Capítulo 2 "Groner"

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Nos quedamos en el refugio hasta que el ataque acabó. Duró casi todo el día y en ese tiempo pude recordar a papá, a mi familia, y a mi hermano que había dado todo por mí para poder llegar al refugio. Ahí me di cuenta de que si una guerra empezaba yo combatiría hasta el final por todos aquellos a los que había perdido, justo cuando pensaba eso mi hermano despertó.

—Arth... ¿Cómo estás? —dijo con voz débil.

—¡Orthi! ¡Qué bueno que despertaste!

—Si... —dijo quejoso mientras se recostaba en una posición más cómoda.

Mientras veía a Orthi, recordaba y pensaba, ¿Qué habría pasado allí arriba? ¿Cómo estarían los familiares de otra gente? ¿A cuántos habíamos perdido? Los funerales serían terribles, ¿Por qué nos habrían atacado? ¿Cómo responderíamos al ataque? Y sobre todo, pensé, ¿Quién era el culpable de que mi familia muriera?, al pensar esto mi voz se quebró un poco, y dije en voz baja:

—Mataré al que inició esta maldita guerra...Es la única forma en la que puede terminar...

Orthi enderezó su torso y se sentó con la cabeza pesada por el cansancio.

—No te culpes por ello, piensa en todo lo que hay por perder aun...Y no te propongas hacer alguna locura Arth...Por favor...

Yo trataba de contener las lágrimas y el enojo, y respondí con furia contenida hacia Orthi.

—¿Qué no quieres venganza?¿Cómo puede ser que no quieras vengar las enseñanzas, el honor y el respeto de nuestra familia? —dije indignado.

—No es eso Arth. Piensa más allá, lo que te podría pasar a ti, a mi...

—¡Y qué más da! —grité interrumpiéndolo—. Ya no tengo cosas por perder, ahora solo tengo un propósito, y lo voy a hacer.

Pasó un silencio incómodo.

—Lo único que quiero es que esta guerra termine —dijo mi hermano.— Ya se llevó a muchos de nosotros, no sé si quedará alguien vivo ahí arriba.

—Deberemos pelear Orthi, es lo que nos queda.

Cuando dije esas palabras un subordinado del General Khar dijo:

—¡Parece que no hay nadie afuera! ¡No hay señales de ataque!

Luego de escucharlo me di cuenta que por un largo rato no había oído más explosiones y además el techo no temblaba.

—¡Salgamos! —dijo Khar.

El soldado abrió la escotilla y pasamos de a uno con las armas apuntando hacia el cielo para ver qué había pasado. Cuando salí vi un infierno...

Todo estaba destruido. Algunas llamas seguían en pie, el cielo era gris, había un horrible olor en el ambiente, se veían cuerpos sin algunas extremidades y lo peor era que algunos seguían vivos. Y entre todo ese caos, destrucción y muerte nos reunimos todas las naciones.

Era la primera vez en mucho tiempo, y al parecer nos habían atacado a todos.

Cuando salimos pude ver bien a las naciones vecinas. Los hydros eran todos de cuerpos musculosos, su piel era más oscura de lo normal, tenían ojos marrones, algunos eran más grandes, otros más flacos, todos tenían armaduras de cuero o de metal y algún casco de piel o de material duro y sus armas eran mazos.

De repente vi en el suelo una sombra gigante. Apenas me di la vuelta vi que se trataba de Khar. Lo observé un instante. Era muy grande y musculoso, tenía una armadura de acero que dejaba al descubierto sus brazos y piernas, y tenía un casco con una punta que salía hacia arriba.

Elements "Relatos de Oíkanguy"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora