Capítulo 7: (Parte l) Celos de tus ojos ♪

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Los ojos de color grana seguían atentos a la esbelta figura que en un silencio elegante andaba por junto las mesas del comedor con el ruidoso ambiente, hasta llegar a la mesa de las niñas, donde se encontraban compañeras suyas (y Aoyama).

Tan pronto como las chicas recibieron animadas al bicolor, su estómago se estrechó en un vuelco y secretamente ansió poder escuchar lo que el muchacho le decía a la guapa pelinegra.

Su atención se perdió en cómo la muchacha se levantaba nerviosa y sonriendo como boba para seguirle hasta un espacio apartado junto al bote de basura de la entrada. Deseaba con todo su corazón que el basurero oliera tan mal que arruinara la cercanía que ese par parecía tener, pero a ellos no parecía importarles. Sus uñas se clavaron en la tela del pantalón, fuerte sobre sus muslos y se mordió el interior de su mejilla.

Bakugou estaba muy atento a la manera en que Shoto y Momo conversaban tan casual, a cómo ambos parecían una atracción para el resto de extras en la estancia que no les quitaban la mirada de encima y cuchicheaban al respecto.

¿Los demás sabrían algo que él no? ¿Por qué les impresionaba tanto? ¿Tan bonita pareja hacían y él no lo notaba? (¿O sólo se rehusaba a aceptarlo?). Sintió su propio sudor recorrer las palmas de sus manos y discretamente se limpió en el pantalón, no quería hacerse explotar ante la expectativa de ese pequeño abrazo; era por los celos, pero obviamente él no estaba celoso... No podía estarlo.

- ¿Ya te comerás ese yogurt? -Le preguntó una vez más Kirishima en un tono de negociación, antes de echarle la bronca si contestaba que no. Pero no hubo respuesta, porque ni siquiera pareció escucharlo.

- Si Bakugou no lo quiere ¿Me lo puedo comer yo? ¿Me lo regalas? -Preguntó otro muchacho en su misma mesa. - Anda ¿Puedo? -Suplicó tierno Kaminari recostándose mucho sobre la mesa como un gato, tratando de tomar las manos del distraído rubio que se encontraban tensas sobre su regazo.

- No. Se lo comerá él. -Amenazó firme el pelirojo. - Así aprenderá que no debe pedir comida para desperdiciarla ¿Me estás oyendo, Bakugou? Eso no es de hombres.

- ¡Uh! ¿Te vas a dejar que te mande? No, no, no !Dile algo! -Se burlaba Sero. - Que ocupas niñera, dice.

De toda la situación Sero simplemente se reía y hacía pequeños ruidos o comentarios sizañosos para provocar más riña y avivar la discusión que tenían los otros dos con el rubio. Mientras el argumento se volvía más caótico el comía cucharadas de su yogurt, risueño, compartiéndolo con la misma cuchara a Kaminari a la par que éste le seguía la jugarreta.

- Kirishima no eres su mamá. -Hacía berrinche Denki. Por el amor del dios de los dulces, ¡él sólo quería comer más porción de postre!

- Ni su esposo. -Secundaba Sero. - ¡Deja que el hombre sea libre de decidir que come, joder! -Se hizo el serio y golpeó con un puño la mesa para darle realce a sus palabras.

- Sero tiene razón: Bakugou es un niño grande y puede decidir por sí mismo. -Argumentó el otro de modo serio. - Así que ha decidido que yo decida comerme su yogurt. -Mostró la lengua a Eijiro en una mueca infantil, pero éste no dejó que tomara el platito.

- Tú deja de querer comer tanto bro. Si sigues así, serás gordo y eso solo le funciona a FatGum. -Se burló el pelinegro con su típica sonrisa gatuna.

- Oh vamos ¿De qué lado estás, viejo? -Lloriqueaba el de quirk eléctrico. Rendido fingió llorar sobre la mesa, cubriendo su rostro con sus propias manos.

- ¿Entonces, Bakugou? -Preguntó otra vez Kirishima en el mismo tono, de brazos cruzados. Resuelto a no doblegarse, o perdería credibilidad como la madre del squad.

Katsuki no les prestó atención, hasta que advirtió que el de doble quirk se había marchado y Yaoyozoru se sentaba a parlotear emocionada en su mesa que pronto se llenó de chillidos emocionados, risas y cháchara. De pronto sintió la boca seca y no sabía si su naciente mal humor era coraje, ansiedad, incertidumbre o algo peor.

- ¡Hey, contéstale Kacchan! Si le dices que me regalas tu yogurt se acaba el asunto y todos felices.

- ¡Pero ya te estás comiendo el de Sero! -Recriminó Kirishima.

- Si querías hubieras pedido en la barra antes de sentarte, rata eléctrica. -Le respondió ceñudo Katsuki, metiendo a su boca una cucharada muy llena y tragando con dificultad pero haciendo a Kirishima sonreir grande e incluso aplaudir entusiasmado en pequeñas palmaditas su esfuerzo.

- ¡A ti ni te gusta! ¡Te lo estás comiendo para no darme! ¡Aaaah tengo los peores amigos! -Gritaba desesperado y dolido ante la escena de Bakugou tragando con dificultad pero sin que su orgulloso y enojado porte de gremlin flaqueara. - ¡Los odio, son los peores! -Lloró mientras salía corriendo dramático, con Sero pisándole los talones riéndose de él.

Una vez que hubo terminado, su mejor amigo lo felicitó. - Bien hecho bro. Sabía que no me decepcionarías. -Eijirou palmeó orgulloso su espalda, ofreciéndole una sonrisa de tiburón que cegaba de amor y podía derretir glaseares.

- Cállate, Shima. -Le recriminó seco, con el mote que usaba cuando estaban solo ellos dos.

Mostraba una mueca cruel, horriblemente molesto, contraria a la preciosa sonrisa del alegre muchacho, pero no se veía tan amenazante puesto que estaba atascado de yogurt cual bebé comiendo papillas. Pero en realidad estaba aguantando las ganas de vomitar, necio a que lo conseguiría ¡un puto postre no iba a derrotarlo!

Katsuki se sentía algo angustiado, por lo que no advirtió cuando su mejor amigo suspiraba la frustración de ambos y con una servilleta de papel le limpiaba las manchas de sus mejillas y barbilla.

- Eres un bebé. -Pensó en voz alta sin notarlo.

Él no le contradijo y siguió en silencio, pensando mientras caminaban fuera, hacia el patio donde sabían que encontrarían a sus otros amigos jugando algún partido o a algo.

Kirishima se detuvo un poco para verlo con una mueca preocupada.

- ¿Te sientes muy mal tras haber comido eso? Luces extraño... -Preguntó sintiéndose un poco culpable de obligarlo, mientras tiraba la servilleta sucia en el cesto para reciclaje más cercano.

Bakugou no respondió. Su mente estaba siendo pesimista sobre muchas posibilidades en poco tiempo, haciendo que con ello su mal humor sólo acrecentara. Tampoco quería herir los sentimientos de su amigo, quien sabía lo apoyaría quedándose con él aunque fuese un grosero impulsivo y con problemas de autoestima.

- Puedes ir con los otros, si quieres. -Dijo con la mirada perdida al frente y un tono que no reflejaba emociones. - Necesito hablar de algo con Mina antes de que termine el receso.

Al otro le sorprendió, pero no cuestionó nada. Algo importante debería estar sucediéndole para ir a consultarlo con la efervescente muchacha.

- ¿Qué quieres que les diga a los muchachos? Cuando pregunten. -Sonó cómplice mientras tomaba discreto su mano, dándole un pequeño pero firme apretón que pretendía transmitirle seguridad y apoyo.

- Sólo... Diles lo que sea. -Bajó la mirada a la unión de sus manos. Ambas estaban ásperas por los entrenamientos, pero el toque se sentía cálido, seguro y dulce. - No es nada grave, no te preocupes por mí.

El pelirrojo se sonrojó cuando la altiva mirada del contrario se topó con sus propios ojos. Lo había descubierto totalmente. ¿Quién tranquilizaba a quién? Se sintió avergonzado.

¡E incluso le reconfortó con palabras! Aun cuando el rubio en sí parecía perdido en una inseguridad de la que él no estaba al tanto. Como mejor amigo, sentía que no estaba haciendo bien su trabajo.

- Estaré bien. Te lo prometo, Shima. -Dijo con obviedad y cansancio fingido, pero sus ojos extrañamente calmados le pedían que confiara.

- Sabes que puedes contar conmigo para lo que sea. -Le miró cauto.

Pero sólo obtuvo en respuesta un silencio dubitativo, poco común de su persona.

- Bueno, iré con Sero y Denki antes de que vengan a buscarnos, les diré que Mina sigue con las chicas. -Le sonrió chiquito y se fue de ahí sin preguntar más nada.

Just Rude Notes [BakuTodo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora