Capítulo 3 "Aires revolucionarios"

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El soldado que nos había dicho nuestra nueva forma de vivir, iba a ser el gobernador de mi planeta en ausencia de Groner, y nos debíamos referir a él como el Rey Halfgrone. Los gobernadores anteriores como Filatar, Irithor y Khar, ya no tendrían el poder, así que éramos todos iguales.

Al principio los humanos nos llevaron a prisiones individuales, diseñadas por ellos. Las mismas estaban hechas para no poder hacer uso de nuestra kinesis.

Como era de costumbre, los pyros discreparon frente a esta medida, debido a la falta de un sistema de liderazgo en esta nación.

La nación Pyro era un verdadero desastre, no había líderes, no había consecuencias negativas en base a actos vandálicos, en definitiva no tenían ningún representante que los guiara o que impusiera orden. Esto daba como resultado que probablemente muchos pyros estuvieran seguramente locos, era probable que hubieran asesinado y hecho cosas peores a otras personas, sin embargo, dentro de Pyro había alguien mucho más fuerte que los demás, por lo cual le temían. Este último se hacía llamar Vanflame, que en idioma antiguo significaría algo así como "el fuego burloso".

Vanflame tenía sus ojos encendidos en llamas, no obstante, pensaba mejor que los demás pyros, aunque era igual de rencoroso. Vanflame sabía que tenía que obedecer y atacar cuando los humanos menos se lo esperasen. Yo sabía esto, lo veía en sus ojos, pero Vanflame tenía que saber que aún no era el momento.

Los humanos nos fueron separando entre soldados, saqueadores, defensores y kamikazes. Los más fuertes eran designados a soldados. Los humanos sabían que mi gente también era conocida por hacer intercambios ilegales con Whiz, por lo cual estas personas serían designadas a ser saqueadores y se les asignaba una misión en un planeta enemigo. Allí me pusieron a mí.

Los defensores tenían la labor de proteger el planeta de ataques externos, la mayoría de aeros habían sido designados para esto, debido a su kinesis y predisposición.

A las personas rebeldes se les colocaba una especie de chip en el cuello que les quitaba su kinesis, siendo la mayoría de pyros víctimas de esto. Lo que pasaba con estas personas era que eran designadas a ser kamikazes o escudos de carne en el campo de batalla. Desafortunadamente, los pyros eran los más indicados para ambas tareas por la gran cantidad de energía que emanaban, así los humanos la podrían utilizar para hacer bombas vivientes. Los terrícolas no andaban con rodeos.

Yo sabía que esto era un insulto para la nación Pyro y sabía que Vanflame pensaba igual.

Gracias a mi picardía y pasado como estafador y ladrón, pude forzar la cerradura con la que me tenían encerrado, yo conocía gran variedad de cerraduras, por lo que en un descuido de los humanos fui a hablarle.

—Vanflame...

—¿Cómo sabes mi nombre?

—Escuché que algunos pyros te recriminaban por no hacer nada.

—¿Y qué pretendes que haga? ¿Qué me haga el loco y termine siendo designado a ser una bomba viviente?, no no no no, eso no es lo que Vanflame haría.

—¿Y qué haría Vanflame?

El pyro apretó sus dientes y masculló.

—Vanflame recordaría...aguantaría... y cuando esos terrícolas menos se lo esperen...Vanflame atacaría.

Mis sospechas eran ciertas, Vanflame quería venganza.

—Pero tienes que esperar...

—¿Por qué haría lo que me dices tú? ¿Quién eres? No me fastidies chiquillo.

—Si vas a matar a Halfgrone, Groner no tardará en poner otro en su cargo, él no es más que los ojos de Groner aquí.

Vanflame me miró enfadado.

Elements "Relatos de Oíkanguy"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora