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Us - James Bay

Sarah salió del cubículo del baño colocarse frente a la barra de los lavamanos y sujetarse de ellos. Respiró hondamente cinco veces como hacía desde siempre para luego buscar su liga de cabello entre los bolsillos de su pantalón.  Pasó sus delgados dedos entre algunas hebras de cabello para desenredarlo y darle un aspecto más arreglado antes de sujetarlo todo en una coleta alta.

Escuchó la voz de una mujer anunciar el próximo camión que saldría de la terminal, el cual era el suyo.

Se apresuró a lavar su rostro y secarlo con toallas de papel antes de salir de los sanitarios. Se abrió paso entre la gente que se había acumulado en una de las salidas, para seguir caminando hasta llegar al asiento junto a su maleta y a Luke.

Dió los últimos pasos con lentitud hasta quedar detrás del joven rubio y poder taparle los ojos.

-¿Está listo, caballero? -susurró cerca de este provocando un risa traviesa de su parte.

-Solo si usted me acompaña, bella dama.

Sarah rodó los ojos aunque no puedo evitar sonreírle encantada por la manera en que se refirió a ella. Luke se levantó para tomar su mano junto con la maleta para dirigirse a al andén correspondiente. 

Ambos jóvenes se sentían extasiados por la próxima aventura que estaban a punto de emprender. Antes de llegar al autobús, Luke cargó a Sarah en forma de caballito y terminaron el tramo entre risas y gritos. Los demás viajeros los miraban curiosos por tanto alboroto.

Luego de entregar sus boletos al conductor y buscar sus asientos. Sarah colocó su maleta en el portaequipaje superior, pues temia dejarla en el compartimento inferior y se la robaran, para luego tomar asiento junto a la ventana con Luke siguiendo sus pasos.

-No puedo creer que estemos aquí -pegó su nariz a la ventana para ver cómo las demás personas subir a los demás autobuses- no puedo esperar a llegar.

-Yo tampoco -lo escuchó susurrar contra su oído provocando un escalofríos por todo su cuerpo.

Apenas se giró sobre su asiento cuando Luke comenzó a llenar de besos su rostro. Las risas salieron sin poder contenerlas, al menos ninguno de los pocos pasajeros que había se molestó en callarlos. Ambos chicos guardaron silencio al sentir como el transporte comenzaba a moverse. Pronto dejarían la ciudad en donde ambos habían crecido para comenzar comenzar una nueva vida. Habia sido suficiente con guardar algunas playeras y ropa interior junto con sus ahorros como para llevar solo un equipaje. 

Observaron el paisaje a través del cristal. Literalmente era como si vieran pasar su vida por delante de ellos, cada uno de esos lugares habían sido importantes para cada uno. Toda su vida habían permanecido en un solo lugar, ahora les tocaba explorar el mundo por su cuenta y lo mejor de todo era que lo harían juntos. 

-¿Recuerdas ese lugar? -señaló el rubio un puesto ambulante de salchichas.

-¿Cómo lo voy a olvidar? -carcajeó.

Luke había trabajado como vendedor de salchichas desde joven. Era un trabajo provisional siempre que trataba de buscar uno nuevo. El dueño del cochecito lo conocía desde que era un niño, por lo que nunca tuvo problema de ofrecerle empleo. Gracias a ese trabajo, que parecía insignificante para mucho, había logrado conseguir lo necesario para comprar los boletos de viaje. 

Además, gracias a ese trabajo se habían conocido.

-¿Te imaginas como será cuando lleguemos? -despego su mirada de la ventana para concentrarse en él- busqué algunos departamentos pequeños por internet. Tal vez no sean la gran cosa pero podremos rentar alguno de ellos. 

twenty | lrhDonde viven las historias. Descúbrelo ahora