C20 "La última noche"

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El camino se dio en cámara lenta, el dolor, la rabia y la impotencia la llevaban de la mano, que poco había durado su idílico y soñado amor, un amor tan desmedido como jamás imagino sentir.

Damián: mi reina estas muy callada ¿todo bien?

Vivían: estoy bien [mirando por la ventana] pensaba en algo de la facultad de derecho eso es todo [sonrió falsamente]

Damián: hoy nada de trabajo. Estoy tan feliz [tomó su mano] muero por pasar el resto de mis noches a tu lado.

Vivián: recuerda siempre que no importa lo que pase en tu vida [lo miró] lo importante es que tu estés bien de aquí [señaló su corazón

Aquella frase lo confundió un poco, pero a veces ella decía cosas que lo desconcertaban, solo asintió y tomo su mano dejando un beso. Cuando llegaron al apartamento ella entró directo al baño para refrescar un poco su rostro.

Vivián: no hay vuelta atrás Vivían [dijo a su reflejo] él merece la familia que desea [sonrió amargamente] y tu no se la podrás dar... 

Una lágrima intento escapar pero su temple fue tan grande que la detuvo, la vida la había preparado para cualquier momento y este era uno de ellos, no iba a llorar, menos a lamentarse, respiró profundo y salio del baño para encontrarse un ambiente cálido, con música suave y dos copas de vino sobre la mesa.

Damián: te adoro mi vida [la abrazó por la espalda dejando un beso en su cuello] ¿quieres bailar conmigo?

Vivían: no [suspiró] no quiero bailar, ni quiero que hablemos ahora [tomó la copa de vino y la bebió de un sorbo] solo deseo una cosa [se paró frente a él] que me hagas el amor [susurró en su oído] que me ames a tu antojo.

Ella se giró de espaldas a él, se movió el cabello y le dio paso para bajar el cierre de su vestido, lo fue deslizando por su cuerpo quedando en un sensual conjunto vino que hacía resaltar su pálida piel dejándolo a él impactado, lleno de deseos ante aquel desparpajo y sensualidad que ella irradiaba.
La cargó en sus brazos y se sentó con ella a horcajadas en el sofá, los besos se hacían intensos y las caricias un baile sobre el cuerpo de ella, las manos de Damián viajaron hasta su espalda y liberaron el brasier que la cubría, la miró como se mordía el labio mientras le tomaba el rostro acercándolo a sus senos, él se apodero de ellos como quiso, sacándola a ella de su realidad, por instinto comenzó a mover despacito su cadera sobre él haciéndolo soltar un gruñido tan audible que la enloqueció.

Vivían: llévame ya a tu cama [susurró entre jadeos en su oído]

Sin perder un segundo la obedeció y se levantó con ella en brazos, a penas entraron a la habitación la acorraló contra la pared y tocaba sus piernas prendidas a la cintura sin parar, los dedos fríos de él la hacían vibrar.

Damián: eres una diosa mi amor [besaba sin parar su cuello] te amo tanto Vivían, como jamás imaginé [susurraba]

Ella moría por decirle que también lo amaba profundamente pero no podía permitir una pizca de debilidad, lo tomó del rostro y unió sus labios en un frenético beso. Se bajó con cuidado de sus brazos y comenzó a desvestir a ese hombre que tanto provocaba en ella. Cayeron en la cama envueltos en deseo y no tardaron en hacer lo que sus cuerpos reclamaban, fundirse intensamente, los choques de sus cuerpos, sus jadeos, el calor del momento y los gemidos llenos de pasión inundaban el lugar, ese sitio donde solo eran ellos dos, sin un mañana posible. Ella se dejó explorar, cedió a Damián su cuerpo y su alma entera en esa entrega, le pidió que la amara a su antojo y él así lo hizo, la llevó al límite de sus sentidos, no se pertenecía. Extasiados en amor se dejaron llevar por una fuente interminable de placer. Él al fin reposó agotado la cabeza sobre el pecho de ella quién derramaba algunas lágrimas luego de saber que era tan suya y tan ajena. Lo apretó fuerte contra su pecho para que sintiera en cada latido de su corazón lo que con palabras no podía expresar, cuanto lo amaba.

VENTURA [ꜰᴀɴꜰɪᴄ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora