XXIII. Un solo antagonista y ¿un solo villano?

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La bestia nombrada como Alpha llegó en un instante, al laboratorio

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La bestia nombrada como Alpha llegó en un instante, al laboratorio. Iba destruyendo las paredes y atravesando la seguridad de los muros de millones de dólares como si fuesen simples trozos de papel. Ninguna de sus anteriores refuerzos funcionó. Lo sabía desde el principio.

Solo demoró unos segundos sentir la presencia de Omega y otros tantos llegar hasta él.

Ambos desaparecieron juntos, igual a lo que Amaro dijo que lo harían, justo como Newt lo tenía planeado desde el principio. El ayudante no estaba ni siquiera decepcionado, es más, lo habría estado si es que terminaba por equivocarse.

Alpha cruzó sus límites antes de llegar, presentándose ante ellos con su monstruosa apariencia. Los colmillos y las garras parecían de titanio, el cabello negro crispado y en punta, elevaba su ya de por sí crecida figura, y traía sus enormes ojos azules amenazantes, con las pupilas contraídas. Una bestia salvaje fuera de sí.

Ni siquiera prestó la mínima atención a los hombres armados, estos nunca conseguirían derribarlo, dañarlo o por lo menos, no como antes le habían ocasionado. Ese era el poder de Omega, darle una razón, una motivación tangible para la cual utilizar su potencial escondido. Alpha no volvería a tener heridas que sangrasen, por lo menos no con esa transformación.

Con suma delicadeza tomó a Omega, sobre la plancha de metal, con su hocico y se lo llevó, sin darle una mirada a su creador.

Seres mal agradecidos, no servirán si tienen ideales propios, sabía que esto pasaría. Newt es un inútil.

–El tiempo corre... –el soldado de pie, junto al científico que tras sus lentes de botella traía una expresión amargada; mantenía la postura profesional mientras le presionaba para que diera su orden. En ningún momento hicieron contacto visual, en posición de firmes.

–Lo sé –los ojos de Amaro estaban ocultos por el reflejo de sus pesadas gafas. Su respuesta corta se alargó, siempre hablando en un murmullo leve–. Déjalo disfrutar de su falso momento de gloria. Espera la señal.

–Fue mejor de lo que imaginé –Newt observaba su trabajo, con admiración y orgulloso de sí mismo, tomó la grabadora sobre la mesa y sin pausarla, se giró en dirección a Amaro. Por primera vez en mucho tiempo, vestía una gran sonrisa sincera. Por un instante, lució como un joven de su edad–. Es período de limpieza, ¿no crees?

–Sí, es momento de "apuntar correctamente" –el eterno asistente se movió con pasos lentos, con las manos ocultas en los bolsillos de la bata, hasta que quedó de pie frente a la puerta. Tenía a ambos lados a los soldados armados, no parecía dispuesto a ayudar a limpiar–. Disparen... –su voz fue lo más trémula posible.

–¿Qué?

Tras varios estallidos, los guardias que tenían real devoción por el científico que trajo a Omega y Alpha, cayeron al suelo. Unos estaban muertos y otros, lo estarían pronto.

Encontrando a Omega |•COMPLETA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora