Capítulo 8: Parásitos

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La cabeza había sido partida en dos, la sangre salpicaba el linóleo y parte de las pequeñas flores blancas del jardín. Los perros habían devorado gran parte del torso y separado las extremidades a los costados, era increíble lo fácil que fue desprender los huesos. No hubo mucho que el personal del sanatorio pudiera hacer por él condenado. Había un puñado de locos que pululaba alrededor de la víctima, incluso cuando juntaron los pedazos del cuerpo y arrojaron una sábana blanca intentando tapar estos.

Los ojos de ese que alguna vez fue un hombre era lo que más quedaba en la mente de Changkyun. En el momento exacto cuando dejo de luchar y se le dio por mirar hacia arriba. Conectando su mirada sin nada con la suya. Nada, ahí no había nada. Solo un profundo agujero negro. Hace tiempo que ya no quedaba nada. El cuerpo se había defendido por mero mecanismo automático. Quizás hasta se lo busco por cuenta propia. Si lo pensaba de esa forma, tenía mucho sentido.

Aunque era algo muy extraño. Ningún paciente había ido más allá de la valla. ¿Cómo pudo haber llegado tan lejos? Changkyun camino curioso detrás del rastro de sangre. Le recordó a uno de esos juegos que solía jugar, sigue la sangre decían, una sonrisa de costado se le escapó de los labios. Sin duda era una persona extraña, pensando en un juego cuando uno de los pacientes había sido despedazado.

Pero en su interior no tenía sentido que no hubiera sido intencional. Era raro, el tipo definitivamente había elegido su muerte, no fue algo accidental. Comprobó la ruta mientras todos estaban ocupados juntando los pedazos. Los pesadas verjas de metal habían sido corridos. ¿Cómo? Si bien un lobo en su forma más primitiva podría haberla movido con los dientes, pero sabía lo que hacían las pastillas. Ni siquiera podían tener una erección, mucho menos cambiar a su forma lupina.

El paciente que había sido despedazado, estaba en los huesos, desnutrido y más en estado de cadáver que el estado estándar de la de un alpha sano en todo su esplendor. ¿Cómo pudo mover algo tan pesado? Era muy extraño. Volvió con los demás pacientes antes de que alguien se diera cuenta de que estuvo merodeando. El chico de tatuajes se había quedado estático mirando el desastre en el patio. Su estómago no le jugo una buena pasada y ahora el desayuno de ese alpha también ensuciaba las baldosas blancas. Los enfermeros no dudaron en llevárselo, así como a cualquier paciente que se descomponía.

Las semanas pasaron, tan lentamente como si fueran años. Changkyun estaba más preocupado con las repentinas muertes de los alphas en aquel lugar. Que en sus propias penurias. Cuando pregunto a su terapeuta, este fue muy esquivo y se hizo el desentendido. Una sucesión de suicidios no era algo normal. ¿A todos los había abandonado su alma? No le cabía en la cabeza, que el lado lupino de ellos los dejara de aquella forma solo porque sus problemas mentales los afectaban. ¿Así se suponía que acababan los alphas? ¿Por qué no estaba pasando lo mismo con los omegas?

Las muertes que sucedían eran extrañas, suicidios muy inusuales, no era normal. Nada de ese lugar lo era. Como el hecho de que solo betas eran los del personal. Ya pocos alphas quedaban en el patio de la camada que ingreso con él. Se renovaban sí, pero los viejos, terminaban teniendo muertes horribles o extrañas, sin ninguna lógica, como si todas fueras intencionales. Al principio había pensado que el ala de los alphas estaba restringida para ellos, para proteger a los omegas, pero ahora, no estaba tan seguro. Esos alphas no presentaban ningún peligro para los omegas.

Curioso evito que las drogas lo hicieran dormir, colocándolas debajo de su lengua cuando se las dieron y arrojándolas en el inodoro cuando ya no estaba nadie. Cuidándose de las rondas de los enfermeros, decidió investigar esa extraña ala. Tenía miles de preguntas, como el hecho de que aquel chico de tatuajes, no volvió a aparecer en el patio, ni siquiera fue contado como uno de las bajas en el sanatorio.

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