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El fin de semana pasó más normal que de costumbre. Compré helado, miré mucho netflix e hice video llamada con mi mamá por rato, solo para chismear. También adelanté algunos trabajos para no estar tan atareada en la semana, aunque para ser sinceros no estoy tan llena de proyectos como yo pensé que lo estaría. Emma se fue muy temprano y volvió de noche, ella vive muy cerca de aquí, creo que a una hora nada más, así que fue a visitar a su familia.

Esta mañana decidí despertarme temprano y poder desayunar algo antes de la clase, camino a economía pasé por un café y alguna dona de chocolate, mi favorita. La tarea que había dejado el profesor era más de investigación que de matemáticas y eso hizo que fuera mucho más fácil hacerlo. Al entrar a la clase encontré a Alex apoyado en una pared con su celular.

— Hola, Alex. — Le ofrecí una sonrisa. Guardó su celular y dirigió su mirada hacia mí.

— Hola. — Esbozó una sonrisa. — Estaba, uhm, esperándote.

— Pues entremos. — Lo tomé del brazo para entrar al aula, me contentaba que él tomara esta amistad tan bien como yo. Ya pronto seríamos los mejores amigos.

El salón de clases estaba bastante lleno, pero nuestros asientos de la semana anterior seguían vacíos así que fuimos hasta ellos para tomar asiento, faltaban solo unos minutos para que la clase comenzará, pero Alex ya había puesto su grandísima cara de culo al ver al profesor entrar a la sala.

— Me esperaste. — Hablé casi sonrojada, quería cambiar su mal humor. — Voy a pensar que te caigo bien.

Di una carcajada, él me miró confundido, pero luego de unos segundos se reía conmigo.

— ¿Tanto te sorprende?, no me caes tan mal como parece. — Dijo encogiéndose los hombros.

— Bueno tienes una cara de culo que habla mucho por ti.

— No voy a negarlo. — bufó y sonrió de lado. Estaba siendo tan amable y divertido, tal vez así no va a poner su cara de culo por un rato.

— Te ves lindo sin poner cara de culo, tenlo en cuenta siempre que tengamos economía. — Se sonrojó un poco, pero asintió, como prometiendo que así sería, y eso me pone feliz.

La clase fue aburrida como de costumbre, pero, como siempre, yo hacía chistes cada tanto para que ambos riamos un poco. Al cabo de unos minutos la clase terminó.

— Debo irme a otra clase, pero, ¿me esperarás el jueves también? — Hice cara de perrito triste, él sonrió como su hubiera hecho alguna payasada y asintió. Le di un simple saludo con la mano y me dirigí a mis demás clases.

El día pasó rápido en lo que quedaba de la mañana, demasiado rápido, tanto que me encontraba corriendo por los pasillos para no llegar tarde a la clase de política, pero a quien engaño, ya estoy llegando tarde. Al llegar al salón de clases, abrí con cuidado la puerta para no desviar la atención hacia mí. Evalué los lugares vacíos, no eran muchos, fui al que más cerca me quedaba. Al lado de Darren Bass, sí, me gusta decir su apellido.

Me senté con la vista en el gran pizarrón, mientras el profesor no estaba mirando en mi dirección, pero obviamente Darren sí me notó a mí.

— ¡Por fin llegas!, ya pensé que te habíamos aburrido en esta clase. ¿Cómo estás? — Habló casi en un susurro, para no estorbar la clase.

— Perdón, es que suelo llegar tarde a todos lados, pero estoy bien, ¿y tú?

— Mejor ahora que llegaste. — Me regaló una sonrisa muy amplia, y una mirada coqueta. Okey, me está coqueteando, alerta estúpida.

Le devolví la sonrisa y me di vuelta para prestar atención al profesor que dictaba la clase. Hoy debíamos ver teoría y algunas leyes así que no sería tan divertido, pero cada tanto Darren hacía comentarios ingeniosos que ponía a todos a reír. Luego tuvimos una charla sobre partidos políticos, y está entre comillas porque las charlas de política siempre terminan en alguna discusión, y esa es la parte que no tolero de esto, pero lo acepto.

Quiéreme asíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora