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Corro, Corro con toda la rapidez que mis cortas piernas me permiten, las calles están oscuras, y hace frío, la delgada franela que llevo puesta no me protege de nada, el viento choca contra mi rostro, siento que mis piernas se doblan a cada paso que doy, las lágrimas no cesan. Sus gritos exigiendo que me detengan cada vez se escuchan con mas molestia, sin embargo no obedezco.

La gente que pasa por mi lado sólo me observan algunos con lástima, otros con desaprobación, pero no me importa, ya nada importa... en este momento lo único que está en mi mente es su imagen, él y ellas... ellas.

Miles de lágrimas salían de mis ojos sin parar ¡Dios!, ¿Por qué me pasa esto a mí?, Me enamore del hombre incorrecto >>bueno si es que se le puede decir hombre<<, continuo corriendo hasta llegar a la carretera, todo está totalmente oscuro pues ya es tarde, detengo mis pasos e intento localizar un taxi, inmediato captó con la vista uno y hago que se detenga.

Aun puedo escuchar sus fuertes gritos desde la lejanía pidiendo que me detenga constantemente.

—Acelere— pido al taxista apenas subo al auto.

—¿A dónde la llevo señorita?— pregunta el taxista minutos después de haber avanzado.

>>¿A dónde rayos puedo ir?<< Me preguntaba a mi misma, es claro que a casa no, pues de ahí vengo para mi desgracia, eran las 11 de la noche no creo que ninguna de mis amigas se encuentre despiertas, además no seria capaz de invadirlas en su casa y menos podría lidiar con las preguntas que seguramente me harían.

—Señorita, ¿A dónde la llevo?— vuelve a insistir el chofer al no obtener alguna respuesta de mi parte minutos atrás.

—A... —mi teléfono sonó antes de que pudiera responder —. Espere un segundo— pedí —. Hola...

—Karime ¿cómo estás?— habla Ivan, un amigo mío.

—Bien— mentí —¿y tú?, ¿Qué tal la noche?— pregunte fingiendo estar animada.

—Muy bien, oye que te parece si vienés a mi casa, aquí están las chicas hicimos una reunión pero faltas tú— contestó risueño.

>>Bueno supongo que no estaba en lo correcto al pensar que las chicas ya estaban dormidas<<.

—Entonces en un momento llego— solté acompañada de una risa nerviosa, a continuación colgué y le indique al chofer la dirección de Ivan.

Durante todo el trayecto me la he pasado llorando, el chofer por su parte de vez en cuando me da una pequeña hojeada más no dice palabra alguna, se que debo parecer una loca, pero por más que intento calmarme no puedo, los recuerdos sucios llegan a mí torturándome haciendo difícil la tarea de calmar mis sollozos.

El taxi sigue en movimiento, hace ya unos minutos que me logre tranquilizar, no quería llegar a casa de Ivan y vieran mi deplorable estado, la casa de Ivan estaba a dos horas de la mía, lo cual fue perfecto para que cuando llegara ya estuviera tranquila y mi rostro volviera a su estado normal y no a ese en el que lucia rojo e hinchado por las lágrimas.

Cuando llego Ivan me recibe con un fuerte abrazo y un beso en la mejilla.

-Pensé que al final no ibas a venir— me suelta mientras me regala una sonrisa.

—Estaba aburrida y decidí venir— refuto, él solo asiente y me deja libre para que pase.

Ya eran pasadas de la media noche y ya todos se habían ido, realmente me sirvió sus presencias para olvidarme del suceso de hace unas horas atrás, las chicas al parecer no se dieron cuenta de mi estado, de verdad que me es forcé en olvidar y sólo concentrarme en divertirme un poco.

Ya sólo quedaba yo en la casa de Ivan y debía irme pero no tenia a donde.

—¿Quiere ver alguna película y contarme que es lo que te pasa?— seguro notó que algo andaba mal y si quería contarle, necesitaba hacerlo, pero me daba vergüenza de solo pensarlo >>¿cómo pude ser tan idiota?<<.

—Lo siento pero... no... no puedo— las palabras se entre cortaban, sentía como mi garganta se cerraba y mis ojos se llenaban de agua más no quería llorar, no era justo, ya había llorado demasiado en todo el camino hacia acá.

—Vamos Kary, habla, ¿qué sucede?— su voz se nota dulce acompañada de preocupación, se acerca y seguido me abraza delicadamente envolviendo sus brazos en mi pequeño cuerpo y entonces no puedo resistirlo mas y comienzo a sollozar.

Su abrazo parece quebrarme mas de lo que estaba, pero aun así se lo agradezco, me hace sentir que a pesar de que me este despedazando, él estará para mí y  me mantendrá unida.

—¿Por qué Ivan?, ¿Porqué?— repito una y otra vez mientras mis lágrimas empiezan a caer —, ¿Realmente soy despreciable?, ¿acaso yo me merecía esto?—mi voz se corta y siento que me falta el aire, las preguntas se aglomeran en mi mente —. Yo realmente lo amaba y como idiota lo sigo amando— puedo sentir mis ojos hincharse y entre mas lloro él mas fuerte me abraza, me abraza tanto que realmente le agradezco.

—¿Qué te hizo ese infeliz?— su voz es tan fría que me da miedo lo que pueda pasar si se lo digo —vamos Karyme, habla lo que te hizo— su voz cada vez es más dura, la dulzura de hace unos instantes ya no está, siento como su cuerpo se tensa entre mas tiempo lo dejo en la expectativa, pero no me siento tan segura de contárselo.

—No tiene caso Ivan... — intento evadir el tema, mis sentimientos están confundidos, por un lado siento irá, coraje y por otro me siento tan dolida, tan destrozada.

—Karyme...— pronuncia mi nombre en forma de advertencia.

—Ivan...— copio su acción —. Sólo hay que dejarlo estar, no tiene caso— sorbo mi nariz he intento secar mis lágrimas.

—Por favor Kary, confía en mí, ¿quieres?— sus ojos suplican que confíe en él y es que realmente lo hago, sólo que temo a su reacción.

—Cuándo llegue a casa él... él estaba ocupado... con...— inicio y suelto un suspiro lleno de pesadez, pero apenas pronunciar aquello hace que mi voz se vaya perdiendo y dudó en continuar hablando.

—¿Con qué Karyme?, ¡Demonios!, Habla de una vez— su dureza en la voz me asusta y su agarre en mí se intensifica, no siento dolor ya que a pesar de tomarme con fuerza tiene mucho cuidado de no lastimarme.

—Estaba no con una si no con... con tres chicas muy ocupado en mi cama, en la cama que con tanta emoción compre para los dos, en esa en la cual dormíamos juntos y él disfrutaba ensuciarla con esas ¡Estúpidas!— hablo muy rápido y con un poco de enojo, tan sólo el recordar la imagen me causa odio, aberración y dolor, mucho dolor.

De repente de un momento a otro ya no sentí los brazos de Ivan rodearme mientras me reconfortaba, el tan sólo sentir su calor junto a mí me hacía sentir que realmente no estaba sola, sentir que él siempre estaría ahí para mí me era reconfortante, y eso ya no estaba, cuando reaccione ya era tarde y fue en ese momento cuando me di cuenta que había cometido un error.

Yo Te CuidaréDonde viven las historias. Descúbrelo ahora