•| Caliente

9K 297 6
                                    

Raúl

— ¿Me dejaras pasar a tu casa?. — Pregunte con una sonrisa.

— No, mi mamá esta dentro y no te puede ver. — Mala suerte la mia.

— Entonces... ¿Cuando podremos terminar lo que empezamos en mi oficina?.

— Pues no lo se, no creo que vuelva a suceder. — Dijo mordiéndose los labios. Esta niña me esta provocando.

— ¿Por que no? Yo se que te gusta, es mas te encanta, no me lo niegues. — Poco a poco me fui acercando a ella, hasta que choco contra la puerta y yo puse mis manos al lado de su cabeza, comencé a repartirle pequeños besos en el cuello. Sentí como todo su cuerpo se tensaba por lo que hacia, lo estaba disfrutando, seguí dándole besos hasta que me acerque a su oreja.

— Vamos bellaquita, esto te gusta tanto como a mi, por que no simplemente te dejas llevar. — Le dije con mi voz ronca por la excitación.

— Y-Yo, no Raúl esto sigue estando mal. — Dijo para después soltar un suspiro. Quite mi cabeza de su cuello, la mire a los ojos y desvié mi mirada a sus labios Entonces la bese. El beso comenzó lento, los dos movimos los labios lentamente hasta que ella empezó a morderme el labio inferior y yo no me quede atrás también le mordí el labio. Quise intensificar el beso, así que metí mi lengua en si boca haciendo que soltara un leve gemido. En poco tiempo el beso se convirtió en una batalla de lenguas.

Puse mis manos en su cintura para tenerla mas cerca de mi, sus pechos se apretaron en mi cuerpo y eso me encanto. Ella puso sus brazos alrededor de mi cuello, atrayendome mas a su dulce y sabrosa boca, creo que jamás me cansaría de su sabor, sentí como sus dedos se enterraban en mi pelo y jugaba con el.

Nos tuvimos que separar por falta de oxigeno, nuestras respiraciones estaban bastante agitadas y con la poca luz que había pude ver sus labios hinchados por mi beso, recargue mi frente contra la suya y cerré los ojos por unos instantes para recobrar mi respiración. Joder si asi me puse por un beso, no me imagino como me pondré cuando tengamos sexo.

— ¿Quieres que te ruegue verdad bellaquita?.— Le pregunte. — Pues bien. — Me separe de ella para poder mirarla a los ojos. — Por favor Beck, por favor deja que te haga mía, permíteme saborear todo tu hermoso cuerpo y por favor deja que me entierre en ti. — Dije sin titubear ni quitar la mirada de sus ojos. — Quiero sentirte debajo de mi, verte gimiendo mi nombre mientras te hago mía, solamente mía. — La vi sonreir, parece que estan funcionando mis suplicas. — Enserio quiero chingar contigo, chingarte muy duro Beck.

Soltó un pequeña risa por mi último comentario y me beso, no fue un beso como el anterior pero igual me gusto. Se separo de mi, me sonrió con esa perfecta dentadura que tenia.

-  Vaya... Espero que sea así tal cual como lo pintas y que enserio me chingues duro. - Dijo sonriendo.

— Claro que te daré duro. — Sonrei.

— Eso espero. — Se rio. — No hagas que me arrepienta.

— Te lo prometo, no te arrepentirás bellaquita. — Le di un gran beso. — Que te parece si el sábado te llevo a cenar y después nos vamos a mi casa. — Le dije moviendo las cejas de una forma graciosa a lo que ella rio.

— Me parece perfecto Doctor, hasta entonces.

Se separo de mi y se metió a su casa. Me dirigí hacia mi auto, conduje como por 30 min.

Me encontraba en mi cama procesando absolutamente todo lo ocurrido en esta noche y se me formo una enorme sonrisa y tome mi celular para mandar un mensaje.

Gynecology Donde viven las historias. Descúbrelo ahora