III

27 7 21
                                    

Ivan se abalanza tan rápido hacia Joel que no me da tiempo de detenerlo, tira un golpe en el rostro de Joel tan fuerte que de uno solo, logro sangrarlo del labio, Joel reacciona y le devuelve el golpe pero con menos fuerza hacia el rostro, Ivan se avienta a él consiguiendo tumbarlo al suelo, empiezan a rodar por todo el corredor tirando golpes de aquí y allá, yo no tengo ni idea de que hacer, ¿qué demonios se supone que uno hace en estos momentos?.

—¡Detenganse ya!— gritar es todo lo que se me ocurre.

—¡Maldito imbécil!, ¿¡cómo se te ocurre venir a buscarla!?- reclama Ivan, su voz es tan taciturna que da miedo.

Sigo asustada, nunca había estado en una situación así, nunca había que tenido intervenir en una pelea, la adrenalina corre demasiado rápido por mis venas.

—¡A ti que te importa!— responde Joel junto a otro golpe.

—¡Detenganse!— vuelvo a gritar e intento separarlos, en eso uno de los dos suelta un golpe el cual me da de lleno, el dolor se asienta rápidamente en mi rostro que no se en que parte de la cara golpearon realmente.

Todo es confuso, realmente no tengo idea de quien pudo haber venido el golpe, fue rápido y fuerte, mi cabeza comienza a dar vueltas.

—¡Karyme!— escucho una voz gritar a lo lejos, mis oídos zumban y mi mirada se torna borrosa, después de eso ya no recuerdo nada, sólo siento mi espalda chocar contra el frío suelo.

—Kary... Mi amor, despierta— la voz de Joel me despierta, abro los ojos y lo encuentro sentado aun lado de nuestra cama acariciando mi pelo.

Me encuentro desconcertada, no recuerdo absolutamente nada, busco con la mirada a Ivan pero el no se encuentra aquí, sólo está Joel, y el estómago se me revuelve, era a la ultima persona que quería ver estos momentos, estoy recostada en nuestra habitación, muy apenas entra la luz por la ventana, avisando que seguro no tarda en anochecer.

>>¿Cuánto tiempo dormí?<<.

—¿Qué hago aquí?— mi garganta raspa al hablar por la falta de uso, siento mucha sed.

—Mi amor ¿cómo te sientes?— pregunta preocupado.

—¿Qué hago aquí?— insisto a la defensiva dejando de lado su pregunta ya que esta habitación me trae un mal recuerdo.

—Yo te traje a casa amor, aquí es en donde debes estar— su voz es dulce y con la otra mano que tiene desocupada acaricia mi rostro.

—No Joel yo no quiero estar aquí— agacho la cabeza, no quiero verlo, no quiero estar aquí, estoy muy molesta y dolida con él.

—Karyme lo que paso esa noche fue un error, yo te amo bonita, eres el amor de mi vida— se acerca un poco más a mí y busca que nuestras miradas se encuentren desesperado por que lo vea, lo cual yo intento evitar, si lo veo a los ojos, sé que lo perdonaré sin rechistar.

—Pues que bonita forma de mostrármelo— reprocho.

—Por favor dame otra oportunidad, te necesitó bonita, si quieres que cambiemos de cama lo hago y ya— habla ya resuelto, mi enojo se incrementa, y mi indignación es tanta que no soporto ya ni si tacto.

—Uy que fácil se oye eso ¡eh!- mi voz esta cargada de sarcasmo, y con mi mano deshago su agarré tanto en mi pelo como en mi rostro —¿Por qué?, ¿por qué lo hiciste Joel?— ya no puedo controlar mis lágrimas y estas comienzan a caer, ya no sé si por dolor o coraje.

—No lo sé... pero te prometo que no volverá a suceder, te amo y si no estas conmigo no podré seguir viviendo, por favor bonita regresa— esta hincado frente a mí, de sus ojos esta apunto de salir lágrimas y yo... yo le creí.

—No puedo Joel — mi voz sigue temblando, el nudo en la garganta sólo se intensifica mas, de sido apartarlo de mí y ponerme de pie.

El sigue hincado, me observa a los ojos suplicando mi perdón, por esta razón no quería verlo, si lo miraba en ese estado, en el cual luce tan herido, tan arrepentido, sus ojos oscuros brillando por las lágrimas me hacen sentir que estoy exagerando, que no es para tanto, que no debería tratarlo así, que simplemente lo estoy humillando al permitirle que siga de rodillas.

-Esta bien- susurro no tan convencida, él se acerca aun más, se levanta despacio y une sus labios es un beso suave y dulce, me sujeta de las mejillas para profundizar el beso.

Nunca me había besado de esa forma, siempre había sido tosco y dominante, la sensación es tan placentera, tan tierna, que termino por creerle, ahora sólo me queda confiar en que lo sucedido no volverá a ocurrir.

Yo Te CuidaréDonde viven las historias. Descúbrelo ahora