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Las cosas con Joel van de mal en peor, todos los días el sale de casa a su trabajo tiempo después me marcho yo, durante el día me es difícil no pensar en él, quisiera que el tiempo pasara lo más rápido posible, pero ya llegada la hora de volver a vernos en casa una sensación horrible me llena el pecho, me empiezo a sentir nerviosa y asustada ante la expectativa de una nueva pelea y eso es todos los días por lo cual está no es una excepción.

-Karyme, mi amor - se acerca y me da un corto abrazo junto a un beso el cual sin dudar le regresó.

-Hola mi amor, ¿qué tal te fue?- respondo animada.

-Cansado, ya sabes, lo normal - se desabrocha la camisa dejando ver un poco su trabajado abdomen.

Hace días que no intimidamos, y no es como si yo fuera una enferma sexual, no nada de eso pero no puedo negar que si lo necesito, así que sin más me acerco a él depositando un corto beso en el cuello ya que ese siempre ha sido su punto débil, oigo como un pequeño jadeo sale de sus labios animándome a continuar, así que lo hago, comienzo a depositar pequeños besos por todo su cuello.

Sigo en mi trabajo pasando mis manos por todo su pecho y abdomen el parece reaccionar muy bien ya que de un movimiento rápido tira de mi brazo haciendo que caiga hacia al frente sobre su regazo, con el calor del momento intento darle un beso en los labios más él es mas rápido y me esquiva rechazando el beso, al principio me dolió un poco pero lo dejé pasar.

Rápidamente el se baja el pantalón y de una sola entra en mí ocasionando dolor en mi intimidad, sus movimiento son bruscos el cosquilleo que sentía hace unos segundos atrás gracias a la excitación que comenzaba a sentir desaparecen por un dolor molesto e incómodo.

-Joel me lastimas- Hable en apenas un susurro ya que el dolor era intenso, parecía no oírme pues el seguí en lo suyo.

No sentía placer, me estaba empezando a sentir sólo un objeto usado, sólo entraba y salía sin más, no habían caricias ni besos, sólo se dedicaba a eso, mis mejillas comienzan a arder gracias a la vergüenza que me invade por la situación.

-Joel basta, he dicho que me lastimas- reprochó entre jadeos y no, no son de placer.

-Callate demonios- es lo único que suelta mientras sus embestidas son cada vez mas rápidas y bruscas.

El dolor comienza a ser insoportable causando que pequeñas lágrimas salgan de mis ojos, él al parecer se da cuenta y en lugar de parar empuja con mas fuerza.

-¡Joel basta!- chilló.

-¿Basta?- cuestiona incrédulo -, ¿no querías hace un instante que hiciera esto o qué?.

-A si no Joel, así no - continuo llorando, el ardor es insoportable.

-Karyme más vale que te calles y te aguantes- amenaza y todo mi cuerpo se congela -, no aguantas nada...- sus movimientos son más rápidos, tanto que se escucha el golpeteo de su piel contra la mía.

Puedo sentir como poco a poco va llenándome de su semen y doy gracias a Dios de que está tortura vaya a acabar, al finalizar me avienta aun lado del sillón mientras él se sube su pantalón con gesto malhumorado. Por mi parte yo sigo sollozando del inmenso dolor, es un ardor fuerte y creo sentir que sangra.

- Deja de llorar Karyme, acaso ¿ni para eso sirves?- su tono burlesco aumenta la vergüenza que ya me invadía.

-Joel me lastimaste - le reclamo entre sollozos.

- no aguantas nada, ahora resulta que ni para eso sirves- bufa y se va del departamento sin echarme otra ojeada o decir a donde se dirige.

Me voy a mi habitación y tomó un cambio de ropa para bañarme, cada paso que doy parece una tortura, llegó a la ducha y veo cómo pequeños hilos de sangre sale de mi parte, mi rostro se contrae por el susto ya que nunca me había pasado algo así, no entiendo el que le sucedió a Joel, nunca me había tratado así, tan humillante, las lágrimas se aglomeran en mis ojos.

-¿Dios que hago?- susurro a la nada.

Continuo llorando bajo el agua de la ducha procurando que está llegue hasta mi feminidad buscando un poco de calma ante el intenso dolor.
A lo lejos escucho el timbrado de mi teléfono celular pero decido omitirlo no tengo ganas de hablar con nadie. No sé cuanto tiempo llevo ahí, sólo siento como la piel de mis manos se encuentran muy arrugadas por el largo tiempo que han pasado bajo el agua.

El timbre del departamento suena, es demasiado insistente así que con las pocas fuerzas que me quedan me envuelvo en una toalla, estoy apunto de salir así de la habitación pero recuerdo el ultimo incidente que ocurrió con Iván y decido vestirme, mis movimientos son lentos y cuidadosos.

Salgo y abro la puerta encontrándome con Ivan, su semblante es de preocupación pero al instante en que me observa con detenimiento este cambia a uno totalmente hostil.

-Toma tus cosas y vámonos- demanda.

-¿Qué te sucede Ivan?- cuestiono confundida.

-Ya te dije Karyme, no puedo permitirme que te quedes aquí- su tono de voz es autoritario y hace que me encoja un poco en mi lugar.

-¡Yo no puedo irme Ivan entiende!- elevo un poco la voz buscando sonar con la misma autoridad que él pero fracaso.

-No te estoy preguntando si puedes, ¡Vámonos y ya!- me toma del brazo jalando de este para dirigirme hacia afuera del departamento mientras yo intento poner resistencia, su agarre es firme más no logra causar algún daño.

-Ivan por favor entiende, estoy bien- suplico he intento soltarme en vano.

Él de tiene su andar y se voltea a observarme fijamente, su mirada quema, en sus ojos puedo ver claramente su indignación ante mis palabras.

-¿Estás bien?- alza una de sus gruesas cejas mirándome con incredulidad -, ¡Dios Karyme! No se que demonios te hizo ese infeliz esta ves, pero no me vengas con eso- suelta un bufido lleno de exasperación -,¿acaso no te has visto en un espejo?.

No, no lo he hecho pero sé que debo estar hecha un desastre, no necesito ser un genio para saber en que estado me encuentro, también sé que Ivan tiene mucha razón y debería aceptar irme con él, alejarme de Joel que me hace daño pero no puedo, la sola idea de dejarlo me causa miedo.

-Esta bien, vamos- decido pues ya no quiero sentir este miedo, Ivan parece contento con mi respuesta y da un asentimiento de cabeza para seguir con nuestro camino.

- Y ustedes dos, ¿a dónde creen que van?.

Yo Te CuidaréDonde viven las historias. Descúbrelo ahora