamar la atención de quienes transitaban el Callejón.

En serio esperaba que esta fuera la decisión correcta.

Siempre lo mismo... (Drarry/Harco) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora